Opinión
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No Sólo de Pan...

También de palabras

E

n la entrega anterior propusimos una definición conceptual de la palabra gastronomía y en las del 23 de septiembre y el 7 de octubre de 2012 propusimos las de cocina y culinaria. En esta ocasión proponemos la definición de otras palabras para facilitar la comunicación de las ideas y la posibilidad de abrir debates en el tema que nos preocupa, utilizando todos quienes nos interesamos en la alimentación conceptos bien definidos (perdón por la redundancia), porque cuando un término no significa lo mismo para todos quienes lo emplean, y al preguntarles el significado muchos son incapaces de expresarlo, la palabra en cuestión es más un obstáculo para transmitir el pensamiento que un medio de comunicarlo y, en consecuencia, tampoco va a servir para planificar acciones que conciernan un problema de tan fundamental importancia en nuestra sociedad como es la alimentación.

El lenguaje, como convención entre los hablantes cuyos componentes fonéticos y escritos constituyen la principal red de relaciones en una sociedad, contiene términos, que suelen ser descriptivos y con frecuencia ambiguos, y concepto, que son palabras cuyo significado ha sido perfectamente consensuado gracias a su definición inequívoca de lo que es esencial en aquello que designa.

Algunos ejemplos de conceptos, sobre los que hemos reflexionado para comunicar con mayor eficacia el tema que nos preocupa, son los siguientes:

Alimentación: ingestión de elementos sólidos, semisólidos y líquidos necesarios para restablecer las células, el funcionamiento y la energía corporales.

Alimentación humana: ingestión de elementos sólidos, semisólidos y líquidos que en conjunto y en cantidad suficiente restablecen las células, el funcionamiento y la energía corporales, y cuya preparación satisface el gusto de una tradición cultural particular.

Nutrición: alimentación calculada con base en el análisis de las propiedades químicas de los alimentos para obtener un equilibrio que optimice el funcionamiento del organismo de cada individuo, independientemente de su gusto y su cultura.

Alimentos: todo elemento orgánico y mineral que puede ingerirse sin dañar a corto, mediano, largo plazo o por acumulación, un organismo humano.

Comestibles: lo que puede ingerirse pero no nutre o nutre poco y produce daños en el organismo humano a corto, mediano o largo plazo y por acumulación.

Alimentos básicos: la suma de alimentos que poseen en conjunto cualidades nutricionales adecuadas para cada individuo y además corresponden a su tradición cultural.

Canasta básica: suma de productos de uso generalizado que integra alimentos y comestibles, así como insumos para la higiene.

Alimentario: adjetivo, califica lo que tiene relación con alimentos y alimentación.

Alimenticio: que alimenta y nutre.

Calidad de los alimentos: conjunto de cualidades que los califican positiva o negativamente, según criterios empíricos comparativos y determinados por los productores y, o los consumidores y, o según criterios científicos con base en los componentes químicos y su cantidad presente o no en los alimentos.

Alimentos saludables: los que propician un estado de bienestar físico y mental.

Inocuidad: a partir de una tasa cero, la medida del daño inmediato o acumulativo, para la salud humana, que posee un alimento.

Suficiente cantidad: peso y volumen de alimentos que satisfacen el hambre cotidiana.

Cantidad y calidad suficientes: peso y volumen de alimentos que satisfacen el hambre cotidiana así como las necesidades de nutrientes y dentro de los hábitos culturales del individuo.

Agua limpia: la que posee minerales naturales, aportando oligoelementos e hidratando el cuerpo humano, y transforma los alimentos sólidos sin desvirtuar su sabor. (La Organización Mundial de la Salud recomienda la exposición del líquido natural durante seis horas a los rayos ultravioletas del sol, para librarlo de patógenos sin restarle minerales).

Agua potable: el líquido purificado con químicos relativamente inocuos pero carente de los minerales necesarios y con un sabor que altera el de los alimentos.

Agua doméstica: la que es apta para el aseo humano y lavado de objetos pero no necesariamente potable.

Agua tratada: el líquido usado o alcanzado por contaminantes en su lecho natural, que es tratado de diferentes maneras para conseguir agua limpia, potable, o doméstica.

¡Cuánto ganaríamos si el lenguaje oficial y académico sobre el asunto alimentario se pusiera de acuerdo utilizando los mismos conceptos! Algunos ejemplos de ello comentaremos en otra ocasión.