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El músico de Algeciras hizo gala de virtuosismo en el Palacio de Bellas Artes

La simbiosis de Paco de Lucía con su guitarra devino arte jondo

Los ¡bravo! se repetían tras seguiriyas, bulerías y soleás

Acompañado también de su Septeto, se presentará el próximo sábado en el Auditorio Nacional

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Para Paco de Lucía la música es una anarquía, señala el programa de mano del concierto de la noche del 5 de octubreFoto Fernando Aceves
 
Periódico La Jornada
Lunes 7 de octubre de 2013, p. a13

El mejor guitarrista de flamenco del mundo, Paco de Lucía, ofreció el pasado sábado, en el Palacio de Bellas Artes, el primero de una serie de conciertos en México. De principio a fin, a lo largo de dos horas, demostró, con su Septeto, su connotado arte, producto de la simbiosis vital entre la lira y él, criado en una familia de músicos. La primera instrucción la recibió de su padre Antonio.

El recinto cultural de avenida Juárez y Eje Central fue espacio para una de esas noches en las cuales la sensación es de que la vida vale la pena, al ser parte de una experiencia estética de elevada técnica y sentimiento.

Una escenografía austera con un fondo de vegetación relajó la vista. La concentración de De Lucía es tal que si un reloj grande estuviera detrás de él, su cabeza coincidiría en un ángulo encima del uno.

Entre rasgueos y arpegios, una dualidad unísona magistral, De Lucía no esperó y su recital fue una línea, en el sentido de que la entrega fue total desde el principio.

Los ¡bravo! se repetían y los aplausos denotaban emoción entre integrantes del público.

En su gira, Paco de Lucía y Septeto visitarán Cuba, Colombia, Ecuador, Perú, Brasil, Argentina y Chile, donde tocarán el resultado de su desarrollo musical, que incluye lo clásico o la fusión de flamenco con jazz. El próximo sábado se presentará en el Auditorio Nacional.

No se ha cerrado a nada en lo musical y ha colaborado con Santana, John McLaughlin, Larry Coryell, Al di Meola, Chik Corea y Bryan Adams. Su Septeto está integrado por Alain Pérez (bajo), Antonio Serrano (armónica y teclados), Antonio Sánchez (guitarra), Israel Suárez Piraña (percusiones), Antonio Fernández Farru (bailaor), Antonio Flores (cante) y David Maldonado (cante).

Originario de Algeciras (Cádiz), De Lucía llegó al Palacio de Bellas Artes sólo para tocar, sin rollos. Lo único que pronunció en dos horas fue en la breve espera de uno de los bailarines que había salido del escenario. Dijo: El que baila no regresa. Todo lo demás fue música, seguiriyas, bulerías y soleás. Fue una nueva conquista española en México, pero con arte sonoro, sin cruces ni espadas.

Los reflectores cayeron con sus haces sobre cada uno de los músicos, cual si la Luna atravesara techos, plafones y paredes, para iluminar a cada uno de ellos en momentos de gran intensidad armónica. Los remates de las frases musicales fueron en conjunto exactas. Una frase más salió de Paco, quien citó el esfuerzo de los bailaores, a pesar de la altura de la ciudad. La observación recibió un aplauso.

El rostro del músico se ha marcado y a sus 65 años subraya la disciplina, la práctica diaria con su instrumento, en un rictus en claroscuros goyescos.

Con 235 obras registradas y 60 grabaciones de música flamenca, Paco de Lucía sigue expresando en la superficie de su arte la tradición, que es historia y, por tanto, raíz. No hay pureza en el sentido de un sonido sin mezclas. Por el contrario, ¿qué puede haber más influido que el flamenco, música errante cubierta por la luz lunar?

En el programa de mano se leen ideas de Paco de Lucía: La música que te rodea es la hecha por la gente que ves, la gente con la que haces música. Aprendes de tu familia, de tus amigos, de la juerga, de beber. Después sólo debes trabajar la técnica. Los guitarristas no necesitan estudiar. Sobre esto, los que estudian han dicho que en el caso de Paco se trata de un milagro, de un talento innato, pues hay quienes ni estudiando.

Agrega: “Y como en cualquier otro tipo de música, los mejores debemos aprender a nuestra vez de los nuevos talentos. Hay que aprender que la música es anarquía. Y esta es la razón por la que el flamenco es hoy día lo que es, sin disciplina alguna, como lo conocemos. No intentamos organizar las cosas en nuestra mente; no vamos al colegio para educarnos. Sólo vivimos… la música está en todas partes a nuestro alrededor”.

Así, este guitarrista híper empírico ha recibido distinciones académicas de grado excelso, como el honoris causa de varias universidades, como el Berklee College of Music, de Boston, en 2010.

Si el flamenco ha sido distinguido por la Unesco como Patrimonio Intangible de la Humanidad, en 2010, se debe, en gran medida, a una de sus cimas, al Everest artístico de Paco de Lucía.