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La tercera edición del encuentro se realizó en Gastrópolis, ciudad ideal de placeres

Millesime México otorga a Benito Molina el premio Chef Trayectoria

Jorge Vallejo, Francisco Salas, Pedro Gutiérrez y el restaurante Corazón de Tierra, también distinguidos

La revolución gastronómica está sucediendo en México: Manuel Quintanero

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De izquierda a derecha: Gerardo Vázquez Lugo, Zachie Téllez, Benito Molina y Enrique Olvera, junto a Pablo Peñaloza, Mario Espinosa y Margarita Carrillo en la entrega de los premiosFoto Fabrizio León Diez
 
Periódico La Jornada
Sábado 9 de noviembre de 2013, p. 9

El cocinero mexicano Benito Molina Dubost (México, DF, 1968) fue reconocido con el premio Chef Trayectoria, en la tercera edición de Millesime México, encuentro entre dueños, directivos y ejecutivos de las empresas más importantes del país y un selecto grupo de chefs y someliers, quienes durante tres días conviven en una puesta en escena, que en esta ocasión se llamó Gastrópolis, semejando una ciudad ideal, donde los placeres y sabores compiten y se funden en un solo paisaje culinario.

En la ceremonia, en nombre de los organizadores, Jacqueline María Benítez, consejera del grupo, describió: “El nuevo paisaje culinario no podría entenderse sin los sabores de Baja California. En esa región, bautizada como El otro México, donde se encuentra el absoluto paraíso para cualquier cocinero, hace 15 años se fundaron dos restaurantes: Manzanilla, en la ciudad de Ensenada, y como cocina estacional de verano, Silvestre, en medio del Valle de Guadalupe, con la única garantía de la puntería visionaria de su creador.”

Revolucionario y fanático

Agregó: Hoy queremos reconocer al fanático por excelencia de los pescados y mariscos nacionales, a este obcecado impulsor del atún que revolucionó la cocina mexicana: Benito Molina.

Migrante de la capital, se integró a aquella tierra ajena, con el pasaporte de un trabajo arduo y su predilección por el acervo natural. Se instaló en la cresta de esa nueva ola gastronómica, y a pesar de sus modales y de que muchos piensan que no es políticamente correcto por sus juicios críticos, este juerguista para unos y enfant terrible para otros, así como dueño de un conocido optimismo y peculiar humor, señaló hace algunos años en estas páginas, que aquélla era “el camino correcto; tenemos restaurantes que están a la altura de cualquiera otro en el mundo…

“Lo que hace falta ahora –decía– es reforzar la educación, apoyarnos en las recetas clásicas con productos nacionales de alta calidad y confiar en nuestra propia capacidad creativa”.

Alertó también: Hay una confusión. Donde no pasaba nada y ahora está de moda, hay un arma de doble filo; pensando en las fusiones subrayó: No hay que dejarse encandilar por la luz de las espumas. Esta orientación ha izado a la cocina mexicana a la cumbre de todas las listas, entre otros múltiples esfuerzos.

Rodeado de sus colegas, encabezados por Enrique Olvera, Ricardo Muñoz Zurita, Margarita Carrillo y Pablo Salas, entre otros, Molina celebró el galardón, reconociendo el trabajo de su equipo, a la chef Solange Muris y a Manuel Quintanero, el creador de esta iniciativa, quien en su turno afirmó que la revolución gastronómica está sucediendo en México. En ese sentido, estos premios son un homenaje.

Las distinciones a las mejores categorías fueron otorgadas: en chef, a Jorge Vallejo, mientras en la de restaurante Corazón de Tierra fue el seleccionado. Como el mejor somelier Francisco Salas, de Amaranta, recibió la presea y Pedro Gutiérrez, del Biko, la de mejor jefe de sala.

Comer bien y seducir

En un ambiente donde comer bien, beber bien y seducir, fue uno de los objetivos, durante los días 6, 7 y 8 de noviembre, se dieron cita un promedio diario de 600 comensales, quienes degustaron cuatro mil copas de los mejores vinos y fueron atendidos por cerca de 200 chefs, ayudantes y 100 camareros, que dieron vida a estas comidas, en las que los cocineros fueron tan protagonistas como los socios e invitados, que paseaban por una serie de salas, bares y barras ambientadas e iluminadas como escenario, donde los actores improvisan actuando cómo son normalmente.

Muy bien vestidas ellas, mejor portados los otros, conversaban y tomaban decisiones, mientras el mixólogo Alejandro Huerta producía decenas de gin and tonics en copas globo, compuestos con frutas y especias, y los carritos de champaña contrastaban con las piernas de jamones cortadas por Florencio Sanchidrián, embajador del jamón ibérico en el mundo, cuyo manejo del cuchillo es considerado un arte y un espectáculo para todos los sentidos.

Con Millesime se instala en México la referencia más lujosa de la gastronomía.