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La noticia de que el cantautor sufrió un infarto causó consternación

Santiago Feliú faltó a su palabra de vivir 50 años más: murió ayer
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Para Santiago Feliú, el joven rebelde, el arte de componer era un misterio que se trataba de encontrar una canción que estuviera en cualquier sitio o cosaFoto tomada del Facebook del cantautor
 
Periódico La Jornada
Jueves 13 de febrero de 2014, p. 9

La Habana, 12 de febrero.

Soy el mismo, aunque ahora con 50 sólo me queda encontrar morirme con ganas, pero dentro de 50 años, dijo hace menos de 12 meses el cantautor cubano Santiago Feliú en una entrevista.

Su amigo Silvio Rodríguez le recordó desde su blog Segunda Cita que no pudo cumplir su palabra. Santiago Feliú falleció en La Habana de un infarto esta madrugada, a los 51 años.

Autor de temas como Para Bárbara y Sin Julieta, grabó 11 discos, el último titulado Ay la vida, editado en 2010.

Era hermano de Vicente Feliú, uno de los fundadores de la nueva trova. Gracias a él, desde niño, pudo conocer a Silvio Rodríguez, Noel Nicola y Pablo Milanés, precursores de ese movimiento, aunque supo recorrer su propio camino.

Santiago Feliú fue parte de la novísima trova junto a cantantes como Gerardo Alfonso, Frank Delgado o Carlos Varela, entre otros, que en los años 80 integraron la segunda generación del movimiento de la nueva trova.

Por su condición de zurdo tuvo que adaptar la guitarra y consiguió melodías diferentes a las usadas en la trova, con más detalle. Sus acordes dejaron de ser un mero acompañamiento de las letras. Su referencia fue el guitarrista español Tomatito, y sus colegas lo bautizaron como El eléctrico.

Amor, melancolía y compromiso social

Sus letras están inundadas de amor y melancolía, sin dejar de lado el compromiso social que caracterizó a la nueva trova. Feliú simpatizó con el movimiento zapatista y junto al subcomandante Marcos escribió la letra Declaración de principios.

En 1989 se marchó de Cuba. Su primer destino fue Colombia y luego de dos meses viajó a Argentina. Estuve un tiempito haciendo recitales y viviendo, gasté plata, la volví a ganar y la volví a gastar, decía el cantautor.

Quiso volver a Cuba, pero no tenía dinero. Entonces, llamó a su amigo Silvio Rodríguez, que tenía un concierto en Chile. Si vienes, te vas para Cuba en el vuelo conmigo le respondió el autor de Ojalá, y ambos regresaron juntos a la isla. Era 1994 y el país estaba en plena crisis económica del llamado periodo especial.

Su tartamudez no le impidió tener gran capacidad de transmitir sobre los escenarios. Su obra estuvo marcada por una actitud irreverente desde que se presentó por primera vez en 1979 en Casa de las Américas.

Grabó con el argentino Fito Páez y el español Joaquín Sabina, a los que consideró amigos cercanos. Ambos lo acompañaron en sus conciertos. También colaboró con el español Luis Eduardo Aute y el argentino León Gieco.

Otros músicos reconocidos de la isla como Silvio Rodríguez y Carlos Varela compartieron desde las redes sociales la consternación de cientos de cubanos que esta mañana hicieron correr la noticia por las calles, todavía como una duda, pues Feliú era demasiado joven y demasiado loco para algunos.

Dentro y fuera de Cuba, el trovador defendió sus utopías y dio pistas para que quienes lo quisieran lo supieran encontrar siempre: búscame donde la ilusión tuvo hijos, sobrevolando un sueño que acuna el tiempo, apuntó en uno de sus temas.