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Vox Libris
Vanidades, frustraciones y vacío
 
Periódico La Jornada
Domingo 22 de diciembre de 2013, p. a16

La vida que tenemos no nos basta para hacer lo que quisiéramos con ella. Unas veces la sentimos vertiginosa, otras lenta, o muy corta. Altibajos. Prisa por vivir. Esto es lo que se percibe en esta novela, escrita por una mujer, pero narrada en primera persona masculina.

Da la impresión de que el personaje principal, Nicolás, siempre es un tramposo porque es más libre que los demás, sale vivo de todos los conflictos en los que se involucra, para él no existe la muerte, sino el simple riesgo de morir. Muy beatnik, donde lo perfecto no es novelesco sino un elemento escenográfico fuera de toda intención narrativa.

Los acontecimientos pasados conservan un sabor a presente al ser descritos aquí por un convaleciente internado en un hospital.

El olor a vodka, el humo de cigarro, las noches de fiesta por la ciudad de México, las drogas, el sexo, dan cuentan de una rebeldía con la que los involucrados sólo pretenden cambiar su presente, no el mundo ni su futuro. Vidas cerradas sobre sí mismas.

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La lectura es ágil, desde el principio la velocidad de los acontecimientos impiden que el lector se detenga para hacer un recuento de los daños, al contrario, capítulo a capítulo éste se convierte en testigo de los sucesos como si fuera un cómplice más de la amistad de estos personajes.

A ratos conocemos sus vanidades, sus frustraciones, el sentido de su vivir y el siempre recurrente vacío que acompaña a cada uno.

Al final de la lectura nos damos cuenta de que las más de las veces damos por hecho haber visto y presenciado la muerte en más de una ocasión, pero esta muerte –cosa tan absurda y compleja que nunca nos dejará en paz–, se parece mucho a otras muertes.

Título: La cofradía de la almas desnudas

Autor: Vanesa Garnica

Editorial: Era

Número de páginas: 141

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