Escuela guerrerense altamiranista una alternativa para la educación amenazada

Adazahira Chávez

En Guerrero, ya hay una reforma educativa en marcha de la mano de los profesores de las zonas indígenas, agrupados en la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero (CETEG). En 217 centros educativos, la Escuela Guerrerense Altamiranista desarrolla contenidos y métodos más apegados a la cosmovisión de los pueblos na savi, me’phaa, nahuas y nn’anncue, con el principio de que los sujetos deben ser transformadores de la sociedad, afirma la profesora Concepción Névez, parte del grupo encargado de coordinar la propuesta alternativa.

La escuela Altamiranista se desarrolla en tres ejes: la relación con las comunidades, los currícula y la formación docente. “No es como dicen con la reforma educativa, que estamos contra la capacitación; sabemos que hay muchas faltas, pero acá son los profesores quienes las exponen y, previo diagnóstico siempre, buscamos la asesoría en las universidades”, expone Névez. La capacitación busca reforzar conocimientos didácticos de, por ejemplo, matemáticas y tecnología, a la vez que refuerza la vocación y ética de los maestros.

La profesora Névez señala que el modelo nació a partir de un diagnóstico realizado en 2010, que fue un acuerdo entre los profesores y el gobierno después de las protestas contra la Alianza por la Calidad de la Educación. Encontraron que la educación para los pueblos originarios en Guerrero está descontextualizada de la visión cultural de las comunidades, con un fuerte rezago económico y de infraestructura, y con muchos docentes que no hablaban la lengua ni entendían el modo de vida de los pueblos. Guerrero está entre los tres primeros lugares con menor número de egresados de la primaria en México. Por cada mil estudiantes, 539 alumnos concluyen el ciclo básico de manera oportuna. La maestra señala que con la educación que existía, se buscaba borrar a los pueblos originarios en aras de una supuesta incorporación al desarrollo.

Uno de los aspectos más importantes de la propuesta Altamiranista —llamada así en honor a Ignacio Manuel Altamirano, el profesor, poeta y periodista nahua nacido en Tixtla, Guerrero— es preservar la cosmovisión de los pueblos originarios, indica Névez. “Los pueblos son ricos y sabios, armonizan con la naturaleza y tienen un respeto muy grande por los ancianos, fuente de sabiduría y experiencia. Se trata de voltear hacia las raíces con visión de desarrollo social, para lograr una sociedad con esos valores y ética, con un sujeto que se desarrolle socialmente y sea transformador de su sociedad. Para eso, tiene que conocer y entender a su cultura”.


Fotos: Thomas McGovern

Los contenidos curriculares de la propuesta “no pretenden tampoco crear islas; el niño tiene que poder estar en cualquier tipo de contexto”, afirma la profesora Névez, por lo que “incluimos contenidos universales, estatales —con las particularidades que tiene Guerrero— y locales. La comunidad necesita y tiene muchos conocimientos que se pueden abordar desde la escuela”. Por ejemplo, indica, los profesores de la región de La Montaña tiene una propuesta particular de acuerdo a su contexto.

La propuesta de la alternativa partió de la CETEG, pero las comunidades tienen participación. En 2010, a través del Congreso de los Pueblos Originarios, al que fueron invitados comisarios de bienes comunales, autoridades y padres de familia, se revisaron los ejes transversales a trabajar: “Se habló de comunidad, cultura, matemáticas y cuidado ambiental”, abunda. El objetivo fue “unificar qué queremos dentro de la educación para pueblos originarios”. Aunque la falta de recursos financieros es un obstáculo para continuar con reuniones de este tamaño, reconoce Névez, las comunidades y los padres de familia siguen trabajando sobre las distintas problemáticas de la educación, “que no se limita a las cuatro paredes”. 

“Choca la educación selectiva, discriminatoria e individualista de la reforman con el proyecto alternativo, con el trabajo en común, con los proyectos productivos que maestro y comunidad desarrollarán para menguar la pobreza. Sobre todo, no da lugar a una investigación en el terreno pedagógico de esta propuesta”. Con la reforma peñista, los profesores solamente se preocuparán de mantener su puesto de trabajo, afirma la sindicalista.

Sujetos transformadores, contexto amenazador. Guerrero ocupa el cuarto lugar en biodiversidad en México, es cuna de importantes ríos y posee diversos climas en su territorio. También es parte del triángulo de la pobreza extrema en el país (Oaxaca, Chiapas y Guerrero).  De los poco más de tres millones de habitantes del estado, el 17 por ciento son indígenas, que se concentran sobre todo en las regiones de la Montaña y Costa Chica. La Montaña cuenta con 17 municipios, de los cuales 11 están en pobreza extrema. Las mayores riquezas —animales, forestales, minerales, reservas de agua— se encuentran en los territorios de los pueblos originarios, y son codiciados por empresas extractivas.

Los contenidos curriculares de la propuesta “no pretenden tampoco crear islas; el niño tiene que poder estar en cualquier tipo de contexto”, por lo que “incluimos contenidos universales, estatales y locales. La comunidad necesita y tiene muchos conocimientos que se pueden abordar desde la escuela”.

La propuesta de la CETEG, que busca a un sujeto transformador y conservar una relación armoniosa con la naturaleza, “choca” con los megaproyectos —como los mineros— que se implantan en los territorios, reconoce Névez. “El papel de la educación y del maestro es concientizar a los habitantes de que el tesoro más grande que tienen es su tierra, y que al explotarla se convierten en explotados”. Los profesores se hacen presentes “no nada más en el aula, sino en la resistencia de las agrupaciones que hay para evitar la explotación”.

Las escuelas Altamiranistas, indica Concepción Névez, tienen objetivos y visiones diferentes a las oficiales, por lo que las han etiquetado como un peligro y no reconocen en ocasiones sus planeaciones de trabajo. “Pero los profesores lo desarrollamos por la vía de los hechos”, aclara. “Los compañeros tienen su plan de Desarrollo Educativo Comunitario y hacen contenidos contextualizados”.

Y finaliza: “No tenemos esperanza de que por medio de la oficialidad esto pueda caminar más; y a lo mejor ni siquiera sería tan prudente, porque nos pediría estar dentro del marco normativo de la reforma, como lo dice la minuta firmada: sin contravenir las disposiciones federales. Obviamente, este proyecto va en contra de eso”