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Compite en Sundance documental de Ben Lewis sobre la confianza ciega en Internet

Expone filme la caída de la utópica biblioteca universal de Google

La creencia inocente en que la tecnología solucionaría los problemas del mundo inspiró al director

El gigante de la web pretendía digitalizar millones de libros, pero fue demandado y un acuerdo con la sociedad de autores fue rechazado por la justicia; el proceso sigue en curso

 
Periódico La Jornada
Viernes 25 de enero de 2013, p. 8

Park City, 24 de enero. El fracaso de Google Books, controvertida utopía del gigante de Internet que quería digitalizar todos los libros del mundo pasando por encima de las leyes de derechos de autor, es descifrada en Sundance en una película que denuncia la confianza ciega en Internet y la tecnología.

Google and the World Brain (Google y el cerebro del mundo), realizada por el británico Ben Lewis, compite en el festival estadunidense de cine independiente, que se celebra hasta el domingo en Park City (Utah, oeste).

Hace alrededor de cuatro años comencé a pensar que había una especie de confianza ciega en Internet y en la tecnología, explicó Lewis. Había la “creencia inocente en que la tecnología solucionaría los problemas más serios del mundo, que nos convertiría en más inteligentes.

Encontraba que (Internet) era una especie de falso dios. Entonces decidí que quería hacer una película para estimular o para desarrollar una forma más crítica de pensar Internet, siempre con equilibrio, precisó.

Entusiasmo de las universidades

Entonces echó el ojo a Google Books, el proyecto –por entonces– bien avanzado del gigante de Internet para digitalizar los millones de libros de prestigiosas bibliotecas universitarias o públicas con el propósito de crear una universal y gratuita; por lo menos ese era el discurso oficial.

Mediante múltiples testimonios, la cinta muestra el entusiasmo de los inicios, cuando instituciones como la Universidad Harvard acogían con los brazos abiertos a Google, que ofrecían la digitalización gratuita de los libros, lo que suponía un ahorro sustancial para las bibliotecas.

Otro frente se abrió cuando Google Books comenzó a digitalizar obras que no eran de dominio público. Entonces, la respuesta de los autores en Europa, Estados Unidos y Asia –el filme presenta la cruzada entre Google y Mian Mian, un escritor chino– no tardó.

Amenazado con un proceso judicial, Google aceptó negociar un acuerdo con la sociedad estadunidense de autores, pero el acuerdo fue rechazado por la justicia. La situación está bloqueada y al día de hoy el proceso judicial sigue su curso.

Para Lewis, el revés que sufrió Google, que sin embargo aprovechó los libros ya digitalizados para mejorar su motor de búsqueda, rediseña el futuro de Internet.

Google Books, en su versión inicial, está muerto. Fue detenido por una alianza, finalmente bastante convencional, de instituciones, individuos y de poderes públicos, observó.

Esto demuestra que no hay un camino inevitable para Internet. No es como si no tuviéramos ningún control sobre estos gigantes de Internet y que nosotros sólo debamos seguir el movimiento. Podemos cambiar las cosas, si queremos, opinó Lewis.

Una de las grandes preguntas alrededor de Google Books, que contribuyó a suscitar la desconfianza hacia él, fue la eventual comercialización de los libros digitales. Google anunció que quería vender los libros agotados, definitivamente desaparecidos de los comercios.

Asociamos todas las bibliotecas a la idea de sociedad civil, de compartir, de algo que debería no costar nada, a lo que todos deberían tener acceso. En nuestro mundo globalizado e hipercapitalista ese es un tema importante, subrayó.

Cuántos de nuestros espacios públicos han sido recuperados por empresas privadas..., se lamentó el director del filme.

Una biblioteca nos recuerda siempre que existen lugares secretos que, desde mi punto de vista, nunca deberían ser privatizados.