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Autorizó George W. Bush interceptar comunicaciones en el exterior tras atentados del 11-S

Forzada en tribunales, la NSA desclasifica textos sobre espionaje

Contrató a empresa que difundiera un software inseguro para ser violado por sus especialistas

 
Periódico La Jornada
Domingo 22 de diciembre de 2013, p. 25

Washington, 21 de diciembre.

Estados Unidos espió y monitoreó comunicaciones electrónicas en el exterior con la autorización del presidente republicano George W. Bush tras los atentados contra las Torres Gemelas en Nueva York y el Pentágono en Washington el 11 de septiembre de 2001, según documentos desclasificados de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés).

James Clapper, director de la dependencia, indicó este sábado que la orden para desclasificar los textos oficiales fue firmada la víspera como parte de la respuesta del gobierno al litigio pendiente contra programas de espionaje similares.

Con ello, apuntó, se demostrará cómo la agencia recibió autorización inicial para comenzar a recolectar información telefónica y de Internet en conjunto con el Departamento de Defensa cuando se buscaba a militantes de la red Al Qaeda.

Bush autorizó a ambas entidades utilizar todas las capacidades a su disposición para recopilar información en el exterior por medios electrónicos con el fin de prevenir actos de terrorismo, de acuerdo con la orden ejecutiva que firmó el 4 de octubre de 2011.

Los metadatos

El programa consistió en la colecta indiscriminada del contenido de ciertas comunicaciones internacionales, tanto de llamadas telefónicas como de Internet, lo cual, en el argot técnico, es conocido como metadatos.

La desclasificación de los textos fue resultado de la batalla legal sobre ese programa, tras las dos demandas interpuestas contra el gobierno después de que el presidente Bush reconoció su existencia en diciembre de 2005.

Una corte ordenó al gobierno revisar la información anterior, que se mantenía clasificada para proteger fuentes y métodos, y redactar una versión desclasificada de esos textos.

La autorización presidencial de Bush fue remplazada por la Ley de Vigilancia y Espionaje Foráneo, norma que requiere autorización secreta de un tribunal para espiar. Las revelaciones forman parte de la campaña de la Casa Blanca para justificar la vigilancia de la NSA, después de que el ex contratista Edward Snowden –asilado en Rusia– reveló información a los medios.

Por otro lado, documentos filtrados por Snowden señalan que la NSA firmó un contrato secreto por 10 millones de dólares con la compañía estadunidense RSA, una de las más influyentes en la industria de la seguridad informática, para que difundiera un software inseguro que pudiera ser violado con facilidad.

Según un despacho de la agencia Reuters, la falla de seguridad fue creada de forma deliberada por la NSA, que publicó un sistema de generación de números seudoaleatorios –una de las piezas fundamentales de los sistemas de cifrado– que les permite saltarse los sistemas de seguridad basados en dicho código. Posteriormente, la RSA utilizó ese sistema en una herramienta de cifrado llamada Bsafe.

Ese punto débil en el sistema de cifrado, creado por la agencia estadunidense, genera números aleatorios en la mayoría de las ocasiones, dejando entre ellos cifras predeterminadas que permiten a un atacante que las conozca acceder a cualquier información cifrada con Bsafe.

El diario The New York Times informó en septiembre pasado que los documentos filtrados por Snowden mostraban que la NSA creó y dispuso el uso de un algoritmo defectuoso denominado Dual EC DRBG para proveer puertas traseras accesibles en productos de cifrado.

Según dos fuentes de Reuters, la NSA no avisó a RSA sobre los defectos del algoritmo propuesto. Aseguró, en cambio, que el cifrado incluía mejoras tecnológicas en materia de seguridad. La propia RSA avisó posteriormente a sus clientes que cesaran el uso del algoritmo Dual EC DRBG tras la nota aparecida en el Times.

A todo esto, funcionarios israelíes confesaron este sábado no estar sorprendidos por las acusaciones de que Estados Unidos y Gran Bretaña espiaron a los líderes del país, y minimizaron la importancia de la información que sus aliados podrían haber recolectado.

Por último, el diario The Washington Post publicó en un amplio reportaje que la Agencia Central de Inteligencia trabajó con el gobierno de Colombia durante el mandato de George W. Bush, que continuó durante el gobierno de Barack Obama, para combatir a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. Con trabajos de inteligencia y tecnología contibuyó a la muerte de unos 24 líderes guerrilleros, entre ellos Raúl Reyes

Enlaces:

Los cables sobre México en WikiLeaks

Sitio especial de La Jornada sobre WikiLeaks