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El hecho, pese a que aún son víctimas de prejuicios en el área laboral

Mujeres, clientes más responsables al contraer una deuda, reporta la Condusef

Entidades financiadoras alcanzan 90.5% de recuperación del crédito con el sector femenil

 
Periódico La Jornada
Lunes 22 de abril de 2013, p. 13

Aun cuando las mujeres pertenecen a un estrato social poco favorecido económicamente y siguen siendo víctimas de prejuicios que las marginan en el sector productivo, en décadas recientes han sido valoradas por el sistema financiero nacional como clientes más responsables para contraer una deuda, según reporta la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef).

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) calcula que la tasa de recuperación de las entidades financiadoras alcanza hasta 90.5 por ciento cuando sus clientes son mujeres.

Lo anterior está consignado en el reciente Reporte sobre la discriminación en México 2012, elaborado por el Centro de Investigación y Desarrollo Económicos (CIDE) y el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred). En sus capítulos Trabajo y Crédito subraya que en México, como en el resto del mundo, las mujeres se han convertido en las principales destinatarias de los microcréditos.

Si se revisa, por ejemplo, la cartera de una entidad mexicana de financiamiento popular como lo es Compartamos, podrá constatarse que aproximadamente 98 por ciento de sus clientes son personas del sexo femenino, ilustra. Probablemente por su experiencia como amas de casa, cuentan con más habilidades para administrar los recursos económicos.

Con todo y las ventajas que han mostrado en ser mejores administradoras de los recursos, los créditos que se les entregan en México, tanto productivos como para el consumo, siguen siendo caros y son asignados considerando plazos muy cortos.

Ambas condiciones hacen que la capacidad de inversión del género sea reducida y también que los costos de operación de los negocios encabezados por las beneficiarias de los financiamientos sean onerosos.

Los esfuerzos que realizan las mujeres, como clientes más responsables al momento de contraer una deuda, no son correspondidos en el mercado laboral, pese a que su participación en el sector productivo se incrementó de 19 a 42.5 por ciento en el lapso que va de 1970 a 2010, según datos del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres).

En el ámbito productivo las mujeres sufren de mayor discriminación que los hombres. Generalmente reciben un pago inferior por igual trabajo y no tienen una participación equitativa de las ventajas y dignificación del empleo, y en muchos casos carecen de prestaciones y seguridad laboral, advierten el CIDE y la Conapred.

La Secretaría del Trabajo y Previsión Social detalla que existe una brecha de 30 por ciento entre los ingresos de las mujeres y los hombres.

De hecho, tres de cada 10 trabajadoras son discriminadas en su salario por estar casadas o tener hijos, consignan los investigadores de la Universidad Autónoma Metropolitana, Graciela Bensusán y Carlos Acevedo, del Colegio de México.

Aunado a ello, persisten estereotipos –propios de una sociedad construida al cobijo del androcentrismo (cosmovisión que todo lo circunscribe a la mirada y valoración del varón)– que han influido en la asimétrica presencia femenina en el mercado laboral. Con base en datos de la Contraloría Social del Programa Nacional de la Mujer, el CIDE y el Conapred constataron que las mujeres se concentran en ramas de actividad que demandan menos calificación y que son consideradas una extensión de los quehaceres del hogar: enfermeras, afanadoras, azafatas, cuidadoras, trabajadoras del hogar y otros.

La inserción femenina en el mercado laboral predomina como empleadas u obreras, y las mujeres pobres trabajan principalmente por cuenta propia y en actividades del hogar.