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Anuncia el presidente que la NSA ya no vigilará a los mandatarios de países aliados

Defiende Obama su política de espionaje; los cambios, ambiguos

El gobierno renunciará al almacenaje de metadatos, pero no aclara qué entidad lo controlará

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Integrantes de la organización Código Rosa protestaron ayer contra el espionaje de Washington, momentos antes de que el mandatario estadunidense llegara a las oficinas del Departamento de JusticiaFoto Reuters
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 18 de enero de 2014, p. 17

Nueva York, 17 de enero.

El presidente Barack Obama anunció hoy las primeras modificaciones al vasto aparato clandestino de vigilancia electrónica y espionaje cibernético de escala mundial más de seis meses después de que comenzaron a publicarse los documentos secretos filtrados por el contratista Edward Snowden a los medios de información, detonando un debate global sin precedente sobre el derecho de Washington a espiar desde líderes aliados y sus pueblos hasta ciudadanos.

Tenemos que tomar algunas decisiones importantes sobre cómo protegernos y sostener nuestro liderazgo en el mundo mientras mantenemos las libertades civiles y protecciones de privacidad que nuestros ideales y constitución requieren, declaró Obama al anunciar cambios, muchos ambiguos, a las operaciones de vigilancia clandestina, sobre todo las realizadas por la súper secreta Agencia de Seguridad Nacional (NSA), que afectan a los estadunidenses.

En el ámbito internacional, donde el gobierno de Obama ha enfrentado la denuncia y condena de la comunidad internacional y de los gobernantes de Alemania, Brasil y México, entre otros, por el espionaje electrónico, el mandatario anunció que frenará el monitoreo de presidentes aliados.

El cambio más importante anunciado hoy fue la modificación de la manera en que la NSA recauda y usa los registros de comunicación por teléfono de estadunidenses, en la cual se iniciará una transición: el gobierno cederá el control del almacenaje de los llamados metadatos.

Sin embargo, vale subrayar que la manera en que formuló este cambio deja gran espacio al gobierno. Obama dijo que está “ordenando una transición que dará fin al programa de metadatos… como actualmente existe, y establecer un mecanismo que conserva las capacidades que necesitamos sin que el gobierno almacene los metadatos”.

O sea, el programa continuará, pero será manejado de otra manera y con algunas limitaciones, aunque aún no se ha determinado cómo ni cuál entidad almacenará la gigantesca base de información.

Por el momento, la transición de ese programa incluye dos pasos. De ahora en adelante sólo se vigilarán llamadas relacionadas con las redes de comunicación de dos teléfonos bajo sospecha de tener vínculos terroristas (en lugar de los actualmente tres) y, segundo, durante ese periodo de transición la base de metadatos sólo podrá ser consultada con una orden del Tribunal de Vigilancia de Inteligencia Extranjera (el tribunal secreto que hasta ahora emitía órdenes generales para esa actividad y no en cada operación).

Por otro lado, Obama solicitó al Congreso establecer un panel independiente, que representaría los intereses de privacidad del público ante el tribunal secreto, pero sólo en algo que llamó casos significativos o novedosos, sin definir cuáles serían.

El ámbito internacional

Declaró que ha suspendido la intervención electrónica de comunicaciones de mandatarios y gobiernos aliados. No vamos a monitorear las comunicaciones de jefes de Estado y de gobierno de nuestros aliados cercanos. Agregó que los mandatarios amigos merecen saber que si yo quiero enterarme de qué piensan sobre algún tema tomare el teléfono y los llamaré, en lugar de depender de la vigilancia.

En el mismo discurso se burló de reacciones de otros gobiernos que aparentan sorpresa sobre las revelaciones, ya que ellos están haciendo lo mismo con Estados Unidos. Aseveró que algunos gobernantes que criticaron fuertemente a la NSA, en privado reconocen que Estados Unidos tiene responsabilidades especiales como el único superpoder del mundo y ellos dependen de la información que Washington ha obtenido para proteger a sus pueblos.

Anunció que se habrá más protecciones a los derechos de privacidad de extranjeros en otras partes del mundo, pero no precisó cómo.

Obama defendió en todo momento a la NSA. Advirtió: No podemos desarmar de manera unilateral a nuestras agencias de inteligencia. Insistió en que no ha visto ninguna indicación de abuso con los programas de recaudación de datos de teléfonos, y que esos planes permanecen como herramienta crítica para las agencias de inteligencia en la lucha contra el terrorismo. Asimismo, dijo que reconocía el potencial de abuso con esas capacidades y, por tanto, que las reformas anunciadas hoy giraban en torno de eso.

Sin embargo, el ex profesor de leyes no mencionó que el mismo tribunal secreto, encargado de autorizar las operaciones de vigilancia, ha criticado abusos sistemáticos de las autoridades de inteligencia durante los últimos años. Mucho menos lo expresado por legisladores y organizaciones de defensa de las libertades civiles sobre las violaciones constitucionales que implica la vigilancia masiva de ciudadanos.

Obama optó sólo por algunas recomendaciones hechas por un grupo de expertos en inteligencia que él nombró para responder al gran debate nacional e internacional detonado por las revelaciones sobre las operaciones de la NSA. Por tanto, los anuncios de hoy prometen no poner fin a esa controversia, sobre lo que algunos sugieren es el aparato de gobierno secreto más grande de la historia. Vale recordar que continuarán difundiéndose más documentos filtrados por Snowden.

Snowden y Obama

El objetivo de Snowden, según él, fue dar a conocer las dimensiones de los programas secretos de vigilancia de la NSA para detonar un debate público. Hoy, Obama reconoció que algunos de esos planes nunca han sido sujetos a un debate público vigoroso. Pero el presidente no perdonó al mensajero.

No voy a enfocarme en las acciones o motivaciones de Snowden, declaró. Agregó que es un caso judicial abierto (Snowden enfrenta tres cargos criminales federales, incluso por violaciones a la Ley de Espionaje, y actualmente goza de asilo temporal en Rusia). Apuntó: La defensa de nuestra nación depende en parte de la fidelidad de aquellos a quienes son confiados los secretos de nuestra nación. Si cualquier individuo que se opone a la política gubernamental puede tomar en sus manos la divulgación pública de información clasificada, entonces no podremos mantener segura a nuestra gente o conducir la política exterior.

Enlaces:

Los cables sobre México en WikiLeaks

Sitio especial de La Jornada sobre WikiLeaks