Opinión
Ver día anteriorMartes 22 de enero de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad Perdida

De aguas, negocios y lealtades

Un proyecto que no pinta

Otro engaño de Aguirre

R

émora de aguas pasadas, el director del Sistema de Aguas de las Ciudad de México, Ramón Aguirre, se mantiene fiel a sus viejos intereses, esos que de ninguna manera pertenecen al ámbito político, pero que hoy para el gobierno de Miguel Ángel Mancera significan un ancla que le impedirá realizar ciertos movimientos que tiendan a mejorar la distribución del agua en el Distrito Federal.

Es más que sabido que el problema básico en la ciudad es la distribución, no tanto la escasez. Mientras en el poniente se gastan hasta mil litros por persona en un día, en el oriente simplemente el agua no llega. Eso, aunado a problemas tan graves como las innumerables fugas, hace que en épocas de estiaje mucha gente sufra desabasto, y se mire el problema como imposible de solucionar.

Cuando menos eso es parte de la mentira que ha venido vendiendo Ramón Aguirre para tratar de convertir el problema del abasto de agua en un negocio que le reditúe a alguna compañía. No hace mucho, ante la sorpresa de quien entonces era su jefe, Marcelo Ebrard, se lanzó una iniciativa en la que se trataba de inmiscuir a la iniciativa privada en el cobro del agua en los hogares, pero la idea se vino abajo, y el negocio también.

Ahora, al jefe de Gobierno se le ha vendido otra nueva idea: perforar a dos kilómetros para traer más agua a la ciudad. El proyecto lleva más de medio año trabajándose y en él se han invertido 65 millones de pesos, pero no es la solución, el DF seguirá dependiendo, para satisfacer su demanda, de las fuentes alternas.

El negocio podrá seguir adelante, pero de ninguna manera resolverá la situación de escasez por 100 años. Eso no es más que otra patraña del funcionario, quien donde se niega a invertir es en el problema fundamental, es decir, la distribución. Eso sí no lo toca porque seguramente no habrá beneficios.

Por lo pronto, si bien se dice que la búsqueda del líquido en las profundidades del suelo del DF está avalada por estudios serios de la UNAM, y tal vez no cueste tanto a los contribuyentes, por cada uno de los tubos, los instrumentos y lo demás habrá de llevarse hasta mil millones de pesos.

Para Miguel Ángel Mancera, que ya estaba enterado del asunto y había pedido que se mantuviera en sigilo tanto la investigación como los resultados, el proyecto, según se dice, podría parecer inviable por su alto costo. Esto porque no se sabe cuándo podrá estar listo, cuánto líquido se podrá extraer y si esto podrá efectuarse en esta administración.

Total, el engaño al jefe de Gobierno parece algo sucio, pero Ramón Aguirre logró pagar con la moneda de las lealtades no a quien lo tiene trabajando, sino a su verdadero jefe.

De pasadita

El gobierno de la ciudad habrá de emprender un nuevo intento por hacer que las cosas en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México no terminen mal. En la Asamblea Legislativa del DF se tratará de buscar formas para que la institución retome los proyectos que le dieron vida, y el secretario de Gobierno, Héctor Serrano, reiniciará el camino para hacer posible la idea.

Por su parte, la mayoría de alumnos, que se dieron cuenta de que la rectora quería llevarlos al cansancio alargando la solución del conflicto, mantienen la idea de que la señora Orozco debe salir de la institución para que la escuela cumpla con su cometido, y está en la mejor disposición de llegar a acuerdos que den fin al problema que se alarga artificialmente, esto porque ya todos saben cuál es la mala semilla del conflicto.