Herculana baila con Darío en su cumpleaños, Cancún, Quintana Roo, 2001. Fotos: Macduff Everton

El tambor y la estrella

Mario Payeras

Lo nuevo de todo esto
está en que ya no podemos ser felices como antes.
La mañana que entramos a este lugar de cedros y silencio
habíamos renunciado al tambor y a la estrella
y estábamos seguros de que ya no habría tiempo para saber,
por ejemplo,
si por fin el espíritu tiene el olor a caballo dormido
que le atribuimos durante la niñez.
Es una manera de decir que la felicidad envejece también
y que ahora debemos conformarnos
con lo que se contenta el más pobre de nuestros compañeros.
O sea: con el agua y el fuego,
como los viejos filósofos,
con la seguridad de que la materia se halla en movimiento
y con nuestra condición de hormiguitas
abocadas al gobierno del mundo.
Si tenemos bengalas
soltémoslas en el cielo de todos.
Y que no sea la muerte
con su malentendida pirotecnia subterránea
la que nos lleve a revivir para nosotros solos
las noches iluminadas.

Mario Payeras, uno de los poetas, filósofos y militantes de la izquierda guatemalteca y latinoamericana más destacados, nació en Chimaltenango en 1940 y murió en México en 1995. “El tambor y la estrella” fue tomado de un legajo mecanografiado que alguna vez nos hicieron llegar manos amigas y que después sería Poemas de la Zona Reina (1972-1974), publicado después de su muerte por Artemis & Edinter, Guatemala, 1997.