n un texto anterior revisé un artículo publicado por el Banco Mundial (BM), que concluyó que su revisión sistemática ofrece pocos resultados generalizables sobre el impacto de los seguros en la utilización de servicios, la protección financiera y el mejoramiento de la salud. En la misma serie de documentos aparece un estudio de Bonilla-Chacín y Aguilera sobre el Seguro Popular (SP), el cual concluye que este último ha sido un éxito al lograr la cobertura universal de la población objetivo, un incremento del gasto público en salud y la disminución de la brecha de gasto de salud entre los derechohabientes del seguro social y sus afiliados.
El estudio sostiene además que el SP incrementó la utilización de servicios y disminuyó los gastos de bolsillo y el catastrófico, aunque observa que siguen siendo entre los más altos en los países de ingreso medio. Sin embargo, señala que no redujo la gran desigualdad en las condiciones de salud y de recursos entre las entidades federativas, ni la fragmentación de los servicios de salud y las grandes diferencias en los ofrecidos por el SP y el seguro social. Tampoco ha avanzado en la separación del financiamiento y la prestación de servicios y la creación de mecanismos de pago al prestador por productividad.
Una revisión crítica de este estudio demuestra un manejo de datos y referencias poco riguroso. Por ejemplo, acepta acríticamente los datos de cobertura que da el propio SP, a pesar de que el censo encuentra una afiliación menor en 17 millones de personas y aún añadiendo los afiliados supuestos en 2012 todavía seguían sin un seguro de salud 21 por ciento de los mexicanos.
En cuanto a las referencias que respaldarían las afirmaciones del estudio se dan como fuente tres estudios del propio BM de Kurowski y colaboradores que no se encuentran en el sistema de búsqueda del Banco Mundial ni con los buscadores de libros o académicos. Resulta revelador que esta persona es el representante de esa institución financiera en México.
¿Qué explicaría entonces esta falta de rigor del estudio? Tal parece que obedece a que el BM tiene su propia agenda para México, basada no en evidencias, sino en su concepción de cual debe ser la reforma del sistema de seguro social en nuestro país.
Esta suposición se verifica con la lectura de la Mexico Policy Note 5 de julio de 2012, titulada Promoviendo un sistema de protección social integral.
Un grupo importante de las recomendaciones concierne a las reformas del sistema de salud, otras a las pensiones, la eliminación de los subsidios generales en energéticos y el incremento de los impuestos para disponer de recursos para los programas sociales.
La propuesta es hacer un padrón único de los beneficiarios de los programas sociales federales y estatales para evitar la duplicidad de beneficios y homogenizarlos, así como establecer una agencia federal coordinadora, preferentemente la secretaría federal de Desarrollo Social.
En cuanto a los servicios de salud, la propuesta central del BM es separar el financiamiento-compra de servicios de su prestación en los esquemas de aseguramiento. Propone además estandarizar los contratos y el mecanismo de pago con todos los prestadores de servicios, públicos y privados, a fin de promover la compra cruzada de servicios e incluir incentivos de productividad, así como generalizar la acreditación de establecimientos. Es decir, esa institución financiera mundial sigue promoviendo exactamente la misma agenda que en 1996/7 con la reforma del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Para las pensiones propone generalizar el programa 70 y más, pero sólo entre aquellos que no cuentan con otra pensión. En cuanto a las jubilaciones de seguro social plantea la unificación de todos los sistemas del país bajo el esquema de capitalización individual. Además recomienda promover el ahorro individual para contrarrestar el efecto de la informalidad e inestabilidad en el empleo que impide que la gran mayoría de los mexicanos alcancen las semanas de cotización requeridas, particularmente para contar con servicios de salud. Sin embargo, la cobertura de salud se resolvería con la unificación de los seguros de salud.
Como se aprecia, el BM tiene lineamientos para lograr la universalidad del seguro social
, que significaría pérdida de derechos para por lo menos la mitad de la población. Es una propuesta de nivelación hacia abajo con la ampliación de los negocios privados en salud y pensiones.