Amnistía Internacional (AI) manifestó su preocupación por la seguridad de Brenda Rangel Ortiz, quien en días recientes sufrió actos de intimidación por parte de la policía, luego de haber impulsado junto con su familia una campaña para exigir la resolución del caso de su hermano Héctor, quien fue víctima de de­saparición forzada en 2009.

El pasado 1° de noviembre en la mañana, informó el colectivo de derechos humanos, un grupo de más de 30 agentes policiacos fuertemente armados rodearon la casa de Brenda Rangel, en la ciudad de Querétaro, y apuntaron sus armas hacia el inmueble, lo que fue interpretado por la familia de la víctima como un acto de intimidación para disuadirlos de organizar una marcha en la cual exigirían justicia.

Mientras le apuntaban con sus fusiles, los policías –muchos de ellos vestidos de civil y con el rostro cubierto con pasamontañas– le dijeron a Rangel que habían recibido una llamada anónima según la cual habría armas en su casa y su camioneta.

Como los agentes no tenían una orden judicial que les permitiera entrar a su domicilio, la mujer se negó a dejarlos pasar. Finalmente, tras discutir por alrededor de 45 minutos, los policías estatales y municipales se retiraron del lugar.

Sin embargo, ese mismo día, en la tarde, unos 10 efectivos regresaron a la casa de Rangel y permanecieron estacionados frente a la casa durante un par de horas, sin decirle a la familia cuáles eran las causas de dicha movilización.

Por todo ello, AI llamó a las autoridades de Querétaro a esclarecer las circunstancias del mencionado operativo, y si se comprueba que la intención fue intimidar a Brenda Rangel, castigar a los autores del evidente abuso de autoridad.

De igual forma, pidió que se le brinden garantías a la familia para organizar sin temores la marcha en recuerdo de Héctor Rangel y se avance en las investigaciones de su desaparición, ocurrida el 10 de noviembre de 2009 en Monclova, Coahuila, en la cual aparentemente estuvieron involucrados agentes de la policía municipal.