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Convoca a no dejarse seducir por la ilusión de felicidad que dan el dinero y el poder

El Papa llama a los jóvenes a adoptar la austeridad como patrón de vida
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El papa Francisco durante una ceremonia de bienvenida que le ofrecieron en la playa Copacabana, en Río de Janeiro, como parte de la Jornada Mundial de la JuventudFoto Reuters
 
Periódico La Jornada
Viernes 26 de julio de 2013, p. 30

Río de Janeiro, 25 de julio.

El papa Francisco hizo hoy una serie de pronunciamientos sobre la marginación de comunidades urbanas pobres y acerca del excesivo culto al dios dinero, durante la visita que hizo a una favela en Río de Janeiro y en un discurso pronunciado ante jóvenes argentinos que viajaron a Brasil para encontrarse con el pontífice.

La medida de la grandeza de una sociedad está determinada por la forma en que trata a quien está más necesitado, a quien no tiene más que su pobreza, advirtió Francisco de cara a unos 25 mil cariocas residentes en la favela Varghina, recuperada hace poco más de un año por las fuerzas policiales, tras años de estar bajo control de bandas de narcotraficantes.

El Papa destacó la labor de las autoridades brasileñas para reducir la pobreza e imponer el orden en las áreas urbanas marginadas, pero señaló que ningún esfuerzo de pacificación será duradero ni habrá armonía y felicidad para una sociedad que ignora, que margina y abandona en la periferia una parte de sí misma.

Minutos antes de su alocución, el Papa recorrió a pie la favela, bendijo una iglesia en construcción, besó a varios niños y saludó a decenas de personas. También entró en una pequeña vivienda y permaneció ahí con la familia unos diez minutos.

Un joven que le dio la bienvenida afirmó que la visita del Papa a los olvidados por la sociedad y por el poder público hace de este jueves un día histórico que dejará una huella eterna en nuestras vidas. Esta es la segunda vez que un pontífice visita una favela en Río.

El Papa también habló ante unos cinco mil jóvenes argentinos a quienes sugirió adoptar la austeridad como un patrón de vida y a quienes también pidió que hagan lío y salgan a la calle para hacerse valer y luchar por los valores.

Más tarde, ante casi un millón de personas en la emblemática playa Copacabana, en Río, el pontífice insistió en no dejarse seducir por la ilusión de felicidad que causan el dinero y el poder.

En ceremonias aparte, Francisco recibió las llaves de la ciudad, bendijo al basquetbolista brasileño Oscar Schmidt, quien lucha contra el cáncer cerebral, y bendijo las banderas de los juegos olímpicos y paralímpicos de 2016.

En Roma, en tanto, el obispo Nunzio Scarano, implicado en dos investigaciones judiciales sobre prácticas de lavado de dinero, acusó a cardenales del Vaticano –sin citar nombres– de haber encubierto abusos financieros cometidos por sus superiores laicos.