Cultura
Ver día anteriorMartes 30 de julio de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

En esa civilización creían que la embriaguez conducía al mundo de los espíritus, revelan

Científicos aportan nuevos datos sobre los sacrificios humanos de los incas

Equipo internacional publica su investigación en la revista de la Academia de las Ciencias de EU

Foto
La Doncella (en la imagen), momia de una adolescente inca sacrificada hace cinco centurias y descubierta en 1999, junto a otros dos niños, en la cima del volcán Llullaillaco, en Salta, Argentina. El Museo de Arqueología de Alta Montaña señala que en el rostro aún conserva restos de pigmento rojo y en la boca pequeños fragmentos de hoja de coca. La investigación documenta que La Doncella pudo fungir como guía de El Niño y La Niña del Rayo, quienes eran menores, en su tránsito hacia la muerte. Fotografía incluida en la página web oficial del museo
 
Periódico La Jornada
Martes 30 de julio de 2013, p. 7

Washington, 29 julio.

Los incas preparaban a los niños que elegían para sus sacrificios administrándoles alcohol y hojas de coca durante meses, revela la investigación de un equipo internacional de expertos.

Tras estudiar tres momias de niños de hace más de 500 años procedentes de los Andes argentinos, los especialistas de la universidad británica de Bradford llegaron a la conclusión de que el consumo de alcohol y coca era parte del ritual del sacrificio. Los resultados se publican ahora en la revista Proceedings de la Academia estadunidense de las Ciencias.

El equipo, liderado por el arqueólogo Andrew Wilson, investigó entre otros aspectos el cabello de las tres momias infantiles halladas en 1999 cerca de la cumbre del volcán Llullaillaco, en la provincia argentina de Salta, en el noroeste del país.

Las tres momias (El Niño, La Doncella y La Niña del Rayo), que se encontraban en muy buen estado, debido a las gélidas temperaturas en las que fueron conservadas, se exponen en el Museo de Arqueología de Alta Montaña de Salta.

Aunque ya se sabía que el alcohol y la coca eran determinantes en los sacrificios humanos de los incas, los restos hallados en los cabellos permiten deducir nuevos detalles sobre cómo se preparaban estos rituales.

Así, un año antes de morir, la alimentación de La Doncella –la mayor de los niños– cambió drásticamente. Al parecer, en ese momento habría sido elegida para el sacrificio y desde entonces mejor alimentada. Según el estudio, La Doncella tenía unos 13 años (en la web del museo se habla en torno a 15).

El alcohol que consumían era, al parecer, chicha, bebida derivada de la fermentación del maíz. Las hojas de coca, utilizadas como materia prima para la cocaína, producen entre otros un efecto calmante al masticarlas mezcladas con ceniza. Los incas creían que los estados de embriaguez permitían acceder al mundo de los espíritus.

La coca y el alcohol eran sustancias que provocaban un estado de cambio considerado sagrado, señala el estudio. Los investigadores apuntan a que estas drogas también contribuían a que los niños fueran más dóciles de cara a los rituales.

Los sacrificios humanos en el imperio inca se conocen con el nombre de copacocha. Los niños elegidos recorrían largas distancias y participaban en ceremonias en la capital inca, Cuzco, antes de dirigirse a la cumbre del volcán, a cientos de kilómetros, donde finalmente eran sacrificados.