Sociedad y Justicia
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Participan 28 productores en un sistema ágil y práctico: Mercado Cien

Promueve la agricultura orgánica relaciones justas y calidad de vida
Periódico La Jornada
Martes 29 de enero de 2013, p. 44

Hace cinco años, en la reunión de la Federación Internacional de Movimientos de Agricultura Orgánica (IFOAM, por sus siglas en inglés) la comunidad internacional acordó que la agricultura orgánica es un sistema de producción que mantiene y mejora la salud de los suelos, los ecosistemas y las personas. Se basa en los procesos ecológicos, la biodiversidad y los ciclos adoptados a las condiciones locales, sin usar insumos de efectos adversos.

La agricultura orgánica combina tradición, innovación y ciencia para favorecer al medio ambiente, promover relaciones justas y calidad de vida para todos los que participan en ella.

En México hay tres tipos de agricultura orgánica: la purista, apegada a los estándares establecidos por el IFOAM, y la empresarial-industrial, de acuerdo al reporte de investigación Agricultura orgánica, mercado internacional y propuesta para su desarrollo en México, del Centro de Investigaciones Económicas, Sociales y Tecnológicas de la Agroindustria y la Agricultura Mundial.

La agricultura purista la integran pequeños productores y profesionistas con fuerte conciencia de los problemas ecológicos y que poseen superficies menores a una hectárea. La tipo IFOAM se basa en reglas de producción orgánica, procesos de certificación y un sistema de etiquetación que la diferencia de los métodos no orgánicos de producción. La empresarial-industrial se orienta a la exportación y es conformada por grandes productores que utilizan tecnología extranjera, insecticidas comerciales orgánicos, jabones, feromonas, trampas, abonos foliares orgánicos, entre otros insumos.

Durante más de una década, los productores de orgánicos realizaron sus actividades sin un marco regulatorio; hasta febrero de 2006 se publicó en el Diario Oficial de la Federación la Ley de Productos Orgánicos y en abril de 2010 se aprobó su reglamento.

A partir de entonces se estableció el mecanismo de certificación, mismo que realiza el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria u organismos de certificación orgánica. Actualmente hay 13 en el país, incluidas varias agencias internacionales.

Hay quienes, como en el caso del Foro Tianguis, según explica Fidel Mejía Lara, acuñan un nuevo término: sistema participativo de garantía.

El productor no paga por su certificación, ya que es un proceso de intercambio colectivo en el que garantizamos a los consumidores que los productos están libres de químicos y transgénicos, además, asesoramos a los campesinos en el proceso de transición de la agricultura convencional a la orgánica. Es un sistema ágil, sencillo y práctico que no cae en los mecanismos burocráticos de las agencias certificadoras de pedir documentos, bitácoras o reportes. Se trata de una relación de confianza, explica.

La certificación es muy cara e inaccesible, menos de un tercio de los productores orgánicos cuentan con ella, dice Sofí Morín, integrante de Lum, organización dedicada a realizar proyectos de rescate del patrimonio de México, entre ellos el Mercado del Cien, cuyos 28 productores se instalan cada domingo en la Plaza Río de Janeiro, en la colonia Roma.

Quien no está interesado en exportar o vender a Green Corner (firma que tiene tiendas tipo gourmet y restaurantes con productos orgánicos) no tiene razón para certificar sus productos.

Morín asegura que los participantes del Mercado Cien están bajo el sistema participativo de garantía o en el de participativa orgánica; el reconocimiento de ellos en el país es un gran logro, porque son accesibles para todos y más incluyentes.