Política
Ver día anteriorLunes 25 de febrero de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Nosotros ya no somos los mismos

La renuncia de Benedicto XVI

Enfrentamientos en el Vaticano

¿A nosotros los alemanes?

Foto
En imagen proporcionada por el diario vaticano L’Osservatore Romano, Benedicto XVI, desde la ventana de su estudio, bendice por última vez a miles de fieles congregados este domingo en la plaza de San PedroFoto Ap
D

e hecho, bajo mi nombre en esta columneta, simplemente debería anotarse: compilador. Me voy a concretar a transcribir diversas reacciones sobre la renuncia de don Joseph Ratzinger (alias Benedicto XVI).

Las damas primero: sobre la renuncia papal, doña Paz Fernández Cueto cita a Benedicto: la renuncia fue tomada con plena libertad por el bien de la Iglesia, tras de haber orado durante mucho tiempo y haber examinado mi conciencia ante Dios. La Conferencia del Episcopado ratifica: la decisión de dejar el papado se dio con plena libertad. No coincide, con afirmaciones tales, el presidente de la Confederación Nacional de Iglesias Cristianas, Arturo Farela, quien piensa que la renuncia trae consigo muchas dudas sobre los motivos reales de la decisión. Menciona, entre otras el lavado de dinero que realizó el banco Vaticano. En su columna del diario Reforma, Manuel J. Jáuregui plantea: Este megaescándalo de los abusos sexuales sacerdotales, ¿tuvo algo que ver con la renuncia del papa Ratzinger? Jáuregui agrega que Alex Gibney, autor del documental que el editorialista comenta en su artículo, le contesta a The Guardian: “su papado –el de Ratzinger– siempre estará manchado por la crisis de los abusos sexuales; su renuncia siempre permanecerá, inextricablemente ligada a esta crisis”.

Otras voces hacen notar la ab­soluta incompetencia de Benedicto para meter orden dentro de su nomenklatura. Él mismo, en su homilía La hipocresía religiosa denuncia: en ocasiones la Iglesia se desfigura por las divisiones dentro del cuerpo eclesiástico, y llama a superar las individualidades. ¿Se habrá referido al enfrentamiento que en el Vaticano, hasta los monaguillos conocen, entre el cardenal Ángelo Sodano, ex secretario de Estado de Juan Pablo II y el actual brazo derecho de Benedicto, el cardenal Tarcisio Bertone, a quien se hace responsable de múltiples desatinos del pontífice, entre ellos el sermón de Ratisbona, que tanto dañó las relaciones con los musulmanes? Nuestro admirado Penultimátum nos relató que en la Universidad de Retensburg, Alemania, Benedicto se tomó la libertad de citar a un emperador Bizantino y dijo: Muéstrame aquello que Mahoma ha traído de nuevo y encontrarás sólo cosas malas e inhumanas. A la abierta simpatía que le causó al mundo islámico el comentario, se sumó la del mundo africano, cuando igualmente su santidad, reprobó el uso del condón en ese continente abrumado por el sida. Por favor, lean o relean la columna citada, del 15 de febrero. Otras malas lenguas recuerdan el affaire de los documentos sustraídos de la intimidad papal, que dio origen a los Vatileaks y al libro Su Santidad, en el que se exhibieron intrigas palaciegas y corruptelas como para dejar a los Borgia hechos niños Montessori. Mis amigos judíos, casi todos de IQ superior (aunque no se sabe si por amigos míos, o por judíos), sospechan que hubo una concertacesión cuando el Papa se refirió a la declaración Nostra Aetate, que borraba la incriminación a los judíos sobre la muerte de Jesús y afirmó: “los amigos judíos pedían, sobre todo a nosotros los alemanes (¿cómo dijo? ¿A nosotros los alemanes? ¿Qué implica esta especificación, este acto fallidísimo? No se dirigían al sumo pontífice, al sucesor de Pedro, sino al cardenal alemán convertido en Godfather ), que la Iglesia hablara del Antiguo Testamento, sobre todo después de los tristes acontecimientos del nazismo” “…para ellos era claro que la Iglesia no fue responsable del Holocausto, un número notable de cristianos perpetró esos crímenes, aunque sabemos muy bien que los verdaderos creyentes resistieron al nazismo”. Y, por pura curiosidad científica, el joven cadete Ratzinger, ¿de qué lado de la raya estuvo?

La multicitada doña Paz, angelicalmente opina que desde su primera encíclica, Deus caritas est, las aportaciones teológicas de don Benedicto han enriquecido enormemente el acervo de la Iglesia, haciendo partícipes de este tesoro a protestantes, ortodoxos, anglicanos y judíos …más los que coopte en cada nueva intervención, siempre incluyente, tolerante, cristiana y fraterna, pues como dice doña Paz, el Papa siempre ha estado abierto a los cambios que exige la modernidad. ¿De dónde saca entonces don Jesús Silva Herzog Márquez, que Ratzinger niega las conquistas de la modernidad, repudiando, como si fuera capricho de alguna imposición, la convivencia en el pluralismo?

Acabemos con este penoso y doloroso asunto con unas cuantas referencias más sobre uno de los asuntos que marcarán definitivamente la vida de Ratzinger como autoridad superior de la Congregación para la Doctrina de la Fe, primero y, posteriormente como Benedicto XVI.

El primer asunto se refiere al odio y rechazo patológico (pleno de sospechosismo), que le inspiran esos hijos de Dios, nuestros hermanos en Cristo que, supongo por un descuido, un bostezo divino nacieron –di­ce la Iglesia– con un defecto de fábrica. Es decir no salieron a la imagen y semejanza del Creador. Imagen que, por otra parte, ha sido invención nuestra. Un periodista alemán interrogó a la titular del ministerio de La Familia, Kristina Schroeder: ¿Por qué si el idioma alemán conoce el masculino, el femenino y el neutro, a Dios se le designa como masculino? “Evidentemente, Dios no es ni hombre ni mujer –contestó Kristina– el artículo no tiene significación, el neutro sería igualmente correcto.” La respuesta despertó la cólera del conservador legislador Norbert Geis, quien aportó un argumento incontrastable: Dios es manifiestamente el padre, es decir, el Señor (y, dado el caso: un súper Señor).

Pero, ¡Dios sí lo quiera!: ¿Y si en aras de la equidad divina, Dios fuera –como debiera– bisexual? Obviamente, los homosexuales serían sus hijos tan queridos como el más homofóbico machín ¡Qué desquite eterno, qué desquite! O, ¿si a Dios en su inmensa sabiduría y poder le hubiera dado la divina gana de crear otro planeta en el que los heterosexuales fuéramos las minorías sojuzgadas, perseguidas (desde su Antiguo y Nuevo Testamento, si no hay derechos de autor galáxicos). Si se nos limitaran todas las posibilidades de expresar nuestros sentimientos y deseos (con los que fuimos dotados desde la concepción, según se insiste). Si emparejarnos con nuestros semejantes del sexo opuesto fuera delito y, peor aún, un pecado, que pasaría? ¿Habría varios infiernos?

Imagino con regocijo indescriptible el día del Juicio Final: una sinfonía cósmica de ayes, gemidos, lamentaciones. Un re­chinar de dientes, crujir de hue­sos y, por supuesto, sonorísimas mentadas, saldrían de los clósets de todos los tiempos y todas las geografías (del Sacro Colegio Cardenalicio, principalmente). ¡Nos engañaron, nos mintieron! ¿Entonces perdimos la vida finita y también la eterna?

Me quedan tres asuntitos pendientes con don Benedicto. El primero es el lobby gay que hace y deshace en el Vaticano y que, seguramente, va a ser más influyente en la sucesión del señor Ratzinger, que muchos millones de católicos en el mundo. El segundo, se refiere a la interpretación que hizo Benedicto XVI del llamado de Jesús. Dejad que los niños se acerquen a mí, seguramente influido por el cura alemán Peter Hullerman; el párroco Murphy, de Milwaukee, o el oriundo de Cotija, MM (nada que ver con la virginal Marilyn Monroe), Marcial Maciel. El segundo, la generosa y desprendida participación de don Benedicto en la designación de Ernst von Freyberg, como nuevo presidente del banco Vaticano. De esto hablaremos el lunes 4 de marzo, si ustedes viven y yo también.

Cierro con gratitudes: Fer Villávalos. Entendido. Nicolaita se deriva de Nicolás y por tanto se pronuncia: nicolaita luego entonces, por ser grave, no lleva tilde.

Luis Adrián Luna Silva. Te juro que no se olvidará en los próximos 10 días: apóstrofo, no apóstrofe, se llama al signo gramatical al que hice referencia.

Juan de la Cámara, prominente productor cinematográfico, hasta que se hizo millonario. No tengo datos confirmados para resolver tu duda: cuando María y José, en una inteligente y hábil concertacesión aceptaron el milagrito, ¿vendieron o traspasaron la carpintería? No hay nada en el Registro Público de la Propiedad de Israel.