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Hay que preparar a las nuevas generaciones o se nos muere

Debemos sistematizar la enseñanza del son, afirma Rafael Figueroa Hernández

Es importante valorar el trabajo que los adultos mayores, campesinos, jaraneros y académicos hacen para transmitirlo, asegura el investigador

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El son es de gran valor como elemento de identidad y emblema de Veracruz, dijo el especialista
Periódico La Jornada
Domingo 2 de febrero de 2014, p. 9

Tlacotalpan, Ver., 01 de febrero.

La sociedad veracruzana está en deuda con el son, si tomamos en cuenta que deberíamos preocuparnos más por sistematizar la enseñanza de este género en las generaciones de jóvenes, señaló el investigador y académico Rafael Figueroa Hernández.

El son jarocho tiene distintos matices y una red importante de venas que lo nutren y también una red amplísima de vasos comunicantes con otros géneros y estilos, que hacen de esta música un fenómeno artístico cultural e histórico de gran valor como elemento de identidad y emblema del estado de Veracruz.

Por ello, dijo, es importante valorar el trabajo que los adultos mayores, campesinos, jaraneros y académicos realizan, incluso, desde sus hogares cuando transmiten a los jóvenes los secretos y conocimientos para aprender el son.

“Hay figuras como don Cirilo Promotor, don Fallo Figueroa, en Tlacotalpan, o don Isidro Nieves, en San Juan Evangelista, que a diario, aisladamente y casi de manera informal, han enseñado el son a gente joven y ese es un trabajo que debemos valorar.

Debemos preparar a las siguientes generaciones, porque si no, esto se nos muere. Y ellos han enseñado incluso sin una técnica precisa, lo han hecho a través del ensayo y a veces hasta por ósmosis.

Aseguró que en Veracruz hay un buen número de viejos que enseñan son a nuevas generaciones. El tocar con ellos es algo que han asumido como parte de su vida y de su trayectoria. Y afortunadamente, el movimiento jaranero tiene dos aspectos muy claros: el respeto a los viejos soneros y su preocupación por enseñar, aún con todas las vicisitudes y carencias que con frecuencia enfrentan.

Favorablemente, agregó, el movimiento jaranero ha trabajado de la mano con los viejos soneros y aunque muchos de esos hombres entrados en años ya no están entre nosotros, hay siempre una segunda fila que empuja y mantiene al son vivo, y ese ciclo o modo de transmisión generacional.

En este aspecto, la tecnología ha sido de gran ayuda para el conocimiento y aprendizaje del son, porque un chico de algún lugar graba una melodía, la sube al Internet y en otro lugar de la geografía del mundo alguien lo ve, y puede conocer de esta música e incluso interesarse en venir.

Basta recordar el ejemplo de Ioana Cornea, una joven rumana que llegó a Tlacotalpan luego de descubrir el son jarocho y aprenderlo a zapatear con su padre viendo videos de grupos locales.

De acuerdo con Rafael Figueroa, el son es un género noble que ha sabido convivir con nuevas influencias y modas con el mundo moderno. Gracias a este instrumento, a la apertura y a la facilidad para acceder a información internacional, el son gana, lo moderno no es ajeno a esta música y lo utiliza para su propio bien y para mantenerse.