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El colaborador de La Jornada protagoniza un documental de la saga Palabra empeñada

No logré ser poeta, pero me he recompensado con la memoria, comparte José María Pérez Gay
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El escritor José María Pérez Gay, en su bibliotecaFoto Cortesía Lilia Rosbach
 
Periódico La Jornada
Miércoles 27 de marzo de 2013, p. 3

Quise ser poeta, nunca lo logré. Pero a cambio de eso me he recompensado con la memoria, comparte el escritor José María Pérez Gay (DF, 1944) con los espectadores del documental que grabó para la serie Palabra empeñada.

Realizados por Jaime Kuri y Claudio Isaac, los programas que han sido transmitidos por TvUNAM, recibieron recientemente el reconocimiento a la mejor serie televisiva de divulgación cultural en el 42 Certamen de Periodismo Nacional e Internacional que organiza el Club de Periodistas de México AC.

La charla con el autor de Tu nombre en el silencio se desarrolla en la enorme biblioteca del autor, en la cual lo vemos sentado en un confortable sillón, conversando como si lo hiciera frente a un entrañable amigo.

Pérez Gay habla de sus primeros recuerdos: el olor de su abuela, su infancia frente al Parque España, su entusiasmo por trepar árboles y la primera tragedia que constituyó para él ser un niño tartamudo, debido al trauma que le causó subirse al simulador de vuelo de su padre.

Es en esa época, dice, cuando la memoria lo ayuda a superar su problema, pues leía libros en voz alta. A sus recuerdos acuden sus idas a las corridas de toros, donde presenció un mano a mano entre Manolete y Arruza.

Luego vienen las anécdotas de sus estudios con los jesuitas en la Universidad Iberoamericana y su anhelo de ser profesor: la educación es lo mejor que me pudo haber pasado.

Sobre todo, está presente en su relato la experiencia que en su juventud le cambió la vida: obtener una beca para estudiar cinco años en la Universidad Libre de Berlín, la maestría y el doctorado en sociología y germanística.

Recuerda a su gran amigo Alonso Ruiz Arzate, de quien después no volvió a saber más, de lo difícil que fue para él aprender alemán (reprobó el segundo curso), y de cuando un maestro lo saludaba por las mañanas y él respondía con un poema de Goethe, por lo que su mentor comentaba a sus compañeros el mexicano está loco.

Influencia de Thomas Mann

José María Pérez Gay, colaborador de La Jornada, reconoce como sus influencias, sobre todo de escritura, a Thomas Mann, quien fue para él “la revelación en literatura en otro idioma, así como fue Cervantes con El Quijote. El día que terminé de leer La Montaña Mágica, en alemán, me di cuenta de que la literatura alemana existía gracias al idioma. Fue una experiencia única”.

Después narra que uno de sus profesores, en 1966, los convocó un invierno a escuchar a un poeta alemán: cuál no sería mi sorpresa al encontrarnos con Paul Celan en medio de la clase. Tardé 25 años en traducirlo al español, porque ha llevado el alemán a una capacidad de expresión tal, por ejemplo, dice: en los ríos al norte del futuro, tiro la red que tú indecisa, llenas con piedras escritas en la sombra.

Pero sin duda fue el filósofo Kant, continúa, otra de sus grandes influencias: ahí me deshice, por fin, de todo fantasma de la religión, y entendí que Dios es un ser tan, tan poderoso, que no necesitó haber existido para dominar a los hombres.

El programa cierra con José María Pérez Gay recitando algunos versos de Piedra de sol, de Octavio Paz, poema que guarda completo en su memoria: alta como el otoño caminaba/ envuelta por la luz bajo la arcada/ y el espacio al ceñirla la vestía/ de una piel más dorada y transparente,/ tigre color de luz, pardo venado/ por los alrededores de la noche,/ entrevista muchacha reclinada/ en los balcones verdes de la lluvia,/ adolescente rostro innumerable,/ he olvidado tu nombre, Melusina,/ Laura, Isabel, Perséfona, María.