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 Freno judicial al maíz transgénico: triunfo de la  sociedad Por decisión de un juzgado federal, deberán suspenderse desde ya las siembras de maíz transgénico en México  que están en marcha, ya sea en etapa experimental o piloto, y las que están en  proceso de análisis y autorización, las cuales implican también planes de  siembra comercial. El Juzgado Federal Décimo Segundo de Distrito en Materia Civil, en el  Distrito Federal, emitió una medida cautelar en la que ordena esta suspensión a  las Secretarías de Agricultura (Sagarpa) y de Medio Ambiente (Semarnat). Ello,  como una medida cautelar en tanto se resuelve el juicio de demanda colectiva,  la cual fue presentada el pasado 5 de julio por un grupo de 53 organizaciones y  personalidades, con la petición de detener la siembra de maíz transgénico en  México, pues ésta atenta contra los derechos humanos a la alimentación, la  salud y el medio ambiente. En conferencia de prensa el 10 de octubre, Adelita Sanvicente,  representante de los demandantes y de la Fundación Semillas de Vida, AC, dio a  conocer esta decisión judicial, junto con el representante legal de la demanda,  René Sánchez Galindo; Víctor Suárez Carrera, director de la Asociación Mexicana  de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC); el padre Miguel  Concha, del Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria, y Mercedes  López, de Vía Orgánica (asociación de consumidores).  Se congratularon de la decisión judicial; dijeron que era la primera de su tipo en la  historia de largas luchas sociales contra el maíz transgénico, y consideraron  que la resolución final debería ser la suspensión total de las siembras de este  grano en México, pues ponen en riesgo de contaminación y daño, a los maíces  nativos. Precisaron que el juez aún no ha podido notificar a las empresas  dueñas de esta tecnología y las principales interesadas en su siembra en México  y el mundo: Monsanto y Pionner, entre otras; no han sido notificada debido a  estrategias comunes que utilizan las empresas en este tipo de asuntos  judiciales, pero la notificación ocurrirá sin falta.  Consideraron que los promotores de la demanda  colectiva –la cual está en posibilidad de ampliarse con más adherentes- son  personas con autoridad moral y científica para exigir el freno del maíz  transgénico. Entre ellos están científicos como Antonio Turrent y Víctor Manuel  Toledo, el antropólogo Julio Glockner, el doctor Raúl Hernández García Diego,  la organización campesina Tosepan Titataniske de Puebla y el Grupo Vicente  Guerrero de Tlaxcala. Entre los demandantes están académicos, campesinos,  apicultores, activistas, asociaciones civiles y demás.  Víctor  Suárez destacó la importancia de frenar el maíz transgénico en los campos de  México, pues los científicos “han demostrado que no es posible contener este  maíz y que su acumulación progresiva e irreversible de los paquetes  transgénicos actuales y futuros pudiera rebasar el umbral letal de la  tolerancia de la planta e impedir su sobrevivencia, afectando gravemente al  maíz y la condición única de México como centro de origen y diversificación  continua.  
  
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    | Monsanto, ávido por maíces transgénicos, se  adueñade tierras en Nayarit
 Lourdes Rudiño El excelente clima, la alta calidad del suelo, y  la vastedad de agua han hecho que Monsanto, la trasnacional líder en transgénicos, coloque  sus ambiciones en la región de El Tizate, en el municipio de Santiago Ixcuinta,  Nayarit, donde ya desde 2010 cuenta con su Centro Internacional de Mejoramiento  de Maíz y Sorgo –el más grande de su tipo en Latinoamérica y el tercero a  escala global, según la propia empresa- y donde enfoca hoy sus baterías a la  adquisición y renta masiva de tierras, en medio de la indiferencia y/o  complicidad de autoridades locales y federales.  La trasnacional -que por ahora está bateada por la decisión judicial de  frenar cautelarmente cualquier siembra de maíz transgénico en México-  desarrolla una estrategia de debilitamiento de la economía campesina, para  poder hacerse de las tierras de los productores: Desde el ciclo otoño/invierno 2010-11 Monsanto ha venido estableciendo,  como en ningún otro lugar del mundo, contratos de compra de semillas híbridas  con precios fijos a niveles inferiores de lo que el mercado global marca,  afirma Federico Langarica Chavarín, quien ha representado a los productores en  el conflicto. Agrega: al mismo tiempo –lo cual parece un mecanismo concertado- la  Financiera Rural (Finrural), las cajas de ahorro y préstamo y los agiotistas,  están ejerciendo presión sobre los campesinos por carteras vencidas: “les han  metido cientos de demandas y amenazan con embargar sus tierras”, situación que  convierte a los productores en carne de cañón para la compañía que no oculta  sus ambiciones por acaparar tierras en El Tizate, zona privilegiada con  temperaturas idóneas y agua a más no poder. “Finrural ha apretado tanto que ni  siquiera tiene acreditados ya en la región”, comentó Langarica.  “En el Registro Público de la Propiedad no nos  querían dar información, pero con amigos hemos investigado y vemos que Monsanto está comprando  mucha tierra, al precio que sea, además tiene rentadas más de mil hectáreas,  pues paga 13 mil pesos de arriendo por año y hace contratos por tres años. Ante  eso, ¿qué hacen los productores, qué hace por ejemplo una campesina viuda con  hijos y tres hectáreas, pues renta, recibe 39 mil pesos juntos y no se molesta  en sembrar ni se preocupa si va a llover o no”, dice Langarica. En la zona, en  las márgenes del río Santiago, ya está en proceso un canal que va a servir de  riego a unas 70 mil hectáreas. “Monsanto está tomando tierras allí. La mayoría es  de pequeña propiedad, pero también compra predios ejidales”.  El trasfondo está en el interés explícito de  Monsanto de potenciar su Centro de Investigación “una vez que el gobierno  federal permita la producción y comercialización de maíz transgénico”, según la  expectativa expresada al periódico Milenio, en marzo de 2010, por el  presidente de la empresa para América Latina Norte, José Manuel Madero  (www.milenio.com/cdb/doc/impreso/8729411).  Según esa nota, publicada con motivo de la inauguración del Centro mencionado,  que implicó una inversión de 70 millones de pesos, Monsanto pretende impulsar  la producción semillas del Centro de Mejoramiento, “para exportar a todo el  mundo (…) México tiene la capacidad para convertirse en un centro de producción  y exportación de semillas biotecnológicas, o transgéncias, para lo cual deben  cumplirse los requisitos de la legislación mexicana”, dijo, según el texto de Milenio. Ya en octubre de 2012, La Jornada publicó información de compras  de tierra de Monsanto en El Tizate. Entonces se hablaba de una compra de más de  mil 800 hectáreas en las márgenes del río Santiago. El alcalde, Pável Jarero  Velázquez, dijo entonces que “los labriegos venden sus tierras porque los  acaparadores de granos, en especial los de Sinaloa, les ofrecen precios  irrisorios por sus cosechas, en especial las de frijol. Jarero detalló que las  tierras agrícolas altamente productivas que Monsanto está adquiriendo se  encuentran en las localidades de Sauta, El Papalote, Valle Zaragoza, San  Isidro, La Presa, Ejido de Villa Hidalgo, Miguel Hidalgo, El Solorzeño y  Patroneño” (jornada.unam.mx/2012/10/03/estados/036n1est).  Y ¿cómo reacciona la autoridad? Emeterio Carlón Acosta, quien fue delegado de  la Secretaría de Agricultura (Sagarpa) en Nayarit hasta hace seis meses y  durante dos años, “se dio cuenta del problema (de los contratos amañados con  precios injustos); escuchó las quejas de los productores, ofreció interceder y  luego no nos volvió a atender. Ahora es el titular de Agricultura del gobierno  de Nayarit. El delegado actual de Sagarpa, Sergio Mendoza Guzmán, no nos quiere  recibir, no quiere saber del tema. El gobernador (Roberto Sandoval) es amigo de  Monsanto, pues la empresa le regala todos los esquilmos de su maíz para que él  obsequie pacas de pastura a los ganaderos. No tenemos apoyo del gobierno”.  El viacrucis de los campesinos de Nayarit con la trasnacional comenzó en  2010. Ya Monsanto había realizado sin problema contratos de habilitación para  compra de semilla con productores desde hacía unos pocos años atrás en El  Tizate y desde más de 20 años en Bahía de Banderas. Los contratos respetaban el  precio que corría en el mercado. En 2010, sin embargo, actuó como no lo había  hecho antes “ni en ningún país del mundo, ni con algodón, soya o cualquier otro  cultivo”: pactó con los agricultores un pago de 2.70 por kilo, sobre una  superficie de más de dos mil hectáreas en ambos municipios, a sabiendas que al  momento de la cosecha el precio sería mayor (pues la lonja de Chicago avizoraba  un nivel de cuatro pesos). “Fue una acción, ventajosa, premeditada y con mucha alevosía”. Los productores se vieron en una encrucijada pues sus costos de  producción resultaron de tres a 3.5 pesos por kilo en promedio, o sea que  salían perdiendo. Ante ello, viendo que el contrato era leonino y anticonstitucional, en  los dos municipios “fuimos a pláticas con Monsanto, pero los gerentes nos  dijeron ‘háganle como quieran’ y no aceptaron subir el precio”, recordó  Langarica. La situación derivó en la toma, por parte de los productores de la  planta de Monsanto en Bahía de Banderas y del Centro de Mejoramiento de El  Tizate, la cual duró varios días. El entonces senador perredista Javier  Castellón Fonseca gestionó a favor de los productores, y Monsanto al final  decidió concertar una compensación de precio la cual fue pagada en el ciclo del  año posterior, 2011-12. Productores que habían emprendido demandas legales  contra Monsanto fueron comprados y se desistieron, y además las demandas no  procedían porque los contratos establecían que cualquier conflicto debía  dirimirse en la Ciudad de México, situación para la cual los campesinos no  estaban preparados. En el ciclo 2012-13, que corresponde a la cosecha actual, Monsanto  generó “nuevos contratos fraudulentos”. Pagan la semilla de maíz a 3.635 el kilo,  cuando el mercado mundial marca que el precio debería ser de 4.2 a 4.40. Los  agricultores han realizado reuniones para inconformarse y definir estrategias,  pero enfrentan acciones intimidatorias de representantes de la trasnacional.  “Llegan a su casa a amenazarlos de que si siguen organizándose, la empresa no  entregará la habilitación (dinero para la siembra, parte de los contratos)”. Langarica  comenta que la situación es grave, que los juzgados están llenos de campesinos  que están siendo demandados por las entidades financieras y por los agiotistas,  y que todo parece encaminado a que Monsanto se adueñe masivamente de tierras.  Pero los productores, dice, tienen también herramientas para defenderse, y una  de ellas podría ser la siembra de maíz amarillo que contamine los maíces que se  siembran para la trasnacional. Esta es una historia que apenas comienza. |  |  El maíz: dramática dependenciade las  importaciones
 Ignacio Lazcano Martínez Dobla un arco hasta su límite y  desearás haberte detenido a tiempo Tao Te Kin
 México exportó durante 1964-1969 grano de maíz blanco por 5.4 millones de  toneladas métricas, cuyo valor fue de 303 millones de dólares (con un tipo de  cambio de 12.50 pesos por un dólar). Ahora México importa aproximadamente 12 millones de toneladas del grano al año (principalmente amarillo) con un valor de cuatro mil  millones de dólares (tipo de cambio equivalente comparable al de 1964-1969 de  12 mil 500 nuevos pesos por dólar; recuérdese la eliminación de los tres  ceros). En el lustro de referencia la producción del maíz blanco per cápita fue  de 193 kilos; ahora, 45 años después, es de 183 kilos, e importamos 105 per  cápita, es decir 57 por ciento de lo producido en el país y 37 por ciento del  consumo total del grano nacional (humano, pecuario, industrial). Esta es la cuenta del maíz grano, blanco y amarillo, pero en realidad  importamos mucho más sólo que ya transformado en fructosa, glucosa, carnes,  leche, huevo, sólidos de destilerías (DDG´s), etcétera, etcétera, fabricados,  producidos, con maíz, por ejemplo: México importó en 2012 de Estados Unidos, principalmente para la  industria refresquera, 1.3 millones de toneladas métricas de fructosa que  demandaron de aproximadamente 2.4 millones de toneladas de maíz amarillo para  su fabricación. Al sumar los 12 millones de toneladas de maíz grano importado ahora con  el contenido del grano de las compras al exterior de los productos que lo  conllevan implícitamente, resulta que nuestra dependencia del maíz del exterior  se aproximó a 19 millones de toneladas métricas. Estas impresionantes importaciones de maíz se explican parcialmente, al conocer que la superficie sembrada con el grano en el país  disminuyó de 1995 a 2012 de 9.1 a 7.7 millones de hectáreas, con una clara  tendencia descendente, lo cual contrarrestó el aumento en el área y en la  productividad de superficies de riego completo en el cultivo del maíz,  principalmente en los distritos de Sinaloa, cuyos agricultores mostraron su  capacidad al elevar de forma sostenida sus rendimientos de maíz blanco, al pasar  de 6.88 a 10.45 toneladas por hectárea entre 1995 y 2010. Así, se hace evidente que el grave descuido en la producción del maíz se  ha propiciado en la agricultura de temporal. De seguir así las cosas, ¿qué nos  depara el futuro? Obviamente más dependencia, pues para el año 2023, seremos  aproximadamente 15 millones más de habitantes en el país que demandarán de  4.3millones de toneladas más del grano. Pero además, como si no tuviéramos suficientes problemas con el maíz  implícito en otros productos, revisemos el caso de las dramáticas importaciones  de gasolinas. ¿De las gasolinas? Pues sí, de las gasolinas. Veamos: Por razones de salud y del cuidado de nuestros recursos naturales como  el agua potable, Pemex debe oxigenar sus gasolinas con bioetanol carburante, lo  cual está intentando desde hace varios años con nulos resultados, entre otras  causas porque en México no producimos este alcohol anhidro. Si por las razones mencionadas, Pemex que ahora importa algo más de la  mitad de la gasolina que nos vende, imitara a Estados Unidos mezclando sus  gasolinas al diez por ciento en volumen con bioetanol, entonces consumiría al  año cuatro mil 400 millones de litros de bioetanol carburante, el cual se  produce de maíz, y así estaríamos importando del grano implícito en este  alcohol 10.6 millones más de toneladas de maíz por año. Post datas: a) Entre  2000 y 2011, en Estados Unidos la producción de bioetanol carburante derivado  del maíz creció en 22.8 por ciento anual hasta alcanzar los 55 mil millones de  litros, utilizando 133 millones de toneladas de grano de maíz es decir, el 39  por ciento de su producción nacional del grano. b)  Aun tratándose de maíz este texto, permítaseme informar aquí que Brasil, que  produce aproximadamente 22 mil millones de litros de bioetanol carburante por  año, utilizando caña de azúcar, mezcla por norma toda su gasolina al 25 por  ciento en volumen con el alcohol carburante. Allá, en aquel país no se vende  gasolina sin bioetanol de caña.  |