15 de junio de 2013     Número 69

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

Riesgos en la salud: menos frutas
y verduras y más refrescos

Alejandro Calvillo Unna y Katia Yetzani García Maldonado El Poder del Consumidor

Las frutas y verduras son componentes fundamentales de una dieta saludable y su consumo ayuda a prevenir diversas enfermedades, por lo que la Asociación Americana del Corazón y otros organismos internacionales recomiendan que nuestra dieta incluya más de cinco porciones de frutas y verduras al día.

Sin embargo, menos del 30 por ciento de la población mexicana realiza una adecuada ingesta de frutas y verduras; las ingestas más bajas son observadas en la región norte del país y entre la población con menor índice de condición de bienestar del hogar. Además, la población mexicana tiene uno de los índices más bajos de consumo de frutas y verduras en América Latina al consumir en promedio 109.8 gramos de estos alimentos al día, mientras que la recomendación internacional de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es de 400 gramos. Esta situación ha contribuido al aumento de sobrepeso y obesidad. Hemos dejado de consumir frutas y verduras y las hemos sustituido por comida chatarra.

Los datos epidemiológicos han demostrado que personas con un alto consumo de frutas y hortalizas presentan un menor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares y varios tipos de cáncer.

Por otra parte, en solamente 14 años el consumo de frutas y verduras en México cayó cerca de un 30 por ciento, mientras que el de refrescos aumentó alrededor de 40 por ciento.

México es el consumidor número uno de refrescos en el mundo, con un promedio al año de 163.3 litros de refresco por persona. Además, la energía consumida proveniente de bebidas altas en energía se incrementó más del doble en adolescentes y se triplicó en los adultos en el periodo 1999-2006.

La información que contienen los etiquetados de las bebidas azucaradas no orientan realmente a los consumidores, lo cual ha inducido a que se sigan consumiendo productos con alta cantidad de azúcar.

La mayoría de los refrescos de 600 mililitros contienen 60 gramos de azúcar o más, equivalentes a 12 cucharadas cafeteras de azúcar. Sin embargo, la etiqueta de estas bebidas no advierte, de manera entendible al consumidor común, sobre el alto contenido del edulcorante y su riesgo a la salud. Al contrario, la publicidad de estos productos propicia su consumo asociándolo con la felicidad y la vida sana. Ni el etiquetado ni la publicidad de estos productos han sido regulados por el Estado.

Enfrentamos una alta incidencia de diabetes como consecuencia del deterioro de los hábitos de alimentación y la alta ingesta de bebidas y productos azucarados. Desde el 2000, la diabetes es la primer causa de muerte en nuestro país y únicamente en el sexenio pasado murieron cerca de medio millón de personas a causa de esta enfermedad.

Es importante que se proteja desde la infancia del consumo excesivo de bebidas con azúcar y que se promueva el consumo de frutas y verduras. Sin embargo, la globalización repercute sobre los mercados locales y actualmente las empresas trasnacionales manejan el mercado, crean hábitos y establecen adicciones.

Es indispensable fortalecer e impulsar la producción local de alimentos, creando vínculos con lo que sería posible modificar la dinámica económica y social de una región, con lo que se podría acceder a productos de calidad y bajo costo, así como favorecer el consumo de frutas y verduras que propicien el mejoramiento de la salud de la población. El programa Hambre Cero de Brasil tiene como uno de sus ejes fundamentales el apoyo a los pequeños productores, a la vez que se ha establecido que las escuelas adquieran por lo menos el 30 por ciento de sus productos de huertos familiares de la localidad y que el 70 por ciento de los alimentos en estos planteles sean no procesados. Con ello se han fortalecido las economías locales y la producción de los alimentos tradicionales, además de que se ha protegido la salud alimentaria de los escolares.


FOTO: © Andrés Borja González
El 25 de mayo se realizó en
varios países del mundo una jornada contra la transgenia y contra Monsanto, la trasnacional líder en el desarrollo y promoción de esta tecnología. En la Ciudad de México el evento tomó forma de “Carnaval del maíz”, donde se enarboló la defensa del maíz y de las y los campesinos que lo han producido durante más de nueve mil de años. Los manifestantes marcharon del Palacio de Bellas Artes hacia el Monumento a la Revolución, e invitaron a la población a rechazar los transgénicos y a consumir maíz natural sembrado en territorio nacional.
 
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