Beirut, 5 de junio.

El ejército sirio, apoyado por la milicia chiíta libanesa Hezbolá, tomó hoy el control de la estratégica ciudad de Quseir, bastión de los rebeldes desde hacía un año, y desde donde se abastecía de armas vía el vecino Líbano.

Los rebeldes reconocieron la retirada de Quseir. Sí, perdimos esta batalla, escribió en Facebook la Comisión General de la Revolución Siria. Pese a la derrota, la oposición se comprometió a continuar con la revolución.

Quseir está en la provincia de Homs, cerca de la frontera libanesa, es estratégica también para las fuerzas de Bashar Assad, ya que se encuentra entre Damasco y el mar Mediterráneo, en plena zona alauita, la confesión del presidente.

Nuestras fuerzas armadas pudieron restablecer la seguridad en Quseir y limpiarla de terroristas, afirmó el comando del ejército sirio.

Recalcó que esa victoria es un mensaje a todos los que participan en la agresión a Siria, y advirtió que después de las sucesivas hazañas en su guerra contra el terrorismo organizado, nuestras fuerzas no dudarán en aplastar a los hombres armados, si bien el ejército dará muestras de clemencia a aquellos que dejen las armas.

El ejército añadió que se prepara para recuperar cada centímetro de territorio sirio, y según The Independent, las fuerzas de Assad buscan retomar el control de Alepo.

Representantes de la Organización de Naciones Unidas, Rusia y Estados Unidos se reunieron en Ginebra para preparar una conferencia de paz sobre Siria, que se realizará en julio, pero aún no hay fecha precisa, dijo el mediador internacional Lakhdar Brahimi.

El papa Francisco alentó los esfuerzos para organizar la conferencia de paz y llamó a brindar más ayuda humanitaria a los refugiados.

Francia y Gran Bretaña, en tanto, anunciaron que tienen pruebas del uso de gas sarín en Siria. El presidente francés, François Hollande, estimó que esos elementos obligan a la comunidad internacional a actuar. No obstante, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Chuck Hagel, dijo que aún no ha visto la evidencia.