De signos vitales/ “Manuela”

Juan Delgado, texto/Thomas McGovern, fotografía

Las páginas finales de este número presentan fotografías de Thomas McGovern en espacios habituales de los mexicanos en el sur de California. Fotógrafo, escritor y educador, es autor de Bearing Witness (to AIDS), Amazing Grace y Hard Boys+Bad Girls.

Junto con el poeta mexicano-estadunidense Juan Delgado publicó Vital Signs (Heyday-Inlandia Institute, Berkeley, 2013), un recorrido visual y narrativo por el paisaje urbano de los migrantes llegados del sur hasta el “ sueño americano”. Otros poemarios de Delgado son Working on It, A Change of Worlds, El Campo y A Rush of Hands. “Manuela” es el único texto traducido al castellano en Vital Signs.
Ambos artistas enseñan en la Universidad del estado de California en San Bernardino.

Se despierta al olor de oveja,
tratando de sacudírselo de las manos.
Luciéndose en sus colores indígenas,
se para al lado de un camión turístico, ella es
una flor de diente de león dorado
como los botones tejidos de su suéter.
Está cansada de los turistas
tomándole su foto, abrazando un cordero.

Sin papeles oficiales en país nuevo
ella camina con brío y obscenamente despacio,
una lengua extranjera se desliza; sus escamas son
las palabras que ella aún no ha aprendido a confiar.
La pequeñita escondiéndose en el nido de su vientre
hablará quechua primero, runa...  “gente”

Los caballos enfermos se echan de
la cubierta del barco con rumbo a Cuba.
Persiguiéndolo, sus cabezas meciéndose,
bufando la sal de sus fosas,
patean. Cuanto más aguanten,
nadarán en las olas hundiéndolos, quejándose
atrás del olor del barco, marranos y hombres.

¿Conoces a alguien que necesite ánimo?
¿Por qué no intentar la fragancia de lavanda o de rosa?

Al fondo del corredor, una máquina suena
y escupe cubitos de hielo, algunos cayéndose,
transparentes sobre las ramas manchadas de la alfombra.
Manuela empuja un carrito de toallas, champú,
lociones y jabones perfumados con aceite de rosa.
Fijándose en los letreros de “No molesten”,
ella pasa por delante del banquero tomándose su tercera ducha
y la madre dándoles el pecho a sus gemelos en una manta
tendida en el piso. Las mirillas están
silenciosas como un montón de almohadas sucias, algunas oscuras
nunca parpadeando, otras agujeros de luz.
Antes de salir del Days’s Inn en la calle Mt. Vernon,
ella se roba unas barras de jabón para su hija
quien las pone en los cajones de su cómoda,
perfumando su ropa interior, tan fresca como flores recién cortadas.

La raíz del diente de león, más profunda,
tolerante a sequías y a tierra mala,
no es una presencia fácilmente desarraigada.

Manuela oye el crujido de las tablas,
el ondear de las velas, los pisoteos de los caballos,
nerviosos, ojeando a la luna llena. Ella ve
las huellas de las pezuñas en la arena, huellas
saliendo del mar y desapareciendo al interior.
Se despierta a ese olor otra vez.

Esta vez ella se para al lado de su ciudad inca,
sus picos verdes partiendo el cielo,
pintada en la pared del restaurante La Carreta.
Su hija le está tomando su foto,
diciéndole “sonríe Mami, sonríe”.

Los caballos con los ojos vendados los cargan izados
en cincho de panza y sus patas atadas,
ligeramente tocando la cubierta, suspendidos
casi todo el viaje por mar, pero una vez en tierra
algunos escaparán y revertirán a lo salvaje.

¿Conoces a alguien que necesite ánimo?
¿Por qué no intentar la fragancia de lavanda o de rosa?

Ella deja que entre el desierto, salvia silvestre.
El desierto le recuerda su tierra
mientras el marrano de un granjero cruza la carretera.
Ve que su identificación falsificada vuela del tablero.
Giran las ruedas de su carro volcado:
suspendida, abrochada a su asiento, pies colgantes,
divisa la luna en los fragmentos del parabrisas,
pozo de lágrimas congeladas,
una mirilla le parpadea a ciegas.

La muerte cae como una pezuña.
Una ráfaga de viento empuja las semillas
del diente de león a lo alto, un rebaño blanco,
un vestido de gasa flotando sobre las yucas.
Su memoria es la fragancia de las barras de jabón
refugiándose en el cajón de su hija.


La Carreta Restaurante, Foothill Boulevard, Rialto

El Rodeo Bar, Valley Boulevard, Bloomington