Opinión
Ver día anteriorDomingo 29 de septiembre de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Una plaza y sus personajes
U

no de los encantos de la ciudad de México son sus plazas; prácticamente no hay un antiguo barrio, pueblo o colonia que no tenga alguna. Hoy vamos a visitar la de Valentín Gómez Farías que se encuentra en Mixcoac.

Como la mayoría de las plazas tiene un templo: la parroquia de San Juan Evangelista y Santa María de Guadalupe. Conserva su atrio arbolado y en la fachada luce un primoroso relieve tallado en la piedra que muestra a la Guadalupana. El interior resguarda retablos neoclásicos y en la bóveda y la cúpula tiene una profusa decoración en estilo barroco con imágenes de santos en alto relieve.

Del otro lado, se levanta una preciosa casa en estilo afrancesado que caracterizó la segunda mitad del siglo XIX. Perteneció a Irineo Paz, periodista, historiador y político. Muy al estilo de esos polifacéticos hombres decimonónicos, también peleó contra los franceses. En su época fue muy comentado porque en un duelo mató a Santiago Sierra, hijo de Justo Sierra, el fundador de la Universidad Nacional. Y... fue abuelo de Octavio Paz, quien vivió en esa casona su infancia y parte de su juventud. En varias ocasiones aparece Mixcoac en la obra del Premio Nobel.

Una curiosa coincidencia es que en una casa cercana se cuenta que vivió Gabriela Mistral, la escritora chilena también Premio Nobel de Literatura. Ella vino a México contratada por José Vasconcelos para ayudar a realizar el entonces nuevo proyecto educativo, que recogería los ideales surgidos de la Revolución.

De regreso en el presente, hoy la casa es un convento de monjas dominicas que la mantienen en muy buen estado y quienes, por cierto, los fines de semana venden sabroso pan.

En otro extremo de la plaza se encuentra la casona donde vivió sus últimos años Valentín Gómez Farías, liberal que impulsó acciones políticas trascendentales: la abolición de los fueros y privilegios ecleciásticos y la pena de muerte, entre otras. Creó la Dirección de Instrucción Pública, antecedente de la actual Secretaría de Educación y promovió el establecimiento de la Biblioteca Nacional. Al morir en 1858, la iglesia impidió que sus restos fueran sepultados en un campo santo. Por esta razón se enterraron en la huerta de esa casa, donde permanecieron hasta 1933. Por decreto presidencial, en esa fecha se trasladaron a la Rotonda de las Personas Ilustres, que se encuentra en el panteón de Dolores.

En la actualidad ocupa la casa el Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora. Curiosamente este personaje, quien fuera sacerdote, era sin embargo de ideas liberales que lo llevaron a combatir el poder político del clero, apoyar la educación laica y proponer reformas educativas. Una época fue consejero de Gómez Farías; si hay más allá, seguramente ambos estarán encantados con está situación.

El Instituto Mora, como es conocido, es una una institución académica que se creó en 1981 mediante un decreto presidencial. Se le reconoce en el ámbito académico nacional e internacional por la excelencia en la investigación en historia y ciencias sociales, así como por la calidad de las maestrías y las licenciaturas que imparte.

Tiene una rica biblioteca que se conformó inicialmente con el acervo especializado en Historia de México, de la Asociación de Bibliotecas de México AC, que se fundó en 1972. Resguarda más de 150 mil volúmenes. Hay una librería donde se pueden adquirir sus publicaciones, la mayoría fruto de las investigaciones que realizan.

A unas cuadras de la plaza, en la calle de Holbein 95, se encuentra el restaurante Gipsy Grill, que ofrece carnes, pastas y ensaladas orgánicas. Un buen inicio son las empanadas de carne o de elote con queso. Para el clima lluvioso cae muy bien el jugo de carne y si tiene con quien compartir pida el Tomahawk, que es un suculento corte de un kilo. Si todavía tiene espacio pida un postre flameado. Lo recibe con gran amabilidad su dueño, el matador Alejandro Tarin.