Opinión
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¿La Fiesta en Paz?

Miguel Ortas: merecida celebración de un espíritu audaz

Continúan los cambios (arbitrarios) en la Benito Juárez

M

ientras jóvenes seleccionados que reciben sueldos estratosféricos de una mafia futbolera con idea de los negocios pero no de la grandeza deportiva hacen el ridículo un día sí y otro también, intemporales espíritus mágicos continúan dando testimonio rico de aventura, como dijera Lorca, para celebrar un privilegiado arte de vivir.

Ahora no fue para festejar sus primeros 84 años de vida, sino sus 60 de alternativa –la recibió en Linares el 28 de agosto de 1953, llevando como padrino a Domingo Ortega y como testigo a César Girón, con toros de Fermín Bohórquez, luego de tres años de triunfos novilleriles en las principales plazas de España– que el maestro Miguel Ortas Jiménez (Madrid, 11 de junio de 1929) convocó a un grupo de amigos y admiradores a otro de esos sensacionales convivios-testimonio en su bello cortijo de Atizapán de Zaragoza, la capital del mundo, como le llama agradecido el también exitoso restaurantero nacionalizado mexicano hace medio siglo. Y es que las existencias ricas en aventura y en vivencias se notan, no requieren alardear de ellas. Se ejercen, se trabajan, se reproducen, se reviven, se expresan, se cantan, se bailan, se torean.

De nuevo este hombre de ánimo incansable enfundó su esbelta figura en un traje corto, se puso sus zahonas de cuero, se caló el sombrero calañés y partió plaza con gusto y señorío en un ruedo tapizado de verde pasto, lo que no impidió que ante una alegre vaquilla desplegara, por enésima vez, su repertorio de suertes con solera, con procedimientos y sentimiento, sin faltar los muletazos de su creación, como la ortina (variante de la arrucina citando de frente), la bernadina (una manoletina pero con la muleta al revés, popularizada por el catalán Joaquín Bernadó), la pedresina (cambio de espaldas al toro con la muleta plegada en la zurda, que prodigaba el albaceteño Pedro Martínez Pedrés) y sobre todo la trebolina (combinación del derechazo con el reverso de la muleta, ligado con afarolado y pase de pecho).

Después de torear, Ortas bailó flamenco con sus bellas hijas Lulú, Norma y Gina, esposa de su hijo, el matador Miguelete, acompañados por la soberbia guitarra de Lucio. Enseguida, con una voz potente y clara y un sentimiento intacto, entonó piezas de cante jondo, melodías aflamencadas, canciones rancheras y huapangos con un falsete de lujo. Claro, nunca ha fumado, comentó alguien, como si en eso consistiera salvar la propia alma.

Luego se proyectó un video con carteles y fotos de su trayectoria taurina. Torero de inspiración y de emoción, que llena las plazas de público, de arte, de entusiasmo y de pasión, decían algunos carteles y notas periodísticas. Una foto de Cano, saliendo Ortas a hombros de la plaza de Las Ventas. Y el comentario de Arriba: Todo muy suave, todo muy quieto, todo como la seda.

“Este cortijo que ustedes ven –confesó el maestro cuando tomó la palabra–, que inició sus actividades en 1968, lo gané cantando y con mi espectáculo ecuestre de El Llanero Audaz con su caballo Rayo de Plata”. Y algo que acabó de conmover a todos los asistentes: Quiero mucho a México y quiero mucho a España, pero cuando llegué a México en 1955 sentí una paz que en España no conocía. Fue como llegar al cielo. La realidad es que hay seres que el cielo lo llevan por dentro, incluso después de haber conocido la gloria.

En la irredimible –escoja partido político– delegación Benito Juárez continúan los cambios, así sean hacia atrás, como corresponde a los que se sueñan paridos por las hadas y copropietarios de la realidad. Luego de destituir, sin motivo, al MVZ Santiago Aja Guardiola y puesto en su lugar al MVZ Javier García de la Peña, en las nueve novilladas que este año se han efectuado en la Plaza México no se ha visto en el callejón al doctor Benjamín Calva Rodríguez, el otro médico veterinario de dicho coso, por lo que a falta de información oficial y de una mínima atención para con el público, corre la versión de que el experimentado médico también fue dado de baja de dicho cargo por órdenes superiores.

¿No sería de elemental consideración que el titular de esa delegación, el joven panista Jorge Romero Herrera, informara a los aficionados el motivo de esos despidos? ¿O será que su director jurídico Luis Vizcaíno Carmona y su coordinador taurino Orlando Martínez, ya se pusieron de acuerdo con la calamitosa empresa? Ahora sí el Cecetla o Centro de Capacitación para Empresarios Taurinos de Lento Aprendizaje, antes Plaza México, ya tiene carro completo para la próxima temporada –grande, ¿eh?– en lo que a autoridades taurinas sin autoridad se refiere. Jueces y veterinarios dóciles, novillones por toros y orejas como confeti. Pobre fiesta, tan lejos de la grandeza y tan cerca de la autorregulación y la connivencia con los gobiernos del falso cambio. Pero escoja su partido político, que la ingenuidad muere al último.