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El show corrupto y la máquina especulativa, en la galería de la Fundación Jumex

Ofrecen revisión seria y completa del trabajo del colectivo danés Superflex

La ley, su obsesión; en varias ocasiones ha sido demandado por derechos de autor

Foto
Instalación multimedia Copy Light/Factory (2005), de SuperflexFoto cortesía de los artistas y 1301PE, Los Ángeles, Jousse Entreprise, París
 
Periódico La Jornada
Miércoles 15 de enero de 2014, p. 7

El colectivo danés Superflex profesa un gran interés por los contratos y está obsesionado con la ley, expresa Daniel McClean, abogado y cocurador de The corrupt show and the speculative machine (El show corrupto y la máquina especulativa), exposición montada en la galería de la Fundación Jumex en Ecatepec.

Eso probablemente se deba a que en cierto momento de los 20 años de existencia de Superflex, sus tres integrantes se dieron cuenta de que una tercera parte de sus ingresos se destinaba a pagar abogados, ya que desde un principio fueron demandados por cuestiones relacionados con derecho de autor.

Por ejemplo, cuando radicaron en Tailandia en 2003 desarrollaron una obra que consistió en comprar productos piratas, en ese caso camisas Lacoste, en los que imprimieron el sello supercopy con la idea de convertir la copia en otra cosa, tal vez un nuevo original o una marca registrada.

Hicieron, entonces, una impresión de una fotografía de aquella obra en una camiseta, y sentados en una oficina en Copenhague de repente llegó la policía, un abogado, un juez, y dijeron, ahora esta es una sala de la corte, contaron Bjorstjerne Christiansen (1969), Jakob Fenger (1968) y Rasmus Nielsen (1969).

Resulta que los abogados de Lacoste habían persuadido al sistema legal que Superflex tenía una fábrica de copiado en nuestra oficina. Negociábamos, teníamos a nuestro abogado en el teléfono, se volvió una situación muy absurda. A lo largo del proceso la cara del juez se puso cada vez más roja porque resultó que no había ninguna gran producción, dijeron.

Con el paso del tiempo, cada vez que enfrentábamos una situación así, en vez de tener miedo, fugarnos y no hacer el trabajo, nos concentrábamos en ella, en las batallas y la realzábamos. Cuando uno entiende cómo funciona el sistema legal se da cuenta de que mayormente es un juego de poder. La ley es un lenguaje, algo que constituye la manera en que interactuamos en la sociedad; sin embargo, su formato siempre se puede desafiar y modificar, aunque sólo mediante modelos que crean compensaciones. Es decir, no sólo cuestionar, sino también proponer, concepto que está en el núcleo de lo que pensamos.

La muestra de Ecatepec, cuyo otro curador es Patrick Charpenel, es la primera revisión seria y completa del trabajo de Superflex en el continente americano. Se divide en dos partes: la primera, El show corrupto, comprende 58 obras, entre las que se incluyen piezas de nueva manufactura, así como proyectos anteriores. También abarca proyectos activados fuera de la galería, como el de Superbiogas en Valle de Bravo y Supercopy factory, en Tepito.

La segunda parte, La máquina especulativa, está concebida como una serie de pláticas con expertos de distintos temas, como la política, la educación y la cultura. De allí que los cuatro nodos estructurales de la muestra son: la propiedad intelectual, los filmes, los contratos legales y trabajos que involucran a las personas en contextos públicos.

Entre los proyectos presentados está Free Sol Lewitt/Instrucciones (2010), que hace la obra del artista estadunidense accesible a todo el mundo; el filme McDonald’s inhundado (2009), en el que literalmente llenaron de agua a uno de sus expendios de comida rápida, y Bancos en bancarrota/Pared memorial (2013), dedicado a las instituciones financieras que colapsaron como resultado de la crisis económica de 2008.

Para McClean, uno de los primeros abogados en defender a Julian Assange, algo que le gusta de la obra de Superflex es que permite al espectador reflexionar sobre las realidades sociales de manera diferente, lo que abre el espectro de posibilidades. Pero, sin ser didáctico, ni imponer un modelo. No dice que el capitalismo es malo, o que el socialismo es bueno. No hay ningún mensaje político directo, sino hay una multitud de asuntos a veces contradictorios, preguntas y especulación.

El show corrupto y la máquina especulativa tendrá permanencia hasta el 2 de febrero en la galería de la Fundación Jumex, Vía Morelos 272, colonia Santa María Tulpetlac, Ecatecpec, Estado de México. Teléfono 5775-8188.