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El experto recomienda transparencia en el manejo de la política anticrimen

Ocultar las cifras de la violencia no es una buena forma de enfrentar el flagelo: Ciurlizza
 
Periódico La Jornada
Martes 26 de marzo de 2013, p. 12

El gobierno del presidente Enrique Peña Nieto haría mal en pensar que simplemente dejando de hablar de los asesinatos por la violencia del crimen organizado resolverá el problema, pero también es importante informar a la población que este problema puede ser resuelto y que ya se están haciendo cosas, advirtió Javier Ciurlizza, director del Programa América Latina y el Caribe de la influyente consultora internacional Crisis Group.

Explicó que en otras naciones, como Colombia, que enfrentó problemas gravísimos de violencia, la gente empezó a recuperar la confianza en el Estado cuando los gobiernos locales comenzaron a informar sobre la realidad del problema y al mismo tiempo sobre los mecanismos de solución. Decían: las muertes no van a reducirse; seamos realistas, no te vamos a engañar, pero vamos a bajar poco a poco la criminalidad. Esa es la manera de hacer las cosas, de ninguna manera ocultando las cifras debajo de la alfombra.

En entrevista con La Jornada, Javier Ciurlizza señaló que el principal error de la estrategia del presidente Felipe Calderón en la lucha contra las organizaciones criminales fue aplicar, como único componente, la respuesta militar sin el fortalecimiento de las instituciones, sin programas sociales activos que acompañaran a esa estrategia represiva, lo que provocó resultados de muy corto plazo.

Frente a ello, consideró que la actual administración ha dado señales positivas, al proponer en las grandes líneas en políticas de seguridad un énfasis en la prevención del delito, aunque se debe estar pendiente de las características de éstas.

Hay tres áreas urgentes que se deben atender: reformas a la policía, depurándola de elementos corruptos; acelerar la reforma judicial para que las personas, especialmente las víctimas, tengan acceso a la justicia y fortalecer los programas sociales, especialmente los dirigidos a los jóvenes a través de centros comunitarios. Esos tres pilares pueden ayudar, si no a reducir la violencia de inmediato, por lo menos dando alternativas a las personas que están en las zonas más afectadas.

Javier Ciurlizza enfatizó que este esfuerzo tardará mucho más que un sexenio en mostrar resultados, pero en este momento, el peor consejero es la prisa y la poca reflexión, sobre la multidimensionalidad de la política que se necesita para atacar este problema.

Dentro de los cambios que deben hacerse de inmediato, apuntó, está concluir el proceso de depuración de la policía. México no puede darse el lujo de mantener a policías estatales y municipales que sabe que son ineficientes o corruptas, tiene que haber una profundización en la reforma judicial, tiene que existir un sistema acusatorio en todos los estados del país donde todavía no funciona, establecer mecanismos eficaces de protección para defensores de derechos humanos y periodistas. Esos son componentes de un plan de choque, pero hay que hacer cosas a más largo plazo, dijo.

Respecto del sector más vulnerable, refirió que en zonas específicas del país los jóvenes están desempleados y sin oportunidades. No tiene otra cosa sino que irse por los 300 dólares que le ofrecen para ser sicario durante una noche, mientras el mercado le ofrece 150 al mes. ¿Cómo compite el Estado mexicano con los cárteles para reclutar a estos jóvenes? Falta fortalecer los vínculos familiares, centros comunitarios, restablecer tejidos social, invertir muy fuerte en educación para el trabajo. Si México no resuelve esta brecha de pobreza que todavía tiene, a pesar de su crecimiento económico, los cárteles siempre van a encontrar un campo muy fértil para reclutar y para actuar”, apuntó.