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Su índice de aprobación es de 28%, el más bajo en la historia para cualquier partido: sondeo

Se eleva en EU el costo político para republicanos por cierre del gobierno

Obama invita a toda la bancada a negociar hoy; le responden que sólo enviarán una delegación

El sector empresarial insta a aprobar el presupuesto federal y elevar el techo de la deuda

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Protesta contra el cierre del gobierno frente a oficinas de la seguridad social en Phoenix, ArizonaFoto Ap
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 10 de octubre de 2013, p. 25

Nueva York, 9 de octubre.

Los costos políticos de la crisis fiscal estadunidense van en aumento para el Partido Republicano, con la reprobación de la opinión pública y del sector empresarial, bastión tradicional del partido, que expresan su rechazo a la clausura parcial del gobierno y el posible incumplimiento de obligaciones por primera vez en la historia, provocado por legisladores ultraconservadores.

En el noveno día de la clausura parcial de las operaciones del gobierno federal, detonada por la demanda del liderazgo de la mayoría republicana de la cámara baja para descarrilar la aplicación de la ley de la reforma de salud como condición para aprobar el presupuesto federal para el año fiscal que inició el primero de octubre, la sociedad estadunidense está culpando más a los republicanos que a sus colegas demócratas y al presidente.

Según una encuesta de Gallup difundida hoy, el Partido Republicano es percibido favorablemente sólo por 28 por ciento de estadunidenses, un desplome de 10 puntos en septiembre, el índice más bajo jamás registrado para cualquiera de los dos partidos nacionales. Aunque el Partido Demócrata también ha sufrido un deterioro, es mucho menos grave, con una baja de sólo 4 puntos, 43 por ciento lo percibe de manera favorable. Más de seis de cada 10 estadunidenses ven a los republicanos desfavorablemente, también una cifra récord, mientras 49 por ciento percibe a los demócratas así; uno de cada cuatro reprueban a ambos partidos.

Vale recordar que el índice de aprobación del Congreso, como institución, es de sólo 11 por ciento.

Pero mientras los representantes del pueblo, aparentemente ignorando la opinión pública mayoritaria, insisten en mantener sus posiciones en nombre del pueblo estadunidense en esta magna disputa política, hay cada vez más indicaciones de que los republicanos podrían ser los grandes perdedores en este juego, en el cual no sólo lograron la clausura parcial del gobierno, sino que amenazan con no elevar el techo de la deuda antes del 17 de octubre si no hay negociaciones previas con la Casa Blanca sobre medidas para reducir el déficit fiscal y la deuda.

A partir de esa fecha, el Departamento de Tesoro ha anunciado que Estados Unidos podría empezar a incumplir el pago de sus cuentas –desde los bonos del Tesoro que son columna vertebral del sistema financiero internacional, hasta los pagos de seguro social y beneficios a veteranos de guerra, entre otras cosas–, lo cual podría detonar una recesión en este país y provocar caos en el sistema financiero internacional, advierten no sólo el gobierno de Obama, sino también instituciones financieras como el Fondo Monetario Internacional, economistas y otros gobiernos.

Durante los últimos días, el sector empresarial –un bastión de Partido Republicano–, ha sido cada vez más explícito al instar a los legisladores republicanos a resolver esta crisis. La Cámara de Comercio de Estados Unidos, la Asociación Nacional de Manufactureros y la principal federación de empresas de venta al menudeo (National Retail Federation) explícitamente han instado al Congreso, y en particular a los republicanos de la cámara baja, a aprobar las medidas para la reapertura del gobierno federal y elevar el techo de la deuda.

Por su lado, Obama invitó hoy a legisladores de ambos partidos a la Casa Blanca a una serie de reuniones, empezando con demócratas de la cámara baja esta tarde, y, esperaba hacerlo con toda la bancada republicana este jueves. Sin embargo, el liderazgo republicano de la Asamblea de Representantes decidió que sólo enviaría una delegación de unos 18 líderes a la reunión. Los republicanos explicaron que nueve días después de la clausura parcial, y a una semana de cruzar el techo de la deuda, una reunión sólo vale la pena si está enfocada en buscar una solución.

El vocero de Obama, Jay Carney, respondió que el presidente estaba decepcionado con esta decisión, ya que deseaba hablar directamente con todos los legisladores que han forzado esta crisis económica sobre el país, para explicarles cómo esta clausura y el fracaso de pagar las cuentas podrían devastar la economía. Agregó que aunque Obama está dispuesto a hablar con los congresistas cuando quieran, no pagará el rescate a los republicanos por cumplir con sus tareas y por lo tanto tal discusión sólo podrá darse cuando éstos dejen de amenazar con un incumplimiento de pagos y reabran el gobierno.

A la vez, la Casa Blanca programa reuniones con senadores demócratas y con sus contrapartes republicanas esta semana.

Otras consecuencias

Ayer estalló un escándalo por una de las consecuencias de la clausura, al revelarse que el gobierno no estaba pagando los beneficios de muerte a soldados que fallecen en las operaciones bélicas de este país. El beneficio es un pago de 100 mil dólares a las familias de aquellos que mueren en el servicio militar. Al detectar eso, tanto republicanos como el gobierno de Obama de inmediato adoptaron hoy medidas para restablecer los pagos, tratando ambos de evitar el costo político por tal consecuencia vergonzante de la disfuncionalidad política.

Pero los costos de la clausura se extienden desde la suspensión de asistencia para millones de familias necesitadas, a servicios y pagos a veteranos militares. Al inicio de la clausura parcial, 800 mil empleados federales fueron enviados a casa sin pago (de éstos, unos 340 mil han regresado, pero sin pago, a sus puestos) y otro millón continuaron trabajando sin sueldo. El gobierno designó algunos sectores como esenciales y por lo tanto exentos del cierre, incluidos todo el aparato de seguridad nacional, fuerzas armadas, controladores de vuelos y la Patrulla Fronteriza, entre otros.

Lo más visible desde la clausura parcial ha sido el cierre de los famosos museos nacionales, monumentos federales como el de Washington, Lincoln, Jefferson y la Estatua de la Libertad, los parques nacionales –como el Mall (el parque en el centro de Washington)– entre otros.

Menos visible ha sido la suspensión de pagos a través de programas de asistencia social a unos 9 millones de madres y sus hijos menores de edad, la suspensión de programas federales de asistencia para millones de estudiantes, programas para educación infantil, y hasta salarios para personal de la agencia encargada de respuesta a emergencias naturales. Además, un gran porcentaje del personal de otras agencias fue enviado a casa, lo que ha provocado, por ejemplo, la suspensión de operaciones de monitoreo sanitario del sector de alimentos y drogas y los encargados de supervisión del sector de la aviación, entre otros.

El costo para la economía de la clausura parcial del gobierno ha sido aproximadamente de mil millones de dólares diarios.