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No habrá quien nos guíe es la primera novela de la actriz

Lisa Owen escudriña la muerte con un cariz intimista y trágico

Los fantasmas emergen, atormentan y destrozan a los individuos de esa historia, indica

Escribir siempre me ha gustado, lo necesito y es una manera de estar conmigo porque soy misántropa, revela

 
Periódico La Jornada
Domingo 16 de junio de 2013, p. 5

En un tono intimista y trágico, la actriz, guionista y escritora Lisa Owen plantea en su novela No habrá quien nos guíe la indisoluble relación entre el hombre y la muerte.

La culpa, el temor, las coincidencias y el destino son, entre otras, las variantes que resurgen en la trama de Owen, quien explora a los personajes desde el punto de vista de los hombres.

De hecho, en la historia, explica la autora en entrevista sobre su primera novela, publicada por Tusquets, los tres personajes principales son hombres y las mujeres emergen en la narración en función de lo que las mueve y las relaciona con ellos.

La historia comienza con Tadeo, quien ve derrumbarse el porvenir que se había forjado, luego de la explosión de la gasera en los años 80, tragedia en la cual perdieron la vida 17 personas. Ante los sentimientos que lo agobian y saturan de culpabilidad y por el miedo de ser acusado como uno de los responsables, el personaje se trastoca y cambia el rumbo y el de su familia.

Luego aparece en la trama un hombre estadunidense y solitario de la tercera edad, llamado Babbit, quien inconforme con lo que ha hecho hasta ese punto de su vida, decide cambiar su residencia y al final elige –por muchos motivos– trasladarse a México.

En contraste, la estabilidad emocional de Jaime cambia tras la muerte de su hijo Nicolás, un bebé prematuro, quien pese a los cuidados médicos y a sus constantes desvelos fallece en el hospital.

La melancolía con la que vive el personaje luego de ese doloroso incidente, aunada a los incesantes sueños en los que habita el niño, terminan por alejarlo de su esposa Sonia, a pesar de que ella después concibe dos hijos.

Heridas como fardos

La historia, acepta Lisa Owen, es una reflexión sobre la relación entre el hombre y la muerte. De ese hombre que se siente culpable de la tragedia, donde otras personas fallecieron, así como del individuo que está atado a un hijo que ya murió y de Babbit, un hombre viejo, quien está a punto de morir.

En la trama, prosigue, “cada historia afecta a las siguientes con pequeñas variables que pueden cambiar el curso de las cosas. Así –añade– no existe claridad respecto del destino, el cual no está escrito ni en las manos de los seres humanos”.

Y en caso de que el destino estuviera plasmado, subraya Owen, tampoco importa, porque el dolor del ser humano es exactamente el mismo.

Sin duda, explica, “manejo temas distintos en la historia, pero la realidad es que cada uno significa la herida de cada personaje, la cual cargan.

Foto
Lisa Owen en entrevista con La JornadaFoto María Meléndrez Parada

“La trama –detalla– reside en el dolor de los personajes. Casi todo es inventado y son los fantasmas de cada quien los que emergen, atormentan y destrozan a los individuos que nutren esta novela.

“Es cierto –agrega Lisa Owen– muchos de esos personajes soy yo, pero también gente que conozco” y es así como exploro una parte que me interesa mucho, las coincidencias, esa pequeña variable que en la vida de una persona puede ser determinante.

Mirarse uno al otro

No habrá quien nos guíe fue escrita a lo largo de dos años, tiempo que Lisa Owen destinó entre su profesión artística y la autobeca que se otorga la actriz para realizar lo que más le gusta y apasiona: escribir.

Además, esa novela, explica, surgió a partir de una anécdota que le contaron sobre un cádaver que llevaron a incinerar dos hombres.

“Esto me pareció una buena historia, la cual empezó primero como un guión, pero después me sedujo la idea de escribir la de cada personaje y tratar de reflejar cómo cambia la vida a partir de los encuentros fortuitos que parecen aleatorios, pero que –en definitiva– determinan el rumbo de las cosas”.

Incluso, abunda, se demuestra que a veces las relaciones más fuertes no son las que tienen más tiempo ni las que debieron haber sido las más importantes.

Eso sucede en la novela, ejemplifica, con el caso de dos matrimonios, cuyos cónyuges viven sin mirarse y comparten una vida, pero ya no se ven. En contraste, se halla la relación del viejo y la mujer que le ayuda en la casa, ellos mantienen una fuerte relación y, a decir verdad, son los únicos personajes que se miran uno al otro.

Lisa Owen desarrolla otra novela, adelanta, aunque todavía no determina en qué desembocará el proyecto literario.

Se basa, explica, en una historia más actual que gira en torno a un asalto.

La actriz, quien creció en Xalapa, Veracruz, escribe desde hace más de 20 años bajo la mirada de Vicente Leñero, en el taller Sólo los jueves, donde se ha enfocado al género del guión cinematográfico.

Escribir siempre me ha gustado y lo necesito. Es una manera de estar conmigo porque soy misántropa, puntualiza la autora, cuyo trabajo más reciente como actriz fue en la puesta en escena Todo sobre mi madre.