Sociedad y Justicia
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Expone Luis Zambrano el plan de trabajo para la Reserva Ecológica del Pedregal

Una zona conservada promueve desarrollo al dar calidad de vida

Coexisten unas mil 500 especies de flora y fauna en este laboratorio ecológico de la capital poco conocido, que sufre incendios habituales y se ha convertido en territorio de nadie

 
Periódico La Jornada
Martes 24 de diciembre de 2013, p. 41

La Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel, protegida por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), es un enorme laboratorio ecológico de la capital del país y un espacio para la captación de agua de lluvia que podría dotar de ese recurso a parte de la ciudad. Por ello, Luis Zambrano, nuevo secretario ejecutivo de la reserva e investigador del Instituto de Biología de la casa de estudios, considera que debe conservarse, estudiarse y difundirse.

En este sitio de 270 hectáreas, enclavado en medio de la Ciudad Universitaria, coexisten alrededor de mil 500 especies de flora y fauna, muchas de ellas endémicas, cuyo estudio ayudará a la comprensión de la biodiversidad de la ciudad y los ciclos habituales de la naturaleza que se han roto por la urbanización.

Consciente de que la reserva enfrenta problemas para su protección, Zambrano, quien fue designado por el rector José Narro al frente de la reserva en octubre, expone en entrevista los ejes de su plan de trabajo: difundir entre los universitarios la existencia de este espacio, pues asegura que entre 60 y 70 por ciento de la comunidad no sabe de ella, por lo que se le dará mayor difusión para que también los capitalinos la conozcan y participen en su cuidado; evitar los habituales incendios, dado que en su mayoría son generados por el ser humano al dejar residuos que pueden ser inflamables; combatir la presencia de perros y gatos ferales que se han convertido en una amenaza para otras especies; impedir que los indigentes pernocten ahí; y evitar que los universitarios la usen como territorio de nadie.

El tamaño de este espacio natural –que forma parte de la zona del pedregal formada tras la erupción del volcán Xitle entre los años 200 dC y 10 mil aC–representa casi la mitad del terreno donde se asienta la Ciudad Universitaria de la UNAM, y en 1983 fue declarada reserva para su protección y cuidado.

Se trata, resume Zambrano, de uno de los pocos espacios al sur de la ciudad en el que se ha evitado la urbanización, por lo que representa un escaparate de biodiversidad, donde se pueden encontrar mamíferos como la zorra gris (en peligro de extinción), tlacoaches, ratones y cacomixtles; aves, como halcones o búhos; insectos, como tres tipos de mariposas que no se dan en otros lugares, y escarabajos; hongos; serpientes de cascabel; plantas y cactus, como magueyes y palos locos, entre otras.

Otro factor de relevancia, indica, es que debido a que está conformada por lava fracturada es mayor la infiltración de agua hacia el subsuelo, por lo que la reserva es un punto de captación del líquido, lo cual es benéfico para la ciudad. El espacio también favorece la captación de carbono.

Respecto del ingreso de indigentes y del combate de fauna nociva como caninos o felinos ferales, la reacción ha sido poner cercas, pero ello impide que la gente conozca la reserva. Es un espacio que las personas no se pueden perder, por lo que debemos repensar las estrategias.

Tenemos que contarrestar el paradigma de que a mayor construcción mayor desarrollo, pues hay edificaciones antidesarrollo. Una reserva bien conservada es desarrollo porque nos da calidad de vida, concluye.