Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 3 de marzo de 2013 Num: 939
 

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Leonardo Padura:
escribir para algo

Gerardo Arreola

Medio Siglo de las luces
Andreas Kurz

La necesaria poesía
Raúl Olvera Mijares entrevista
con Antonio Colinas

Adolfo Sánchez Vázquez Tecnología y
nuevas artes

Carlos Oliva Mendoza

Ciencia, drogas
y penalización

Tim Doody

Mónica Dower.
Estética de la memoria

Ingrid Suckaer

Dos poemas
Athos Dimoulás

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Columnas:
Bitácora bifronte
Jair Cortés
Mentiras Transparentes
Felipe Garrido
Al Vuelo
Rogelio Guedea
La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía
Cabezalcubo
Jorge Moch
La Casa Sosegada
Javier Sicilia
Cinexcusas
Luis Tovar


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Rogelio Guedea
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Un árbol II

La mayoría de los mortales pensamos que no tenemos raíces, pues –se dirá con verdad– no somos árboles. Sólo los árboles las echan, profundas o no tanto, en la tierra. Yo creo, sin embargo, lo contrario. Estoy convencido de que tenemos igual o más raíces que los árboles. Sólo que las nuestras se enraízan de otra forma. Ayer tuve que cambiar un pequeño arbusto para colocar en su lugar otro, a decir más frondoso. Me costó sacarlo de la tierra. Cada que metía la pala destrozaba sus raíces. Cuando lo vi de bruces sobre el césped, como quien envejeciera prematuramente, no pude menos que pensar en los que –como yo– se tienen que ir o son “arrancados” del país en el que nacieron. Es verdad que uno se va y puede –como los árboles trasplantados– echar nuevas raíces, y estirarlas a lo alto para alcanzar las nubes, pero también es cierto que uno podría vivir tristemente recordando las raíces rotas (calles, amigos, mujer) que dejamos en el país y, si esta tristeza no cede, morir o secarse, tal como los árboles que son arrasados por los ríos que se desbordan o por esos vientos que preceden a las grandes tormentas.