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Destacó por su humanismo desgarrador, señaló Antonio Colinas

Expresiones de pesar y despedida con lectura masiva de su obra en España
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 16 de enero de 2014, p. 4

Madrid, 15 de enero.

Más allá de las condolencias oficiales, de los comunicados fríos de las instituciones públicas, la muerte del poeta argentino Juan Gelman provocó en España un alud de expresiones espontáneas de pesar y duelo, además del mejor homenaje que un escritor puede recibir: la lectura masiva de su obra, que circuló con vigor por las redes sociales durante todo el día. También el mundo de la cultura y de la política españolas lamentaron la muerte del último poeta originario del cono sur que fue galardonado con el Premio Cervantes, en 2007.

Poeta del exilio, de la tristeza, del amor, del desamor, de la melancolía, de la luz de la palabra, de la poesía que se cobija en un árbol sin hojas, de la noche que espera silenciosa, del hedor de la dictadura, de la muerte sin razón... Juan Gelman fue todos esos poetas, al menos para sus miles de lectores en España, quienes, en un hecho poco habitual, inundaron los medios de comunicación, las redes sociales como Twitter o Facebook, y las ondas de la radio con la lectura espontánea de sus versos. Con la lectura de sus poemas, que lo mostraban como un escritor con todas esas gamas de un poeta doliente y de mirada triste.

El zarpazo por su muerte fue tal que durante todo el día el nombre de Juan Gelman se mantuvo como el hecho más comentado en la red social con más tráfico, Twitter, desde donde se reproducían de forma masiva sus poemas y los fragmentos de los videos en los que se le veía hablando de su vida, de su obra o de algunas de las miserias que le tocó vivir como hombre y poeta, entre ellas una de las que marcaron con más profundidad su obra y su vida: la muerte de su hijo y de su nuera a manos de los militares argentinos, quienes además le arrebataron a su nieta –que encontró décadas después de una larga búsqueda.

Entre los poetas españoles que más consternación mostraron destacaba Antonio Colinas, quien afirmó que la experiencia de la pérdida y el exilio marcaron su vida y su poesía, que destacaba por su humanismo desgarrador y el diálogo con lo sagrado. Un humanismo desgarrador que, según Colinas, se erigía desde la piedad y la ternura por encima de las tragedias que se presentan en la vida. Recordó que fue uno de los máximos estudiosos de poetas como Teresa de Ávila y San Juan de la Cruz. Su poesía era clara, fuerte y sincera, algo bastante inusual en estos tiempos en que predomina la escritura insustancial, plana, intelectual, sin ese desgarro humano, lamentó.

El también poeta Eduardo Jordá afirmó que Juan Gelman “fue muchos poetas en un solo poeta, tal vez porque vivió una vida que podría equivaler a 10 o 15 vidas normales. Fue comunista heterodoxo, comandante montonero y tuvo que vivir exiliado en Europa, y entremedias estuvo condenado a muerte por sus propios compañeros de militancia y perdió a su hijo y a su nuera embarazada, desaparecidos durante la dictadura militar argentina. Judío no practicante, hijo de emigrantes ucranianos, metafísico y a la vez realista hasta la médula, en cada nuevo libro que escribía se proponía adentrarse en un nuevo territorio poético, lo que hace que a veces sea muy difícil entender que los versos que leemos hayan sido escritos por la misma persona”.

Jordá añadió que el poeta argentino podía ser “a la vez prosaico y hermético, carnal y místico, popular y vanguardista, fácil de entender o endiabladamente complejo. En cierto sentido se podría decir de él lo mismo que dijo Juan Ramón Jiménez de Pablo Neruda: que era el gran poeta de la desorganización.

Desde las instituciones públicas, los reyes y los príncipes de España enviaron sendos telegramas de condolencias a la familia del poeta, mientras el ministro de Educación y Cultura, José Ignacio Wert, lamentó la muerte de uno de los escritores más relevantes y comprometidos de la literatura iberoamericana, cuyas duras experiencias personales y su compromiso social y político hicieron de él un poeta único y singular, merecedor de los más importantes premios literarios.