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Diáspora en Tierra Caliente

La gente mala la teníamos cuatro días antes de la balacera

No pudimos más, dejamos todo
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Los pobladores de Villa Hidalgo se alegraron de la llegada de las fuerzas de seguridadFoto Víctor Camacho
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 20 de julio de 2013, p. 3

San Miguel Totolapan, Gro.19 de julio.

Allá quedaron mis plantas, mis animalitos, mi casa y mis tierras; nos venimos, no pudimos más señor, más que dejar la casa y nos venimos a San Miguel (Totolapan), no se puede entrar. La gente mala ya la teníamos desde hace cuatro días antes de la balacera, relató Ismael, de 72 años, en el atrio de la iglesia de la cabecera municipal, acondicionado como refugio.

Llegaron más de 200 hombres armados a echar chingadazos; qué podíamos hacer, por eso dejamos la casa encerrada. Queremos pedirle al gobernador (Ángel Aguirre Rivero) que nos dé seguridad, a nosotros y a los maestros, porque a veces tienen que salir corriendo del pueblo, agregó el habitante del poblado de Villa Hidalgo, conocido como El Cubo.

A unos pasos de Ismael se encuentra Dorotea Carbajal, de 70 años, quien entre lágrimas agregó: la cosa está muy fea, ya no se puede vivir. Le pedimos al señor presidente (Enrique Peña Nieto) ayuda, lo mismo al señor gobernador, porque queremos regresar a El Cubo, allá dejamos todo.

Otra habitante de El Cubo, quien por temor pidió el anonimato, narró que se oía cómo se correteaban por las calles del pueblo, cómo pasaban las camionetas a toda velocidad, cómo entraban a las casas por la fuerza para sacar a los hombres, al parecer para que pelearan con los de Arcelia (municipio vecino); algunos vecinos dicen que lo hicieron para meternos miedo.

Acompañada de su esposo y sus hijos, la joven mujer señala con su mano el rumbo donde se suscitó la balacera, el punto conocido como Los Aguerridos. Inició como a las ocho de la mañana y concluyó al mediodía, aunque unos vecinos dicen que se prolongó hasta las tres de la tarde. Había pausas de minutos, y luego se reiniciaba el tiroteo, al parecer entre dos grupos.

Temerosa y haciendo ademanes, continuó: dicen que unos de los que participaron en los enfrentamientos eran de Arcelia y otros de aquí del municipio (San Miguel Totolapan); la verdad no sabemos, porque todos nos escondimos en nuestras casas para protegernos de las balas.

Los testimonios de los pobladores de El Cubo (de casi mil 300 habitantes) difieren en cuanto al número de los presuntos delincuentes que incursionaron en la comunidad. Unos afirman que fueron unos 200 pistoleros a bordo de varios vehículos y otros que no eran más de cien.

Para llegar a Villa Hidalgo se tiene que bordear el río Balsas. Justo en el poblado de El Escondido hay un retén de soldados del 27 Batallón de Infantería, con sede en Iguala.

Queremos que se queden

Al llegar a El Cubo había decenas de militares que se trasladaban en un vehículo Hummer y dos camionetas; además, había un equipo de fuerzas especiales de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), que prácticamente tomaron el zócalo de esta pintoresca comunidad, donde los adultos están contentos con la presencia de las fuerzas castrenses; ojalá y estén mucho tiempo, sólo así nos sentimos seguros, aseguró la dueña de la tortillería del pueblo, quien se quejó de las bajas ventas por la violencia; antes vendíamos al día dos tambos y medio (de maíz), hoy apenas si acaso uno.

Otra anciana, habitante del poblado de Valle Galeana, pero que compra sus tortillas en El Cubo, manifestó que en su localidad la gente tiene mucho temor por la presencia de los pistoleros.

Muchas familias ya se salieron de sus casas. Doy gracias a Dios por la llegada de los soldados, queremos que no estén sólo un rato, sino que se queden mucho, insistió al tiempo que observaba la llegada de otro convoy de la milicia.

Pero no todo fue tristeza entre los desplazados por la violencia en esta región de la Tierra Caliente de Guerrero. La joven Teresa Jiménez Fuentes, quien este jueves dio a luz un niño comentó: desde mediodía sentí las primeras contracciones y vino a revisarme una doctora, que ordenó mi traslado al centro de salud, en donde por la tarde nació mi bebé.