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Retratos del hambre

ONG responsabiliza al sistema de salud local y al gobierno federal

Un misterio, la causa de muerte de 5 menores de un año en Yajalón

La Secretaría de Salud estatal despoja y menosprecia a las comunidades indígenas, denuncia el Cediac

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Escena en la ciudad rural sustentable Santiago El PinarFoto Moysés Zuñiga Santiago
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Dos momentos de la vida cotidiana en Chalchihuitán, Chiapas. Carga de leña para el hogar. Un niño disfruta de una caña de azúcarFoto Moysés Zuñiga Santiago
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Venta de elotes en una vivienda de ChalchihuitánFoto Moysés Zuñiga Santiago
Enviada
Periódico La Jornada
Sábado 23 de febrero de 2013, p. 3

San Cristóbal de las Casas, Chis. Aún no se sabe qué causó la muerte de tres niñas y dos niños menores de un año en la comunidad de Zapata, municipio de Yajalón. Lo que sí está claro para el Centro de Derechos Indígenas AC (Cediac) es que los decesos son responsabilidad del fracaso del sistema de salud en el estado de Chiapas en comunidades indígenas y de los programas clientelares del gobierno federal y del estado, sumergiendo a su población en una mayor miseria, subordinación y muerte.

La noticia del fallecimiento de cinco niños entre noviembre y diciembre pasado y la existencia de otros 41 afectados en una población de 555 habitantes se conoció el 1º de enero, cuando el ayuntamiento de Yajalón –en la zona tzeltal-chol del norte del estado– envió cinco féretros a la comunidad, ubicada en el cerro de Tzajalá, a dos horas de la cabecera municipal de Yajalón (La Jornada, 6/1/12).

El gobierno chiapaneco mandó entonces cuatro brigadas sanitarias desde Palenque, con todo y el secretario estatal de Salud; co­locaron un cerco sanitario, recorrieron casa por casa; luego se informó que no hubo epidemia de tosferina, sino que una bacteria que se manifiesta con tos y fiebre alta, que se esparce con facilidad en las vías respiratorias durante el invierno en lugares de alta marginación, y ante la presencia de lluvias y frío intenso, provocó el deceso de los bebés.

El Cediac, el 23 de enero, reclamó que hasta esa fecha –y posteriormente su director, Óscar Rodríguez, lo ratificó en entrevista con este diario– la Secretaría de Salud (Ssa) estatal no había dado un informe pormenorizado de las causas de esos decesos ni se le hizo una autopsia a los bebés muertos y se desconoce por qué murieron.

Fundado en 1992, el Cediac –parte de la misión jesuita de Bachajón– tiene presencia sobre todo en Chilón y Sitalá –este es también uno de los municipios con mayor índice de pobreza grave en Chiapas–. En ese territorio, Yajalón, Salto de Agua, Palenque, Ocosingo, Simojovel, Pantelhó, son algunos de los 55 municipios que atenderá la Cruzada Nacional contra el Hambre anunciada por el gobierno federal, a la que se sumó con un decreto el gobernador chiapaneco, Manuel Velasco Coello.

En un comunicado, el Cediac aseveró que en esa región la Ssa, representada por los centros de salud, se sirve, despoja y menosprecia a las comunidades indígenas y cuestionó que en los centros de salud, si es que los hay, se cuenta únicamente con preservativos y paracetamol, algunas veces pueden contar con otro medicamento con breve caducidad.

“El trabajo de los médicos y enfermeros, si los hay, se centra en la salud reproductiva-control de la natalidad y no en la prevención de las enfermedades asociadas a la pobreza –gastrointestinales, respiratorias y en piel– así como las complicaciones que ocasionan al no ser atendidas”, agregó.

Apuntó que el centro de salud que atiende a la comunidad de Zapata no pudo prevenir enfermedades comunes como gripa, tos, catarro, asociadas a la temporada de invierno que fueron agudizándose hasta matar a las tres niñas y los dos niños.

Tampoco le fue posible tener un atento control de la vacunación para niños, niñas, madres y padres de la comunidad... Atender a las personas que no están afiliadas a ningún programa de gobierno. Tampoco pudo canalizarlas al hospital de Yajalón. Al de Chilón le sería imposible, porque su construcción es un caso de corrupción, y en el de Ocosingo del IMSS los médicos se fueron de vacaciones.

Criticó la actuación de la Ssa y el centro de salud: Tienen culpa y mucha; saben bien que no hicieron nada en un año; mencionó que todos los demás en la comunidad tienen un resfriado agudo y que los pobladores les informaron que en las mismas fechas de las muertes en Emiliano Zapata se supo del fallecimiento de otros niños en la comunidad de La Merced, municipio de Simojovel.

El Cediac apuntó que los bebés que murieron seguramente tenían deficiencias nutricionales que, ante una infección respiratoria o gastrointestinal, sin una prevención y atención médica adecuada del centro de salud, lamentablemente no podían lograr curación.

Entre los problemas que la comunidad detectó, en un diagnóstico del modo de vida y uso de su territorio en 2012, el Cediac menciona la inadecuada infraestructura por la que optan los gobiernos municipales, la cada vez mayor contaminación de los servicios básicos, como el agua y el drenaje; que todos los desechos humanos de la comunidad van a dar al río que pasa por la comunidad y éste a la vez baja hacia las comunidades como Tsajalha, lo que es un foco de infección.

Asimismo, los servicios del centro de salud son nulos, no tiene ningún medicamento para atender las enfermedades que se presentan. El responsable no vive en la comunidad, no realiza visitas de prevención, tampoco atiende a los enfermos, sean adultos o niños. A las mujeres que van al centro primero les dan una plática sobre planificación familiar y las atan al programa Oportunidades.

Los niños y niñas cada vez se enferman más; un factor que se une a las condiciones de pobreza es el cambio en los patrones alimentarios, cada vez se consume más comida chatarra comprada con el dinero de los programas del gobierno.

Cada vez las enfermedades se complican más; se hace difícil salir de la comunidad, se puede ir a la cercana Tsajalha pero no dan solución, no cuentan con medicina y si tienen está caducada.

Mencionó que los ingresos anuales de las familias en Emiliano Zapata son de 48 mil 705 pesos, de este total 22 mil 620 pesos se reciben de los programas de gobierno, que no están siendo llevados de manera adecuada; sólo sirven para enlistar personas, pero no están velando por la alimentación, salud y educación con calidad. La comunidad de Emiliano Zapata es sólo una muestra de lo que pasa en miles de comunidades en Chiapas.

Rodríguez comentó que además se da el espectáculo, la llegada del actual gobernador con regalos, cobijas y juguetes; un gasto enorme de publicidad, tanto para atender una epidemia como la registrada en Zapata como para presentar la cruzada contra el hambre, que Rodríguez consideró paliativa y de corto plazo.

El director del Cediac coincidió con la socióloga Araceli Burguete, investigadora del Ciesas Chiapas, en que los programas como la cruzada contra el hambre y de salud deben tener una visión integral, interdisciplinaria, multidimensional, pero a partir de las formas propias de organización de los pueblos indígenas, donde los principales (ancianos) juegan un papel muy importante.

Revertir el hambre no se soluciona con un apoyo, subrayó Burguete, entrevistada por separado. Se requiere dar nuevo es­tatus al quehacer colectivo de producir alimentos sanos como una respuesta comunitaria, familiar, individual, no por efecto de una alianza entre los burócratas sino de un consenso comunal.

El hambre es un resultado de la desestructuración de la cultura campesina de autosuficiencia alimentaria, agregó, citando como ejemplo que la economía de traspatio ya no es proveedora de alimentos, porque los huevos y las gallinas ya no son para el consumo familiar, sino para el mercado.

Ambos coincidieron en que se requiere que haya un mejor precio para el café, principal producto comercial de las comunidades indígenas. Rodríguez mencionó además que debe combatirse la usura. No se va a lograr combatir esas enfermedades ni la pobreza extrema si no se mejora el ingreso y si no se generan políticas que rebasen el sexenio, que cambien la política extractivista para que dejen de vender materia prima, agregó.