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Realizaron la primera Fiesta de las Feromonas de Alemania en un famoso bar de Berlín

La nariz es fundamental para hallar pareja, según se confirma en festival

De las 40 personas que participaron en el primer encuentro de Nueva York, 24 se emparejaron y siguen juntas; nunca había oído hablar de un porcentaje de éxito tan alto, dice uno de los organizadores alemanes

 
Periódico La Jornada
Martes 25 de junio de 2013, p. 9

Berlín, 24 de junio.

Había una nota de sudor humano en el ambiente. Una veintena de periodistas y fotógrafos se arremolinaron en torno a una mesa en la parte trasera de un bar del barrio de moda berlinés de Friedrichshain. Una pila de bolsas de plástico descansaba sobre una mesa. Allí se cocinaba la que, según los organizadores, es la primera Fiesta de las Feromonas de Alemania.

El objetivo del festival es encontrar al compañero para toda la vida sirviéndose de la nariz. Cada una de las bolsas de plástico contenía una camiseta que había sido usada en la cama durante tres noches antes de que se le asignara un distintivo azul, para identificar a un portador masculino, o uno rosa, para las mujeres.

Las feromonas son unas sustancias químicas segregadas de manera natural por personas y animales durante momentos de estrés, miedo y placer. Según los investigadores, su papel es clave a la hora de encontrar pareja.

En 1995, el zoólogo Claus Wedekind realizó varios experimentos en la universidad suiza de Berna con camisetas sin lavar utilizadas por distintos hombres. Y descubrió que, por lo general, las mujeres preferían las de aquellos cuyos aparatos inmunológicos eran distintos a los suyos, lo que incrementa las posibilidades de tener descendencia con una saludable mezcla.

Las fiestas de feromonas comenzaron a popularizarse en Estados Unidos y ahora aterrizan en Europa, donde por decirlo de alguna manera empezó todo. Nos pareció que era una idea fantástica, dijo Lukas Brossender, de la agencia de contactos Shop A Man, organizadora de la fiesta berlinesa celebrada hace unos días.

De las 40 personas que participaron en la primera Fiesta de las Feromonas en Nueva York, 24 se emparejaron y aún siguen juntas. Nunca había oído hablar de un porcentaje de éxito tan elevado, señaló Brossender.

Sin embargo, el experto en citas no se siente capacitado para afirmar si todo se debe a las feromonas. “La gente la está pasando bien y decir ‘huele bien’ es una buena forma de iniciar una conversación relajada”.

Antes de que comenzara la fiesta en Berlín, el tema de conversación que más se escucha es ¿prensa o invitado?. Los fotógrafos estaban algo frustrados: dos mujeres sentadas junto a la mesa tuvieron que oler dos veces cada camiseta para asegurarse de que todo el mundo tenía una buena foto. Pero apenas pudieron acercar rápidamente la nariz a la prenda.

Hay un punto en el que empieza a oler un poco terrible, dice una. A la otra le disgustó que muchos hombres optaran por perfumarse antes de ponerse sus camisetas. ¿Por qué querría estar yo con alguien que desde el principio está intentando engañarme?, señaló.

Robert y Fabio, en cambio, se lo tomaron con calma. Los dos jóvenes de 24 años estaban sentados en un sofá, mirando las imágenes que se proyectaban sobre la pared del bar. Toda mujer a la que le gustaba el olor de una prenda se hacía una fotografía con ella. El hombre que la llevaba veía su número en la pantalla y, si le gustaba lo que veía, se acercaba a hablar con la mujer. El aspecto físico, al parecer, sigue siendo factor importante.

El aspecto siempre será importante, sostuvo Lukas Brosseder. Pero creo que es lo que quiere la gente. Robert encontró su camiseta de mujer favorita: la número 7; huele bastante bien, dijo. No sabía quién la llevaba, y ninguna mujer se había acercado a hablar con él.

Las prendas usadas por los hombres tienen un olor mucho más fuerte que las de las mujeres. Podría describirse como la suma de una cama deshecha, sudor y desodorante. Eso es porque los hombres hicieron lo que les dijeron. Y las mujeres lavaron las camisetas en secreto, afirma el experto.

Después de tres horas, las cámaras fotográficas desaparecieron y la fiesta se trasladó fuera para los fumadores. El ambiente era alegre, pero no se veían parejas. Había como alrededor de 30 solteros, y otros tantos periodistas. Y al menos, las feromonas fueron un buen tema de conversación.