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Proyecto itinerante y multidisciplinario del artista Héctor Falcón

Seis artistas salen de su medio para rendirse ante las Expresiones del café
 
Periódico La Jornada
Martes 2 de julio de 2013, p. a10

Un perfume que atrapa toda la esencia del mundo del café, creado por el escultor Anuar Maauad, se torna una escultura etérea en el proyecto Expresiones del café, coordinado por el artista visual Héctor Falcón para una conocida marca internacional de esta bebida.

Del actor y diseñador José María Torre son dos prendas (vestido para dama y abrigo para caballero) que combinan la textura de la gabardina con la de los sacos en los que se transportan los granos de café. Javier Ramírez El Chá, diseñador e ilustrador, además de bajista de Moderatto, es autor de una serie de pinturas inspiradas en la capacidad que tiene dicha bebida de poner de buenas a las personas.

Mauricio Serrano, diseñador de joyería, ideó un candil inspirado en los colores y aromas que se experimentan en cada proceso del café, así como un par de aretes de plata de .950, con periodoto, citrina y granate en los que la piedra semipreciosa ojo de tigre representa al grano de café.

El productor de cine Gerardo Gatica, en colaboración con Jordi Funtanet, concibió la instalación 40 tazas de café, serie de conversaciones en torno a esta bebida proyectadas en el interior de igual número de tazas empotradas. La fotógrafa Ana Hop hizo una serie de cinco imágenes inspiradas en el comienzo del día de igual número de adultos.

Respecto de los seis participantes del proyecto que devino exposición itinerante, Falcón explicó que se trata de personas conocidas para él, pero cuyo trabajo descontextualiza del medio en que normalmente se encuentran. Al sacar una indumentaria de una pasarela la puedes ver como escultura, asegura.

Creo más en la calidad de las propuestas alrededor de las temáticas que en el hecho de descalificar algo como arte o no, porque a final de cuentas la fotografía no se consideraba arte, tampoco el grafiti o la acción, algo en lo que he estado metido de lleno, mucho menos el trabajo corporal o los tatuajes. Es más bien el hecho de la conciencia que generan los discursos, continúa.

En Expresiones del café hay un lineamiento específico, que es la bebida en cuestión; sin embargo, de acuerdo con Falcón, bien podría haber sido una exhibición que se presentara en algún lugar sin sustento ni patrocinio. Vale la pena hacer exposiciones y que paguen las marcas, porque finalmente forman parte de este abanico social, y también se involucran desde otra perspectiva, no sólo en vender, llevar el producto, sino también en generar y dar algo.

Sobre mecenazgo

Falcón recuerda que en algún momento el arte vivió de la Iglesia. Setenta por ciento de la pintura se la debemos a ella, a la Corona y a la burguesía, que patrocinaba todo esto. De pronto el hecho de que las compañías financien proyectos artísticos me parece que es necesario e inteligente para ambos lados.

Reconoce que hay muchos prejuicios al respecto, sobre todo en el área cultural, pero, para mí, lo peor que le puede pasar a un artista es quedarse en un pequeño sector y no seguir produciendo. Producir y volver las propuestas autosuficientes hace que los artistas crezcan y sigan exhibiendo. Cuando un artista limita su producción, cierra el mercado. Salvo que tenga una familia híper rica que lo mantenga, no podrá seguir produciendo.

Artista a quien le interesan los procesos físicos –hace un año se quitó el ombligo, metáfora de si no naces, no mueres–, Falcón ya ha producido varios festivales de arte como el que realizó en Japón, en 2002, una cosa monstruosa de seis meses. Después de hacer una residencia allá decidí llevar a otros artistas a que hicieran lo mismo. Pero, de pronto me he dado cuenta que hay que involucrar a las empresas para hacer esto autosuficiente. El arte debe dejar dinero para que los artistas sigan produciendo de forma libre.