jornada


letraese

Número 201
Jueves 4 de Abril
de 2013



Director fundador
CARLOS PAYAN VELVER

Directora general
CARMEN LIRA SAADE

Director:
Alejandro Brito Lemus

pruebate



editorial

Joaquín Hurtado

Habitar un cuerpo equivocado

En un hospital de esta ciudad una mujer da a luz. El producto de la gestación posee caracteres anatómicos sexuales masculinos y femeninos. Los médicos quieren dar solución al dilema. Deciden dejar la decisión a los padres. Estos, sin pensarlo mucho, optan por mantener el pene y la bolsa escrotal del neonato porque: “siempre quisimos un hombrecito, por lo tanto será varón”.
 El libro de Juan Pablo Proal “Vivir en el cuerpo equivocado”, publicado por la Universidad Autónoma de NL, aborda esta clase de complejos problemas. Su lectura es dolorosa, deprimente a ratos, cuando da voz a los personajes entrevistados y nos revela sus biografías descarnadas. También es ejemplar por mostrarnos su valiente estrategia de resistencia, de lucha heroica. La obra es un homenaje como pocos se han hecho en nuestra Universidad a los hombres y mujeres que sufren las consecuencias de vivir atrapados en cuerpos e identidades ajenas. Desde el primer capítulo el autor va directo al eje del silencioso drama que las y los transexuales enfrentan en sus existencias cotidianas.
La tragedia comienza en la infancia, se vuelve un caos en la adolescencia y se convierte en tortura permanente en la fase adulta. Esto que se llama disforia de género obliga a quien la sufre a enfrentar durísimas visitas con cirujanos para remover o modificar órganos genitales. Las personas optan por someterse a terapias hormonales costosas –para quienes tienen recursos. Los más pobres son orillados a inocularse sustancias tóxicas con tal de remodelar sus cuerpos. Deben lidiar con la cerrazón institucional cuando se requiere nueva documentación. Sortean las arremetidas de un aparato de vigilancia social implacable. Viven a salto de mata entre el escarnio, la discriminación, las extorsiones, en la vulnerabilidad extrema ante infecciones de transmisión sexual y el asesinato por homo y transfobia.
Para ellos no hay escapatoria ni esperanza, serán siempre el monstruo, el imitador, la payasa, el triste bufón de señores y señoras que desde una superioridad artificial confirman el estatus del patriarcado, cuyos privilegios se fundan sobre el abismo: “Viste, reina, qué joto tan guapo, si hasta parece vieja”.
Hay que tener buen estómago para lidiar con la náusea que este libro provoca en el lector, cuando pone en evidencia ese mundo de prácticas vejatorias que se ensaña con las víctimas del azar de una naturaleza caprichosa, y de unas reglas arbitrarias que privilegian el estereotipo sexogenérico como forma de control.
Nietzsche escribió en La Voluntad de Poder: “El cuerpo es un pensamiento más sorprendente que la vieja alma”. El brillante filósofo alemán conceptualiza al cuerpo como pensamiento. Esto es ya un pensamiento sorprendente. Llamar a la disforia de género una enfermedad, patología o trastorno mental sería echar más leña a la hoguera de la incomprensión y la discriminación que constantemente sufren estas personas y que erosiona de manera permanente sus derechos más elementales.
Lo documentado en los cinco capítulos de este libro abunda en el conflicto entre dos intrusos o enemigos irreconciliables que habitan el mismo cuerpo. Es muy encomiable la publicación y la difusión de un libro como el de Proal. Allí encontramos una lección de amor, porque aleja este tema del patetismo y de la sordidez. Con mirada franca, informada y solidaria de periodista comprometido ofrece pistas para la pertinente discusión y brinda orientación y apoyo a quienes nacieron en el cuerpo equivocado.


S U B I R