16 de febrero de 2013     Número 65

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

Sobre las posibilidades que a principios del siglo xvii ofrecía a los golosos la capital de la nueva españa, según bernardo de balbuena (grandeza mexicana)

Pues al que en paladar y alma
golosa
del glotón Epicuro cursa y sigue
la infame secta y cátedra
asquerosa.

Si su estómago y vientre le
persigue
y del hace su Dios grosero y
basto
y de sacrifi cios sin cesar le
obligue.

Pida su antojo, y no escatime el
gasto
que en sus hermosas y abundantes plazas
verá sainetes que ofrecerle
abasto.

Mil apetitos, diferentes trazas
de aves, pescados, salsas, frutas,
linajes varios de sabrosas cazas.

Verde pera, la cermeña enjuta,
las uvas dulces de color de grana,
y su licor que es néctar y cicuta.

El membrillo oloroso, la manzana
arrebolada, y el durazno tierno,
la incierta nuez, la frágil avellana.

La granada vecina del invierno
coronada por reina del verano,
símbolo del amor y su gobierno.

Al fin, cuanto al sabor y gusto
humano
abril promete y mayo fructifi ca,
goza en estos jardines su
hortelano.

Si otra mina de conservas rica,
almíbares, alcorzas, mazapanes,
metal que al labio con sabor se
aplica.

Cetrería de neblís y gavilanes
al antojo y sabor del
pensamiento,
liebres, conejos, tórtolas faisanes.

Sin tomar puntas ni escalar el
viento,
a pie quedo se toman en su plaza,
que es la mejor del reino del
contento.

Trague el goloso, colme bien la
taza,
y el regalón con ámbar y
juguetes
la prisión llene que su cuello
enlaza.

Que a ninguna manjares y
sainetes
faltarán si los quiere; y al olfato
aguas de olor, pastillas y pebetes

La industria alimentaria
impone criterios de nutrición

Xaviera Cabada  Coordinadora del área de salud alimentaria de la organización civil El Poder del Consumidor

En la actualidad en México se vive un fuerte problema de salud pública; el 70 por ciento de la población adulta y 30 por ciento de los infantes padecen sobrepeso y obesidad. No sólo eso, sino que también una gran parte de las personas padecen desnutrición, en especial niños menores de cinco años y en los sectores rurales. No olvidemos que México es un país que aún cuenta con un gran sector rural y que es de suma importancia.

En el campo ya se sufre de todo: sobrepeso, obesidad, hambre, desnutrición, anemia, falta de recursos para atención médica, falta de recursos para que las familias puedan sembrar y obtener al menos su propia comida. ¿Cómo hemos llegado a esto? ¿Cómo es posible que en pleno siglo XXI aún mueran bebés por deshidratación, infecciones agudas, diarreas crónicas?, padecimientos totalmente prevenibles. Si bien antes esto ocurría por falta de información, conocimientos y recursos, ahora en gran parte es por ausencia de políticas públicas efectivas, en donde conflicto de interés juega un papel crítico.

El conflicto de intereses se presenta cuando un servidor público o tomador de decisiones debe actuar en algún asunto o aplicar una regulación, y no actúa por estar presente algún tipo de interés o vínculo con quien se debe tomar la decisión.

En México este asunto se ha convertido en algo mayor, ya que impide que se tomen decisiones que beneficien a las personas. Importantes protagonistas en esta problema son la industria de bebidas y alimentos, los grandes monopolios y los millones de pesos que invierten en cabildeo para bloquear iniciativas que puedan contribuir a una mejora para la población pero que afectan las grandes ganancias del mercado.

Los poderes fácticos que ejerce la industria de alimentos y bebidas, entre otras, en México, están totalmente desbordados. La industria está inmersa en diferentes sectores e influye fuertemente en el que principalmente afecta: la salud. Si bien en todo el país uno de los principales factores que afecta la salud y la alimentación de las personas ha sido la fuerte invasión de los alimentos ultra procesados, ahora tenemos a la industria no sólo vendiendo con engaños sus productos de bajo o nulo valor nutricional, sino también grandes institutos de investigación que supuestamente promueven la salud pero que trabajan sometidos al interés de las empresas.

En la actualidad quien establece los criterios de la nutrición es la industria; claro, criterios sesgados por los grandes conflictos de intereses. Es importante diferenciar entre los institutos de salud generados por la industria y los institutos de investigación públicos y totalmente libres de conflicto de interés. Aunque esto es complicado en el país, ya que la industria ha logrado infiltrarse en varios sectores, aun públicos.

Es frecuente observar ferias de salud pública patrocinadas por Bonafont, Danone, Yakult y otras compañías, con la promoción de productos que catalogan como saludables. La población, sin embargo, difícilmente logra detectar que yogurt “Danup” de 250 mililitros contiene siete cucharadas cafeteras de azúcar, más del total máximo tolerado de azúcar por institutos como la Asociación Americana del Corazón o la Organización Mundial de la Salud (OMC).

Otros ejemplos: un agua Bonafont Levité de litro y medio contiene 15 cucharadas de azúcar, y un Yakult tiene como principal fuente glucosa. En México la primera causa de muerte es la diabetes, y se ha demostrado científicamente en un gran número de estudios que el alto consumo de azúcar incrementa al riesgo de padecer obesidad y diabetes.

Algunos de los principales institutos de investigación de la industria son la Fundación Mexicana para la Salud (Funsalud) de Nestlé, misma que tiene entre sus asociados institucionales a las principales farmacéuticas trasnacionales (Bayer, GlaxoSmithKline, Sanfer, MSD y Pfizer); distribuidores de medicamentos (Nadro); hospitales privados (Ángeles, MedMex y Hospitales Nacionales, SA de CV); productores de alcohol, refresco y alimentos (Bacardí, Cervecería Cuauhtémoc Moctezuma, Pepsico y Nestlé), y a Televisa. Otro gran instituto que se ha instalado en México es el Instituto Danone, también está el Instituto de Nutrición y Salud Kellogg´s y el Instituto de Innovación y Nutrición de Bimbo. Luego tenemos a la Fundación PepsiCo, la Fundación Gamesa-Quaker, la Fundación Sabritas y la Fundación Coca Cola. Lo peor es que todas estas entidades logran tener beneficios fiscales y frecuentemente reciben subsidios del mismo gobierno.


MONTAJE: Hernán García Crespo

Es muy frecuente que en los congresos de medicina y nutrición estén presentes la industria de alimentos y bebidas, así como la farmacéutica. Esto sesga fuertemente la información que se proporciona en esos foros y confunde a los estudiantes haciéndoles creer que realmente son institutos de benefician a la población.

A nivel internacional se han diferenciado a dos tipos de organizaciones civiles: PINGOS (public interest non government organizations) y BINGOS (business interest non government organizations). La primera se refiere a las organizaciones de la sociedad civil para el interés público y la segunda a las de la sociedad civil para el interés de la industria. Fue necesario hacer esta diferenciación ya que en todo el mundo han emergido organizaciones civiles que “abogan” para la sociedad pero con dinero proveniente de la industria. Esto, por supuesto, no les permite hacer declaraciones que vayan en contra de la industria o los productos generados por la misma. Para contrarrestar el grave problema de conflicto de interés a nivel mundial surgió la Coalición de Conflicto de Intereses (Coic), integrada por cientos de organizaciones que se han declarado ciento por ciento libres de conflicto de interés, y se está impulsando que cada organización, al tener algún conflicto de interés, incluyendo organismos públicos o científicos, lo declaren de forma pública para que así la gente sepa cuáles son las fuentes de la información que recibe.

En México vemos a la industria inmiscuida en todos lados invadiendo fuertemente espacios públicos y otros espacios que por su naturaleza deberían estar completamente libres de conflicto de interés, como son las instituciones de salud y de alimentación y las escuelas.

Por ejemplo, durante el sexenio de Vicente Fox, dentro de las escuelas se impulsaron los programas Vive Saludable, de PepsiCo, y Movimiento Bienestar, de Coca Cola. Investigadores de otros países, como Phillip James, director de una de las principales organizaciones de investigación en obesidad (IASO/IOTF) se sorprendió al ser invitado a un evento de enfermedades crónico degenerativas y ver la presencia de la industria tan deliberadamente y sin control alguno. En entrevista, declaró indignado que esa había sido “la peor conferencia a la que había asistido” y que “sólo en México pasa esto”. Le preocupó mucho ver cómo México se ve afectado fuertemente por la presencia de la industria en los espacios de salud.

Es absolutamente necesario que los funcionarios, trabajadores de la salud, investigadores e instituciones públicas estén totalmente libres de conflicto de interés para que las decisiones que se tomen sean en beneficio a la población y no de la industria.

El conflicto de interés extendido ha afectado gravemente la salud de la gente ya que las políticas públicas que se impulsan en beneficio a la población se ven bloqueadas por la industria, que realiza fuertes cabildeos ante el Poder Legislativo e invierte millones de dólares. En México el mismo gobierno hace alianzas con la industria para impulsar “estrategias” para la salud, sin embargo éstas no son para el beneficio de la salud de la población en general.


El Fonan: hacia una política
alimentaria y nutricional

Julieta Ponce  Nutrióloga del Centro de Orientación Alimentaria (COA) y miembro de la coordinación del Fonan


FOTO: Bread for the World

Para analizar la situación alimentaria nacional y hacer propuestas de solución técnica, confluyeron más de 70 expertos académicos en el espacio del Foro Nacional para la construcción de la política Alimentaria y Nutricional (Fonan) en junio del año pasado. La alimentación, como sistema complejo, mereció un abordaje integral analítico orientado a la detección de puntos críticos de control para la ejecución, vigilancia y mejora continua de una política pública adecuada a las condiciones actuales del país.

El carácter social y biológico del alimento se comprende integrado en un modelo de cadena de valor desde la producción hasta el aprovechamiento humano. Las aproximaciones aisladas sobre la alimentación corren el riesgo de generar falsas soluciones a problemas verdaderos en cualquier tramo de la cadena.

De lo que a principios del xix comían en casa las familias acomodadas, según Guillermo Prieto

“Era común que figurase el buen chocolate de ‘tres tantos’ (uno de canela, uno de azúcar y uno de cacao), sin bizcocho duro ni yema de huevo; el champurrado para los niños y, de vez en cuando, café con leche con tostadas o mollete. Hacían compañía a los líquidos, los bizcochos de Ambríz, los panes y huesitos de manteca del Espíritu Santo, presentándose de vez en cuando, a linsonjear la gula, las hojuelas, los tamalitos cernidos y los bizcochos de maíz cacahuazintle. Al final del desayuno eran sendos vasos de agua destilada. Cuando acudían visitas a las once de la mañana era forzoso obsequiarlas; siendo señoras, con vinos dulces, como Málaga, Pajarete o Pedro Ximenez, sin faltar en una charolita puchas, rodeos, mostachones, etcétera, y sus tiritas curiosas de queso frescal. El sexo feo se las componía con ríspido catalán, llamado judío porque no conocía las aguas del bautismo. En las comidas resaltantes para las festividades se ostentaban: las sopas de ravioles y las de arroz con chícharos, rueditas de huevo cocido y sesos fritos. La olla podrida era la insurrección del comestible, el fandango y el cataclismo gastronómico, la cita dentro de una olla de las producciones todas de la naturaleza. Encerrábanse en conjunto carnes de carnero, ternera, cerdo, liebre, pollo, espaldillas y lenguas, mollejas y patas; en este campo de Agramante se embutían coles y nabos, se introducían garbanzos, se escurrían habichuelas, se imponían las zanahorias, campeaba el jamón y verificaban invasiones tremendas, chayotes y peras, plátanos y manzanas, en tumultuosa confusión. La olla podrida se apartaba en dos grandes platones para servirse; uno de ellos contenía carnes, jamones y espaldillas, patitas y sesos; en el otro la verdura con todos sus accidentes, y entre los platones enormes y profusas salseras de jitomates con tornachiles, cebollas y aguacate, y salsas de chile solo o con queso y aceite. En los guisados había predilecciones caprichosas; como pollo en almendrado, con pasas, trocitos de acitrón y alcaparras; pichones en vino y liebre o conejo en pebre o en salsas. El turco, la torta cuajada, la torta de cielo, los patos en cuñete tenían sus lugares de honor, lo mismo que los guajolotes rellenos y los deshuesados, verdaderas obras maestras. En los festines familiares hacían con aplauso sus apariciones el mole poblano de tres chiles, el de pepita verde, y los famosos manchamanteles con sus rebanadas de plátanos y sus gajitos de manzana. Lo espléndido, lo musical y poético eran los postres; los encoletados voluptuosos, la cocada avasalladora, los cubiletes y huevos reales, los zoconoxtles rellenos de coco; frutas, zapote batido con canela y vino, garapiña, etcétera. Después de dar las gracias y de levantar los manteles, fumaban los señores mayores y se les servía salvia, mitle, cedrón o agua de hierbabuena, para asentar el estómago.

Los resultados del Fonan están ordenados en tres ejes del proceso alimentario: 1) Producción sustentable de alimentos y desarrollo local; 2) Abasto, distribución, consumo y regulación de alimentos, y 3) Nutrición y salud. Cada fase de la cadena alimentaria está determinada a su vez por el modelo económico preponderante, la política social vigente y, ahora, por la garantía de los derechos humanos económicos, sociales, culturales y ambientales reconocidos por el Estado mexicano.

Se considera que este modelo de pobreza creciente con desigualdad y la ausencia de una política clara en materia de alimentación y nutrición son obstáculos estructurales para dar respuesta efectiva a la gravedad del diagnóstico sistémico.

La formulación de una política alimentaria y nutricional requiere considerar un Estado de bienestar. Si el Estado asumiera la rectoría en la conducción del modelo económico para el bienestar como “elemento brújula” de la política pública, propiciaría crecimiento sostenido y sustentable, con mecanismos de equidad como cimientos de un proyecto de Nación, orientado al desarrollo de capacidades humanas con garantía de derechos y para la construcción de la ciudadanía más allá de un sexenio.

El propósito de la política alimentaria y nutricional es responder permanentemente a las necesidades alimentarias de todas las personas; mitigar los riesgos alimentarios, y proteger a la población contra daños, enfermedades y discapacidades. Y al mismo tiempo lograr el máximo potencial de capacidades humanas por medio del bien comer para erradicar la desigualdad y la exclusión y para alcanzar con justicia un pleno Estado de bienestar. Sólo en estos términos se comprendería una propuesta política para la garantía del derecho humano a la alimentación.

Los análisis y resultados emitidos por los participantes en el Fonan son susceptibles de incorporación al Sistema Nacional de Planeación Democrática en materia de alimentación y nutrición, con base en la Ley de Planeación, para articular, ejecutar y vigilar los programas derivados del mismo Plan Nacional de Desarrollo (PND).

Se propone por tanto, que la política pública incluya la generación de un “sistema alimentario mexicano” que permita al Estado articular todos los recursos disponibles de forma progresiva, con especial atención a la población vulnerable y con resultados concretos. Para este fin es necesario un “consejo nacional de alimentación y nutrición”, con representatividad plural. Este consejo debe ser un mecanismo formal de participación ciudadana desde la academia para la integración de un capítulo especial en el PND sobre la garantía de alimentación nutritiva, suficiente y de calidad para toda la población. Derivado del PND, se requiere el diseño de un “programa nacional de alimentación y nutrición” con objetivos multisectoriales, metas sexenales y transexenales, e indicadores de resultados medibles en el corto y largo plazo con capacidad financiera y gobernanza democrática.

Las metas inaplazables para este sexenio son aumentar el Producto Interno Bruto (PIB) del campo con protección a la biodiversidad; equilibrar la balanza agrocomercial; disminuir la pobreza rural y la desigualdad, y aumentar la autosuficiencia alimentaria en granos básicos, hortalizas, ganadería y productos marinos. Asimismo, aumentar el consumo interno de granos básicos, el número de puntos de distribución y consumo de alimentos sanos producidos en el país y la disponibilidad de agua limpia para el consumo y para la producción de alimentos. Al mismo tiempo, abatir la desnutrición infantil en todas sus expresiones, así como la obesidad en menores a cinco años. Evitar patologías concomitantes relacionadas con la obesidad en población escolar, y aumentar detección y cobertura de atención a personas con diabetes, dislipidemias e hipertensión.

La resultante de una política alimentaria y nutricional impacta
–para bien y para mal– el índice de desarrollo humano, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), esto es, vida larga y saludable, educación y nivel de vida digno. Es menester mantener la mira en los parámetros educación, riqueza, empleo, salario, producción artística y tecnológica, vivienda y todas las dimensiones de pobreza, entre otros, para medir los resultados de la política. Estos indicadores deben llevarse a un sistema territorializado para supervisar resultados y evitar la ablepsia por dispersión poblacional.

Algunas líneas de acción base para la política alimentaria son:

1.  Congruencia de las políticas y programas de gobierno con objetivos y metas.
2.  Combate a la pobreza y la desigualdad.
3.  Garantía del derecho a alimentación y al agua.
4.  Acceso universal de atención a la salud.
5.  La inteligencia epidemiológica para intervención oportuna y prevención de mala nutrición.
6.  Rescate del campo, ríos y mares. Desarrollo rural sustentable y la producción alimentaria agroecológica e hidroecológica.
7.  Protección alimentaria especial a la niñez y poblaciones vulnerables.
8.  Asistencia social alimentaria para el desarrollo de capacidades.
9.  Programas integrales de producción-abasto-consumo de alimentos prioritarios.
10. Definición de “canasta alimentaria social”.
11. Asegurar puntos de distribución y consumo de alimentos sanos.
12. Lograr autosuficiencia alimentaria con soberanía.

Se propone una red para conformar el “observatorio académico de alimentación y nutrición”, donde se realice la vigilancia permanente de indicadores por las instituciones públicas y privadas con experiencia técnica en materia de derechos humanos, política pública, salud, nutrición, alimentación, pobreza, campo, consumo alimentario, desarrollo y asistencia social, entre otros ámbitos relacionados con la política alimentaria y nutricional.

Mientras la política pública alimentaria y nutricional no exista y la persona esté fuera de su centro, los esfuerzos de la sociedad y de gobierno serán, si acaso, loables pero insuficientes. Mientras el libre mercado siga determinando las condiciones de gobierno, los ciudadanos seguirán considerados como consumidores y no como sujetos de derecho a comer y vivir bien.

*Para acceder al documento completo del Fonan, ver www.nutricionenmexico.org.mx

opiniones, comentarios y dudas a
[email protected]