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A 150 años de su natalicio, el pedagogo escénico será honrado en el Teatro de la Ciudad

Realizarán jornada de reflexión alrededor de la obra de Konstantin Stanislavski

Propuso un sistema para hacer del actor un creador mediante los conceptos del arte emocional, sostiene experta británica

Los campos de interés del intérprete se han abierto, señala director

 
Periódico La Jornada
Viernes 22 de febrero de 2013, p. 3

El 150 aniversario del nacimiento de Konstantin Stanislavski (seudónimo de Konstantin Serguiévich Alexéyev) se cumplió el pasado 17 de enero.

Para conmemorar en México, al actor, director y pedagogo teatral, el lunes 25 de febrero se realizará una jornada de reflexión sobre su legado, en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris.

A el maestro se debe el desarrollo del más influyente método actoral, que marcó el quehacer teatral en el siglo XX.

El método Stanislavski, en síntesis, buscó articular una técnica artística que no se basara en los resultados finales del trabajo actoral, sino en la exploración y clarificación de los motivos y las razones que generan ese resultado, es decir, el actor no debe representar un personaje, sino convertirse en él, vivir sus sentimientos y pasiones, actuar exactamente con la lógica de éste en cualquier situación.

De acuerdo con la especialista británica Bella Merlin, la intención de Stanislavski fue crear un sistema que permitiera al actor cierta creatividad, bajo los conceptos del arte emocional.

Según esta técnica de las emociones, el actor debe demostrar al público sentimientos genuinos y verosímiles, ya que es lo que da vida al personaje en escena y lo que lo llena de detalles interesantes y frágiles.

También llamado método de las acciones físicas, el sistema consiste en hacer que el actor experimente durante la ejecución del papel emociones semejantes, parecidas a las del personaje interpretado. Para ello se recurre a ejercicios que estimulan la imaginación, la capacidad de improvisación, la relajación muscular, la respuesta inmediata a una situación imprevista, la reproducción de emociones experimentadas en el pasado y la claridad en la emisión verbal, entre otras.

La exigencia de naturalidad y la necesidad de compenetrarse con el papel que exigía el director a sus artistas –apunta Merlin– se reflejaba en el veredicto del ¡No te creo!, que tanto temían sus actores –y que el propio Stanislavski empezó a usar como método de dirección–, que se convirtió en una de las expresiones más famosas del mundo del cine, el teatro y la vida cotidiana.

Rebelión contra el star system

Konstantin Stanislavski (1863-1938) fue actor, director y pedagogo teatral. Llegó a ostentar el título honorífico de Artista Popular de la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

Desde joven quiso ser actor, pero debió trasladarse a París para trabajar en los negocios de su padre. En la capital francesa tuvo oportunidad de actuar en compañías de aficionados y conoció a un actor polaco a punto de retirarse, llamado Stanislavski, cuyo nombre adoptó para trabajar con este seudónimo y realizar sus primeros experimentos teatrales con mayor libertad.

Junto con el dramaturgo y director Vladimir Nemiróvich-Dánchenko, fundó en 1898 el Teatro de Arte de Moscú, que se convirtió en la escuela de actuación más importante de la URSS.

Stanislavski definió los propósitos de esa compañía de la siguiente manera: “Nuestro programa era revolucionario; nos rebelamos contra el antiguo estilo interpretativo, la afectación y el falso patetismo, contra la declamación y la exageración bohemia, contra el erróneo convencionalismo en la puesta en escena y en los decorados, contra el star system, que arruina el conjunto, y la mediocridad del repertorio”.

También junto con Nemiróvich-Dánchenko (antes de su separación), se interesó por la dramaturgia de Anton Chéjov.

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Konstantin Stanislavski (1863-1938)Foto Cortesía de la Secretaría de Cultura del Gobierno del Distrito Federal

Stanislavski logró trasladar la esencia de ese gran dramaturgo al teatro y aportó a la cultura rusa una nueva dimensión.

Se considera que sin el Teatro de Arte de Moscú quizás no habrían existido como tales las obras La gaviota, Tres hermanas, Tío Vania o El jardín de los cerezos.

Stanislavski y Chéjov crearon juntos obras que sacudieron el mundo por su perfección interpretativa y precisión teatral. La pasión de uno se equilibraba con la profundidad y el espíritu metódico del otro.

Como resultado de su intensa trayectoria, durante una estancia en Estados Unidos, Stanislavski recibió el encargo de escribir un libro sobre su escuela, el cual lleva por título Mi vida en el arte, distribuido primero en ese país y luego en la Unión Soviética. El trabajo del actor sobre sí mismo, cuya primera parte concluyó en 1937, es el segundo de los dos únicos libros que escribió, además de numerosas notas y apuntes.

Para la creación íntegra del método Stanislavski, el director dedicó más de 60 años. Para conseguir la autenticidad emocional, incluso consultó al fisiólogo Iván Pávlov.

Mirada hacia afuera

Ante la cuestión de si se conserva vigente el método Stanislavski o ¿cómo entender hoy día el concepto de actor o la idea de actuación?, para el creador escénico y director de la compañía Línea de Sombra, Jorge Vargas, se debe reconocer que la idea de actor como mero intérprete o ejecutante ha evolucionado.

Para Vargas, el actor como creador ha implicado cierta autonomía y un cambio en el uso de sus herramientas y su preparación, lo que ha propiciado que su relación en los procesos de creación sea más horizontal.

“Ello ha permitido que se abran los campos de interés del propio actor, más allá de los estrictamente teatrales. Los actores están hoy interesados en muchas disciplinas artísticas, como por ejemplo en las artes visuales. También en las ciencias sociales, las cuales les permiten otros modos de aproximarse a la realidad.

De ahí que en la actualidad se reconozca a un actor mucho más complejo, que ya no se encuentra sólo concentrado en la dramaturgia, sino que se ve involucrado en dinámicas fuera o periféricas del hecho teatral.

El actor, hoy día, tiene una mirada hacia afuera mucho más acentuada que aquel actor técnicamente hiperespecializado encerrado en el teatro, imaginando las construcciones que le permitían ver sólo una dramaturgia.

De los planteamientos de Stanislavki, por ejemplo, “conceptos fundadores sobre el trabajo del actor sobre sí mismo, hoy lo que permanece es la idea de que el actor muchas veces, más que encarnar un personaje, trabaja sobre sí mismo y su presencia para entablar comunicación con el espectador.

Eso ha ahondado en la idea del presente, la cual ha sido una asignatura pendiente, pues por muchos años se ha dicho que el actor es un creador de presente. Así, no hay mayor presente que él mismo compareciendo frente al espectador. Se trata de una idea que aún está por desarrollarse en las nuevas maneras de la actuación.

El acto en honor de Stanislavski, organizado por el Centro Universitario de Teatro de la Universidad Nacional Autónoma de México, el Instituto de Investigación AKT-ZENT Berlín y la Secretaría de Cultura del Gobierno del DF, será el día 25 a las 20 horas en Donceles 36, Centro Histórico.