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En Rastros inadvertidos del tiempo recrea la naturaleza y lo inacabado

En otra época hubiera sido una auténtica paisajista: Perla Krauze

Conocida por su escultura e instalación, en esta muestra presenta pintura, fotografía y mesas de trabajo en la galería Le Laboratoire

 
Periódico La Jornada
Martes 11 de junio de 2013, p. a10

De haber nacido en otra época, hubiera sido auténticamente paisajista, expresa la artista visual Perla Krauze. Rectifica: a lo mejor lo soy de otra manera, con el uso de otros medios y la exploración de otra forma.

La naturaleza recreada, a veces más abstracta, a veces más evidente, es un tema latente en Rastros inadvertidos del tiempo, exposición de 20 conjuntos de obra, entre pintura, fotografía, instalación y mesas de trabajo, abierta en la galería Le Laboratoire (Vicente Suárez 69-2, colonia Condesa).

Un segundo tema sería el tiempo, las huellas y lo no acabado. Por ejemplo, “de pronto siento la pintura como si fueran esas capas de la memoria: la ves y evocan un cielo, un mar, una roca o las grietas, pues, finalmente, paisaje, pero pasado por el tiempo.

Límites efímeros

“Mandé unas piezas fuera de México y alguien me dijo que el personal en la aduana iba a pensar que no estaban acabadas. Dije, está bien, sé que lo están, pero es una línea muy fina entre lo acabado, lo efímero. En este cuadro chiquito (Memoria 5, óleo de 15 por 15 centímetros), por ejemplo, insisto en cortar la tela y evidenciar que es engrapada, sujetada al bastidor y que se vuelve un objeto. Pero, a través de la tela se ve el muro, entonces, éste celebra la pieza, pero también se convierte en parte de ella. Que haya varias lecturas es algo que también me ha interesado mucho, al igual que esa dualidad y fina línea entre lo bidimensional y lo tridimensional”.

Conocida por su escultura e instalación, Krauze no acostumbra mostrar fotografía, aunque tiene mucha. Tampoco se considera fotógrafa: Cuando me preguntan, digo que más bien soy pintora; voy y vengo. A veces siento que pinto en el espacio, con los objetos, o cuando hago instalaciones. Aunque sean tridimensionales, a veces siento que es una manera de intervenir, dibujar, pintar o esculpir en el espacio. Para mí, la fotografía es una manera de llegar al sitio. Dibujo, tomo fotos o videos. De éstos últimos también tengo muchos chiquitos, pero que tampoco los muestro mucho, ya que sirven como bocetos. Aunque poco a poco me he dado cuenta de que tienen su propia relevancia, de los recorridos que realizo.

Foto
Pieza que forma parte de la exposiciónFoto cortesía de Le Laboratoire

Las fotografías de mares fueron tomadas durante el viaje en un crucero. Cada día, a la misma hora, desde el mismo sitio del barco y hacia abajo, hacía un registro fotográfico del mar y del cielo.

En entrevista, Krauze dice sentirse más concentrada y estructurada en la pintura: “Desde hace tiempo trabajo a partir de las huellas o improntas en las calles, pavimentos y pisos donde trabajo, en este caso de José Alvarado 24, donde tengo mi taller. A la tela de muchos de los cuadros incluidos en la exposición la puse en el suelo antes de ser restirada al bastidor y con la técnica del frottage, realicé una impronta con grafito o carboncillo, lo fijé con aerosol, después la restiré y allí empezó el proceso que tiene su importancia en todas las piezas”.

–¿Habría también en su obra una reflexión sobre el alejamiento del hombre de la naturaleza?

–Mis recorridos a veces son por el paisaje urbano. Los frottages y los objetos que recolecto de vegetación son del ámbito citadino, pero también del rural. Camino, me invitan a algún lugar, o voy a algún desierto, traigo de vuelta objetos que transformo en algo permanente con base en aluminio o resina. Al volverlos artificial, evidencio justo eso del paisaje, pues, si no nos cuidamos, será efímero.

Fue a partir de una residencia artística en Banff, Canadá, que Krauze se dio cuenta de que su trabajo, en efecto, tenía que ver con el registro y la memoria. No es que antes no haya sido así, siempre le había interesado el tiempo, los fósiles y la arqueología, pero “no lo tenía tan claro. No percibía que por naturaleza tiendo a instalar en el piso, como mercado ambulante o mesas de trabajo de arqueólogos.

Al cabo del tiempo me di cuenta de que hacer gabinetes de curiosidades era mi manera de abordar el espacio. Existe la pieza única, pero en realidad existe la aglomeración y la relación entre las obras que se platican una con otra, hacen familias o colecciones. La serie se vuelve relevante también, el grupo, la familia.