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No estoy acabado, lo demostré ante Rafael Márquez, advierte

Cristian Mijares aprendió de la caída estrepitosa que sufrió su carrera
 
Periódico La Jornada
Miércoles 20 de marzo de 2013, p. a15

Un zurdazo fulminante dejó tendido a Cristian Mijares sobre la lona. El armenio Vic Darchiyan le envió un volado que crujió directo en la mandíbula del peleador mexicano, en noviembre de 2008. Ese fue el primer nocaut en su carrera y la primera de tres derrotas consecutivas, lo que interrumpió una trayectoria hasta ese momento incontenible.

Su carrera quedó hundida en un marasmo, empantanada en el fracaso: algunos empezaron a considerarlo un cartucho quemado. Cuando un peleador pierde su título debe empezar a andar un lento recorrido hasta que le ofrezcan una nueva oportunidad, y eso si es que la tiene, comenta Mijares.

Después de un par de años de trabajar como si fuera un novato volvió a encabezar un cartel atractivo ante Rafael Márquez. Esa noche parecía reinventado, ágil, con reflejos, buen movimiento de piernas y sobre todo una cualidad que nadie le reconocía: la fuerza. Ese nuevo Mijares tiene la oportunidad de volver al boxeo de élite si vence a Víctor Vikingo Terrazas por el cinturón mundial supergallo del Consejo Mundial de Boxeo, actualmente vacante.

No me menosprecien, no estoy acabado, advierte. Ya lo demostré en la pelea contra Márquez, en la que exhibí que puedo golpear fuerte, tanto como para noquear a un peleador difícil y ante el que muchos no me daban posibilidades de salir victorioso.

Mijares cuenta que ese atolladero en el que se estancó de finales de 2008 a 2009 fue un parteagüas en su carrera. Ahí conoció la desesperación de sentirse acabado, la impaciencia porque no llegaban nuevas oportunidades y la certidumbre de que en el boxeo no se tiene nada realmente porque un golpe puede acabar con todo.

Perdí el piso, me excedí de confianza, pensé que eso me iba a durar mucho tiempo, pero cuando lo pierdes otra vez no tienes nada y lo único que te queda es trabajar como si fueras un novato, relata.

Muchos dicen que ante Terrazas tendré mi última oportunidad de disputar cosas importantes, agrega sin remordimientos. No es así, en realidad hoy soy un peleador que viene con la madurez de quien subió al cielo y desde ahí cayó al suelo... e incluso más abajo.

Mijares es un hombre mesurado y amable. No se precipita a adelantar nada de lo que ocurrirá el 20 de abril ante Vikingo Terrazas en la Arena Ciudad de México. Sólo reconoce que está ante un rival con las mismas intenciones de éxito y con facultades que lo convierten muy peligroso. Sabe que se jugará un boleto para poder aspirar a combates atractivos a escala mundial, retar nombres como Nonito Donaire o Abner Mares.

Ahí está el boleto para entrar a la élite y una vez más advierto que no me menosprecien, soy más fuerte porque mi carrera subió al cielo y cayó desde allí... y aquí sigo, al pie del cañón.