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El ruido de los huesos que crujen cuenta la realidad de pequeños arrastrados a la guerra

Puesta teatral incita una reflexión sobre niños con miedo de no matar rápido

Pieza de Suzanne Lebeau, a cargo de la CNT, arrancó temporada en la sala Héctor Mendoza

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Tienen armas obsoletas y botas demasiado grandes que los hacen tropezar cuando deberían correr para salvar su vida, dice el texto de la dramaturga en el programa de manoFoto CNT/Sergio Carreón Ireta
 
Periódico La Jornada
Domingo 7 de julio de 2013, p. 4

La guerra. No. Los niños en la guerra. Tampoco. Los niños secuestrados en las guerras, arrastrados a la violencia de los adultos, alejados para siempre de su familia, de su niñez, de la seguridad. Sí. Escrito mejor: niños que dejan de ser niños a la fuerza, obligados a presenciar la capacidad del ser humano de destruir al otro de todas las formas posibles. Niños que luchan por sobrevivir... con armas en las manos.

Esos son los temas de reflexión que propone la puesta en escena El ruido de los huesos que crujen, escrita por la canadiense Suzanne Lebeau y que ahora montó la Compañía Nacional de Teatro (CNT), en colaboración con Le Corrousel y el Théâtre d’Aujourd’hui de Montreal en la sala Héctor Mendoza. La temporada se inició este sábado.

Es la historia de Elikia y Joseph, de 13 y ocho años. Elikia, secuestrada después de que los rebeldes asesinaron a su padre, violaron a su madre y a ella le hicieron quemar la casa donde vivió sus primeros 10 años. Joseph el niño más pequeño que llegó al campamento de los rebeldes. Su huída y la narración de una historia tradicional que en el escape no llega al final.

Angelina es enfermera, y trabaja en el hospital. Es una de las tres voces que cuentan la historia...

En esta ocasión –esta obra se estrenó en México en 2011– quienes dan vida al texto de Lebeau son la actriz Luisa Huertas (Angelina), David Calderón (Joseph) y Ana Ligia García en el papel de Elikia, que también será interpretado en algunas funciones por Diana Sedano.

La dirección es de Gervais Gaudreault, quien escribió un texto que se lee en el programa de mano en el que dice: “Con El ruido de los huesos que crujen, Suzanne Lebeau toma la palabra para contar el mundo, en la urgencia. El relato con acentos poéticos se desarrolla sin complacencia, sin manierismo. El asunto es demasiado grave como para tener lástima”.

A su vez, la dramaturga narra en otro de los textos por qué decidió escribir acerca de este tema y llevarlo a un escenario: “Hace seis años fui trastornada por las miradas y los relatos de niños soldados en un documental. Se hablaba entonces de 300 mil niños. Hoy, al hacer la investigación para el lanzamiento de este espectáculo, leí que son 500 mil integrados a las fuerzas armadas, regulares o rebeldes, en al menos 41 países. Cualesquiera que sean las cifras, son espantosas.

“Estos niños tienen seis años, ocho años, 10 años, 15 años. Los secuestran, les quitan su infancia y a su familia, se los llevan a las guerras civiles para tareas que los adultos se niegan a realizar, por miedo o por disgusto. Tienen armas obsoletas y botas demasiado grandes que los hacen tropezar cuando deberían correr para salvar su vida. Son humillados, violentados, para una obediencia perfecta, pagados con cigarros.

Tienen sed, tienen hambre, tienen miedo. Miedo de ser asesinados, miedo de no matar suficientemente rápido.

Y ese miedo no termina si alguna vez logran escapar. Entonces llega el miedo, el terror, a ser capturados de nuevo, dice sobre el escenario Angelina/Luisa Huertas ante el micrófono de una conferencia de prensa, ahí, sentada en una mesa con un vaso de agua al lado... y la incredulidad de quienes le hacen preguntas.

El ruido de los huesos que crujen ayer inició temporada; continuará hasta el 28 de julio y reinicia del 17 de agosto al 15 de septiembre. Las funciones son sábado y domingo a las 12 horas.

Se realizarán dos funciones extra el 15 y 16 de agosto a las 20 horas. La sala Héctor Mendoza se localiza en Francisco Sosa 159, entre Melchor Ocampo y Encantada, en el coyacanense Barrio de Santa Catarina. La entrada es libre, previa reservación al correo [email protected]