Opinión
Ver día anteriorJueves 8 de agosto de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Umbilical
E

l Centro Cultural Carretera 45, ubicado en la Colonia Obrera y bajo la dirección de Antonio Zúñiga es un espacio con muchas posibilidades. En general se utiliza con los espectadores rodeando el centro en que se ubica la acción teatral, pero también puede acoger un pequeño escenario enmarcado por una hilera de luces ubicado en su garaje –hay que recordar que el Centro Cultural se ubica en lo que fuera una casa rentada–, como el escogido por Richard Viqueira para escenificar Umbilical, la última propuesta que se le conoce al mal llamado kamikaze del teatro. Y sostengo mal llamado, porque tras los riesgos físicos que pueda correr en alguna de sus escenificaciones existe un discurso ético y mucho más profundo de lo que a primera vista puede parecer. Éste sería el caso de la obra que me ocupa.

Ya he dicho, y no soy la única, que Viqueira nunca se repite. En esta ocasión eligió un tema que no había explorado, como es el de la dependencia de unos seres hacia otros, no la mutua dependencia del amor, sino la manera unilateral en que un ser no puede reaccionar a nada, o emprender una nueva ruta si no es avalado por el otro, la atadura que impide la propia realización. El autor ilustra su tesis con la extraña historia de un títere enamorado del titiritero, un criminal que ya mató a su esposa. La dependencia del títere, que poco a poco se convierte en persona y toma conciencia de su situación, con lo que se juega al espejo de marioneta-mujer, sólo puede ser liberada de manera violenta, tal como ocurre en esta ocasión, tras de que se nos presentan escenas –muy justificadas por el título que da constancia de la creación de un títere que poco a poco se anima– del parto y muerte de la madre del titiritero. El muy talentoso Richard creó otro espectáculo de cuarenta minutos que presentó a continuación pero al que no me pude quedar por razones que no vienen al caso y desde aquí le envío una disculpa por mi abrupta salida.

El autor alterna con la también talentosa Valentina Garibay de gran flexibilidad corporal, quien se añade a la lista de productores del montaje: Conaculta FONCA, Carretera 45 Teatro A.C. y Kraken Teatro que es la compañía sede del autor y director. En un espacio diseñado por el también iluminador Jesús Henández, al empezar la escenificación, él tira de una cinta de sonido que va cayendo lentamente al suelo y ella muestra un celular, que nunca usará para comunicarse con el exterior, para que después el titiritero jale un estambre del vestido de la marioneta, que gira hasta quedar desnuda antes de vestir otro traje. Ese estambre y la cinta se utilizarán de diferentes maneras, al igual que una cinta métrica y un rollo de papel de baño al final. Los movimientos de ambos están sincronizados y nunca se recurre al estereotipo del robot para identificar al títere, sino la expresión corporal y cierta fijeza en la mirada de Garibay.

El estambre en la cabeza del titiritero es una constante de la escenificación, aunque anteriormente se utilizó la cinta de sonido y la cinta métrica corresponde a un cordón umbilical para después instalar un juego en donde es utilizada para marcar cuadrados y otras figuras geométricas mientras se desarrollan los diálogos, con lo que se superponen palabras de dominio y de rechazo a ese dominio con acciones que, a través del uso de cinta métrica sobre todo y de papel de baño casi al final, conformando figuras geométricas, develan la relación de autoridad del hombre y la sumisión-rebeldía de la marioneta.

Al abrir la puerta que da hacia la calle y traer los rollos de papel de baño, el titiritero libera a la marioneta que no puede abandonarlo y entonces comete su acto terrible antes de gritar con alegría que es libre. Como siempre, Richard Viqueira presenta un montaje de gran calidad visual con la incorporación de elementos de uso cotidiano transformados en otros muy diversos por cómo son utilizados, con temáticas de tipo ético que pueden influir en los jóvenes que son sus más fervientes seguidores, aunque también los viejos podamos disfrutar su inventiva y sus realizaciones capaces de asombrarnos a todos.