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Rodolfo Walsh, un descifrador de la verdad

El libro, espacio de reflexión, permite cuestionar: Divinsky
Corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 24 de febrero de 2013, p. 6

San Cristóbal de Las Casas, Chis., 7 de febrero. El libro sigue siendo un espacio de reflexión, porque es la única actividad en la cual el ritmo para incorporar la información la decide el usuario, afirmó Daniel Divinsky, director y fundador de Ediciones La Flor.

“En general –precisó– con los medios audiovisuales lo que hay es un bombardeo de información generalmente interesada que impide evaluar, que obstaculiza la actitud crítica; en cambio el libro, que exige cierta actitud reflexiva, permite releer, repensar y da la posibilidad de cuestionar lo existente, que no dan los medios audiovisuales, que además están controlados por grupos afines al sistema dominante que pretende precisamente que la gente no piense.”

Divinsky, quien estuvo en esta ciudad en la inauguración de la librería El Parnaso de San Cristóbal para compartir su experiencia de 45 años publicando libros no conformistas, informó que el obra más importante que publicará Ediciones La Flor este año será Cuentos completos, de Rodolfo Walsh, en un solo tomo, que va a incluir los cuatro libros de relatos ya publicados y una cantidad como de 30 textos inéditos en libro (uno totalmente descontinuado, que apareció entre sus papeles).

La edición y el prólogo son de Ricardo Piglia. El otro libro importante del año es la edición de las Novelas ejemplares, de Miguel de Cervantes, en versión de novela gráfica, porque se cumplen 400 años de la primera publicación de las 12 novelas cortas en Madrid.             

Divinsky compartió el prólogo de Ricardo Piglia, quien escribe que Walsh fue capaz de decir instantáneamente lo que quería decir en su forma óptima, para decirlo con las palabras con las que definía la perfección de su estilo. Ser absolutamente diáfano es la consigna que anota en su diario como horizonte de su escritura.

Piglia sostiene que “en momentos en que la lengua se ha vuelto opaca y homogénea, el trabajo detallado, mínimo, microscópico de la literatura es una respuesta clave: la práctica de Walsh ha sido siempre una lucha contra los estereotipos y las formas cristalizadas del lenguaje social (incluída por supuesto la retórica de izquierda).

En este contexto definió su estilo, como ágil y conciso, muy eficaz, siempre directo: Walsh era capaz de escribir en todos los registros de la lengua y su prosa es uno de los grandes momentos de la literatura argentina contemporánea.

Afirma que “de hecho, Operación Masacre (1956) –para nombrar su libro más emblemático– se ha convertido con el tiempo en una respuesta al viejo debate sobre el compromiso del escritor y la eficacia de la literatura. Un uso político de la literatura –agrega– debe prescindir de la ficción. Esa parece ser la gran enseñanza de Walsh... Es muy consciente de la tensión entre ficción y política, clave en la historia de nuestra literatura...

“Liberar su ficción de las contaminaciones circunstanciales y usar su habilidad de narrador para escribir textos de investigación y denuncia política. Esta escisión define dos poéticas en la práctica de Walsh. Por un lado, está el manejo de la forma autobiográfica, del testimonio verdadero, del panfleto y la diatriba, en la línea de los grandes prosistas del nacionalismo...

“El escritor es un historiador del presente, habla en nombre de la verdad, denuncia los manejos del poder.

Por otro lado, para Walsh la ficción es el arte de la elipsis, trabaja con la alusión y lo no dicho, su construcción es antagónica con la estética urgente del compromiso y las simplificaciones del realismo social. 

Las dos poéticas “están unidas en un punto que sirve de eje a toda su obra: la investigación como uno de los modos básicos de darle forma al material narrativo. El desciframiento, la búsqueda de la verdad, el trabajo con el secreto, el rigor de la reconstrucción: los textos se arman sobre un enigma, un elemento desconocido que es la clave de la historia que se narra.

“Mostrar esa verdad referencial, pero nunca decirla, es una técnica narrativa clave en Walsh: basta pensar en Esa mujer, su cuento más conocido, cualquiera puede leer el relato como la disputa entre dos hombres por el cadáver extraviado de una mujer, pero hasta que no se sabe que esa mujer –a la que nunca se nombra– es Eva Perón el relato no funciona políticamente.”

El autor de Blanco nocturno se refiere a las Cinco dificultades para escribir la verdad, que enunciaba Bertolt Brecht: el valor de escribirla, la perspicacia de descubrirla, el arte de hacerla manejable, la inteligencia de saber elegir a los destinatarios y la astucia de saber difundirla, para concluir que los cuentos de este libro sintetizan el arte de narrar de Rodolfo Walsh: en su lacónica y luminosa inmediatez estas ficciones son también una solución a las cinco dificultades para escribir la verdad.