Marrakech, 2 de diciembre.

Jean Luc Godard le dio su primer papel protagonista en Yo te saludo María. Krysztof Kieslowski la llamó para Azul, de su conocida trilogía que completan Rojo y Blanco, luego de destacar en La insoportable levedad del ser y Los amantes del puente nuevo.

Ha trabajado para directores de diversos países, entre ellos el autriaco Michale Haneke y el inglés Anthony Minghella, con quien hizo El paciente inglés, por la que ganó el premio Óscar como mejor actriz de reparto.

En cada historia se reinventa. Se podría decir que se le conoce por las cintas que ha hecho. Es reconocida en nuestro país. Es la francesa Juliette Binoche, quien en entrevista, dice a La Jornada: No hay peligro cuando te vuelves otro. No es fácil estar desnuda (cuando actúas) y vulnerable, aunque al mismo tiempo es una motivación. Al hacer a Camille (Claudel, que dirigió su paisano Bruno Dumont) me sentí liberada de algo. Es lo extraordinario de hacer un papel tan especial, un personaje de un contexto duro. Tienes que mantener la mente abierta. No puedes cambiar nada. Sólo tienes que vivir lo que tienes.

Retrospectiva por la francesa

Binoche, quien ahora promueve A thousand times good night, del noruego Erik Poppe, en las experiencia del propio director como corresponsal de guerra en los años 80 –tiempo en el que el realizador tuvo que decidir entre su vocación y su familia–, también fue motivo de una retrospectiva y homenaje en el 14 Festival Internacional de Cine de Marrakech.

Varias de las cintas antes mencionadas fueron proyectadas en las sedes del encuentro que con tanto despliegue mediático paraliza parte de las zonas circundantes a las salas.

En un restaurante al aire libre del hotel Le Mamounia, donde solía hospedarse Alfred Hitchcock cuando venía a esta tradicional ciudad marroquí, fue el encuentro con Binoche.

Actuar no es una sola fuerza. Se trata de fuerzas conjuntas con las que tienes que fluir. Decir que eres artista es algo muy intelectual. Yo fui educada en el rubro de ser una persona comprometida con mi profesión, con mi vida. De seguir mis convicciones, comenta mientras toma un té para contrarrestar al aire frío que en el anochecer corre por esta zona del Magreb.

Reconoce que algunos de los trabajos que ha hecho la han vuelto “más sabía. Azul es un ejemplo de ello y, quizá también Camille Claudel. Muchas veces esas historias te sacuden y es cuando te haces preguntas; te analizas. Cuando ves tu trabajo en pantalla no es sencillo decir si fue fácil o no. Cuando es auténtico te liberas; ya no eres la misma. Recuerdo la experiencia de hacer Los amantes del puente nuevo, que fue un trance, porque me di cuenta de la manera en que viven las personas en condición de calle. De ese mundo”.

Binoche en el festival de cine de Marrakech, en el que promueve A thousand times good nightFoto Reuters

Sobre su reciente filme, que de alguna manera considera político, asegura que sí llegó a un lugar peligroso, porque hay un momento en tu vida en el que piensas sobre por qué necesitas ir a un lugar. Encontrar las razones de estar en un sitio para presenciar un horror (el de la guerra). Esas son preguntas interesantes, porque ahora cada vez hay más fotógrafas de guerra, una pasión peligrosa que no es aceptada socialmente de la misma manera que como la de un hombre. La gente no aceptaría, y comentaría que eres una mala madre. No pensarían lo mismo de un padre.

En todas los encuentros que tuvo con la prensa, la actriz destacó que, como madre (de un niño y una niña) es una luchadora. Estoy pugnando por ser la mejor mamá, aunque no puedo decir no a mi pasión la actuación. Tienes que combinar esos dos ámbitos; es lo importante de la vida y tienes que adaptarte. La mejor madre es la que se adapta, el niño mejor es el que se adapta también.

Binoche, quien como se dijo tiene una gran gama de papeles, dice que nunca trabajó en Hollywood, porque todos los productores de los grandes estudios vinieron a Europa a filmar películas conmigo; fue una situación diferente. Incluso fue solicitada por Steven Spielberg para estar en el elenco de Parque jurásico, pero fue el tiempo en el que Kieslowski la llamó para ser la actriz principal de Azul. No pudo rechazar al polaco.

Sigue fluyendo

El cine sigue fluyendo por las sala del Palacio de Congresos, la del llamado Megarama y El Coliseo, sedes principales de este encuentro que ha exhibido varias producciones de África, así como de la región Escandinava. También ha realizado algunos homenajes.

Cabe destacar una sección de tan sólo tres películas: Hidden, de Michael Haneke –en la que actúa Juliette Binoche–, La vida en rosa, actuada por Marion Cotillard, y la marrroquí Larbi.

Hablamos de la selección Cine para Ciegos, introducida hace dos años en este festival y en la que ciudadanos locales que no ven o que son débiles visuales pueden disfrutar de la magia del séptimo arte. Con auriculares, un narrador suministra un comentario que describe las acciones en los lapsos de los largometrajes en los que no se presentan diálogos.