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Nosotros ya no somos los mismos

Primera revisión a 2013

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rimera columneta del 14. He pensado dedicar enero a revivir algunas singulares noticias, buenas y malas, de los 12 meses pasados. Es imprescindible documentar las primeras para mantener viva la convicción de que, aun en las condiciones más adversas, el ser humano puede, si tiene conciencia clara sobre las condiciones objetivas que son razón de la realidad en la que está inmerso, transformarla. También, por supuesto, se requiere de información, preparación, experiencia, voluntad y organización. Expresado en el lenguaje de la calle, diríamos: ¡Sí se puede! En pasadas columnetas he ofrecido una apretada relación de buenas noticias y de sus protagonistas. Lo seguiré haciendo porque lo considero útil, benéfico y de justicia. Pero, igualmente, insistiré en recordar infamias y responsables: de alguna manera contribuye, aunque sea ínfimamente, a crear en los malandrines incómodas ñáñaras (entendidas éstas, más como comezón de tipo hemorroidal, que como remordimiento de conciencia), por el remoto riesgo de que la impunidad de hoy no sea garantía de la inmunidad de mañana. Expresado en el lenguaje de la calle, diríamos: ¡No se olvida!

Pero antes de eso, no dejemos con el Jesús en la boca a Sepan cuantos (diría don Alfonso Reyes), que tienen interés en saber en qué terminó el affaire de la señora Gladis López Blanco de Vega Casillas, ex subprocuradora, y el ex secretario calderoniano de la Función Pública, don Salvador Vega Casillas, su esposo y actual senador plurinominal por, obviamente, Acción Nacional. Las acusaciones de los integrantes de la Organización de Expendedores de Petróleos (Onexpo) que involucraban a doña Gladis y su grupo de colaboradores fueron tan contundentes que el pleno de la Cámara de Diputados, el 6 de diciembre de 2011, solicitó a Felipe de Jesús la separación temporal del esposo/secretario, a fin de transparentar las investigaciones respectivas. Felipe de Jesús, tolerante y obsesivo, como fue siempre con las opiniones no coincidentes con las propias, dio respuesta a los legisladores dos días después. Por conducto de la Procuraduría General de la República, declaró que el Ministerio Público Federal había determinado no ejercer la acción penal contra Gladis López Blanco. No consideró necesario aclarar, sin embargo, que se trataba de la ex coordinadora de la campaña electoral de Felipe de Jesús en Michoacán. Los diputados, por su parte, dejaron bien claras en tribuna sus posiciones. Jaime Fernando Cárdenas: “Es un caso muy grave de corrupción que involucra presumiblemente a la esposa del secretario (…) por la importancia de este acto de extorsión a miles de empresas gasolineras del país; es necesario que el secretario se separe del cargo, porque hay procedimientos de responsabilidad administrativa y de responsabilidad penal en donde él tendría que intervenir.” El diputado César Augusto Santiago enumeró algunos de los asuntos que le habían planteado a Vega Casillas, de los cuales no se había dignado contestar uno solo: Fideicomiso del Bicentenario, Estela de Luz, reservas del Seguro Social invertidas en el rescate de empresas quebradas y así ad nauseam. “Es urgente –concluyó– formularle al señor secretario Vega Casillas un juicio político”. ¡Cuánta ingenuidad de los señores diputados! Hasta el buen Sancho se hubiera dado cuenta de que ¡Con la Iglesia hemos topado! El lema de Felipe de Jesús: Religión y fueros, era irreductible. Doña Gladis, cumplida su encomienda y alcanzada la cuota suficiente, simplemente pasó a retirarse: renunció sin rendir cuentas ni empañar su cristiana aureola. El contador Vega Casillas, especializado en el ITAM, en mercadotecnia política (¡fíjense bien en qué disciplina académica tan seria, profunda y ética! Por favor, búsquense los significados de política y de mercado. Se complementan, ¿no es cierto?) no ingresó al sistema de testigos protegidos, sino al cerrado círculo del blindaje total de: los que saben demasiado. Mostró facturas de las contribuciones efectuadas a las campañas panistas y salió candidato a senador. Como tal, recibió este año su jugoso aguinaldo.

Pero no se escandalicen, indignen ni rasguen vestimentas antes de tiempo: los múltiples delitos de extorsión calificada, asociación delictuosa y muchos más no quedaron impunes. La mochería es experta en aplicar el bíblico truco de crear cabezas de turco, scapegoats, perros de paja o chivos expiatorios. Es decir, personas a las que se hace responsables de los pecados cometidos por los demás. Recuérdese el ritual judío: durante las fiestas de las Expiaciones, el rabino elegía dos machos cabríos, sacrificaba a uno, y al otro (Azazel), al que se le cargaban todas las culpas cometidas por la comunidad, simplemente se le abandonaba en el desierto para librarse así de la culpa colectiva (¿quién perdía o ganaba el volado?). El 15 de octubre de 2010, en las propias oficinas de la Profeco fueron detenidos por orden del juez decimosexto de lo penal seis íntimos colaboradores de la señora Vega Casillas, luego en diciembre cuatro más. Sobre ellos cayó todo el peso de la ley: la que les correspondía a cada uno, y la parte alícuota que les donaba su jefa. Se les aplicó el enunciado del artículo 432 de la Ley de Hilados y Tejidos, que a la letra dice: El hilo se rompe por lo más delgado.

¡Qué enorme es la influencia de la cultura judía!: a cientos y cientos de años, seguimos repitiendo sus creencias. Los chivos expiatorios forman parte fundamental de nuestra idiosincrasia. Si comienzo a dar ejemplos se me va el año que comienza.

Con los malos en lo absoluto he terminado. ¿Qué me dicen del ex subsecretario de Gobernación que tiene nombre de calle? (en la que, precisamente está ubicada la dependencia a la que debió servir), y de su jefe de asesores, el único nazi mexicano cuya tipología física y mental le hubiera causado un síncope fulminante al buen Heinrich Himmler, comandante de las SS y responsable del eficaz funcionamiento de los sitios más indignos construidos por el hombre: los hornos crematorios. Sí, ya hablaremos de Juan Iván Peña Néder y sus compinchísimos miembros de las SS, made in Disneyland, que él comandaba. Por ahora aprovechemos unos cuantos renglones para recronicar algunas cosillas acontecidas en el ya finado 2013. La primera se refiere al helicóptero del amor, el afrodisiaco que usaba el gobernador panista Estrada Cajigal para poder calmar sus ansias de novillero. El juguete erótico que sirvió también a Marco Antonio Adame, gobernador del mismo partido, quien no entregó documentación alguna al respecto (tengo entendido que la bitácora de vuelo se les perdió en el Popocatépetl), está embargado. Nos informa Rubicela Morelos que el aparato costó 2 millones de dólares y que en las dos administraciones panistas se erogaron 18.6 millones en operación y mantenimiento, es decir, nueve veces el valor original.

Dice Karina Avilés que la secretaría de la Función Pública durante 2013 multó a más de 10 mil servidores públicos y que el monto de lo recaudado fue de mil 341 millones de pesos. En el sexenio de Vega Casillas y de su antecesor, Germancito Martínez, quien nunca ha podido rebatir a la revista Proceso, ni menos demandarla por informar de su fortuna inmobiliaria (del todo explicable), ¿existe alguna estadística semejante? Si Germancito hubiera recuperado para el erario un peso por cada voto que perdió el PAN bajo su mandato, las finanzas públicas estarían en Jauja.

Lorenzo Chim nos relata: decenas de golpeadores intentaron recuperar una gasolinera de la familia Mouriño en Campeche, que está en manos de los ejidatarios del lugar, quienes exigen el pago de la renta de sus tierras, pues los empresarios españoles desde hace 17 años se niegan a cubrir el monto pactado con los lugareños. Permítaseme, en un autofusilamiento, repetir: Cómo renuevos cuyos aliños /un viento helado marchita en flor/ siguen cayendo los héroes niños/ ante el embate de los Mouriños/ el nuevo nombre del invasor.

Otorgo el reconocimiento absoluto e inatacable de la protesta más expresiva y radical de 2013 al camarada Piotr Pavlensky, quien clavó en la Plaza Roja de Moscú su escroto: bolsita dividida en dos partes por el rafe medio y que guarda en cada una de ellas un testículo. Sus razones: Es una metáfora de la apatía, la indiferencia política y el fatalismo de la sociedad. Mi duda: O tiene muchos, o muy pocos, pero no hay duda de que lo que piensa, lo grita.

Twitter: ortiztejeda