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Mario Iván Martínez celebró un año de representaciones de Diario de un loco

Unos cien pacientes me dieron la base para viajar hacia la esquizofrenia

El monólogo es el reto más exigente, emotivamente, de mi carrera, hasta ahora, afirma el actor

Elena Poniatowska e Ignacio López Tarso develaron la placa conmemorativa el lunes pasado

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Humberto Octavio Garduño Llop, Mario Iván Martínez, Elena Poniatowska, Ignacio López Tarso y Luly RedeFoto Cortesía de la producción
 
Periódico La Jornada
Miércoles 23 de octubre de 2013, p. 9

El monólogo Diario de un loco, de Nicolai Gogol, en la versión actoral de Mario Iván Martínez, cumplió el pasado lunes un año de representaciones, con la dirección y traducción de Luly Rede, quienes recibieron una ovación de pie. Develaron la placa alusiva Elena Poniatowska e Ignacio López Tarso.

Respecto de la preparación para desarrollar el personaje Mario Iván Martínez expresó en entrevista: “Cuando comencé con este proyecto, la única herramienta en mis manos era acercarme a pacientes esquizoides, que me permitieran tener una visión análoga de la realidad, justo para no subirme al escenario y hacerme el loquito, como Dios me diera a entender, y caer en el cliché del loco. Para ello fue muy importante el escrutinio y el estudio de los pacientes del doctor Horacio Reza Garduño. Me entrevisté con casi cien pacientes, que me fueron proporcionando la base para poder hacer mi papel y mostrar este viaje hacia la esquizofrenia.

Al mismo tiempo, precisó, esa labor de campo le posibilitó exhibir la corrupción que imperaba en la Rusia zarista de su tiempo, que encuentra ecos muy dolorosos en el México de hoy.

La locura y la razón, sus límites, los jueces; ¿quién puede decir las fronteras y los porqués? En el programa de mano se incluye una frase lapidaria de Federico Nietzsche: En el amor siempre hay algo de locura, mas en la locura siempre hay algo de razón.

Múltiples vericuetos

Mario Iván: Nosotros todavía tenemos cierta conciencia de que estamos dentro de nuestra luz o de que la gente se está aburriendo. En el momento en el que ya me creo el rey de España ya crucé esa línea. Nuestra obligación es tratar de estar muy cerca de esa frontera, para hacer el personaje verosímil, porque a un actor le ofrece múltiples vericuetos esa actuación.

–¿Qué le significa un año de hacer Diario de un loco?

–Es el reto más importante de mi carrera, hasta ahora. Es el más exigente, emotivamente, porque el monólogo no es una piedra fácil de cargar. Para un monólogo debes estar en condición. Hay que recordar que para esta obra debimos trabajar doble, porque Diario de un loco no es una obra de teatro, sino un cuento. En año y medio tuvimos, con nuestros creativos, como son el escenógrafo y el iluminador, hallar nuestra propuesta, que no tiene nada que ver con lo que hizo Carlos Ancira”.

Al develar la placa, el primer actor Ignacio López Tarso vio todos los créditos que debía leer y bromeó con que no se había aprendido el libreto. Recordó cuando fue invitado a ver Diario de un loco en Moscú, con Carlos Ancira, en el Teatro de los Actores, ante grandes histriones de esa nación. Con emoción, contó cómo al final el trabajo de Ancira recibió un aplauso atronador.

Ahora, el actor que interpretó a Macario exaltó la labor de Mario Iván Martínez, lo cual cerró una idea en el tiempo, uno de esos ciclos de la vida. Haz hecho una interpretación por nota, precisó López Tarso.

Subió Poniatowska, quien lo primero que dijo fue para halagar al actor con un año de representaciones de Diario de un loco, que lucía rapado: Estoy muy feliz de estar aquí, porque no me gustan los hombres con copete, lo cual arrancó una risa colectiva.

En entrevista, la escritora expuso: “Diario de un loco es un clásico de la literatura mundial y que la hizo Carlos Ancira. Creo que la tradujo su hija Selma, del ruso. No estoy segura. Además, hoy me enteré de que esa frase de ‘escribo para que me quieran’ es de Federico García Lorca. El que la dice siempre es Gabriel García Márquez.

Sobre la locura... yo siento que todos tenemos un grado de locura, quizá no tan grande como la del ruso, pero sí tenemos un grado de locura. Todos. Esta puesta de Mario Iván es maravillosa y emociona. Ojalá la gente vaya más al teatro, porque emociona y transforma.

La escenografía es de Edyta Rzewuska; iluminación, Matías Gordero; adaptación de Mario Iván Martínez y Luly Rede; Claudia Villagómez, asistente de producción.

Funciones son los lunes a las 20:30 horas en el Foro Cultural Chapultepec, sito en Mariano Escobedo 665, en la colonia Anzures, frente al hotel Camino Real. Taquilla 5250-6957. Boletos 200 y 300 pesos.

La obra está dedicada a la memoria de Carlos Ancira.