19 de enero de 2013     Número 64

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

Hidalgo

¿Cambio o permanencia disfrazada? La atención a la salud


FOTO: Desarrollo y Gestión Interculturales

Fernando de Santiago Rivero Sánchez

¿La nueva política intercultural de la Secretaría de Salud (SSa) ha cambiado la atención médica en la Huasteca Hidalguense? Es la pregunta que surge al aproximarnos a la visión intercultural de la SSa, la cual, a nivel federal y con casos aislados, ha comenzado a concretar avances en la atención materno-infantil así como en ejercicios de recuperación de conocimiento tradicional herbolario. Sin embargo, esto no es una novedad, ya para 1955 el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), junto al Instituto Nacional Indigenista (INI), promovían la recuperación de conocimientos de herbolaria y la legitimación de la medicina tradicional indígena por medio de la legalización de sus practicantes. No es sino hasta nuestros días que la SSA, a partir de las modificaciones a la Ley General de Salud del 2006 y acogiendo las recomendaciones de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), incluye un nuevo eje abocado a la integración de los derechos de los pueblos indígenas a la par del derecho a la salud.


FOTO: Desarrollo y Gestión Interculturales

La propuesta contempla transformar la práctica médica en clínicas y hospitales atrayendo a sus espacios la atención del parto vertical, consultorios para médicos tradicionales, farmacias de herbolaria, así como el reconocimiento de las particularidades culturales de los pacientes en el historial médico y en las estadísticas de salud.

Cuando queremos identificar dichos cambios en la Huasteca Hidalguense, advertimos primero que hasta el momento no se ha podido regionalizar el servicio, ya que las entidades federativas carecen de recursos y un área dedicada al desarrollo de dicha política, lo que trae como consecuencia acciones aisladas y desvinculadas de las verdaderas necesidades de la gente, así como de los propósitos de dicha política. Pequeños avances se pueden observar en las clínicas con carteles escritos en náhuatl, no obstante, los mismos instrumentos de evaluación desarrollados por la Dirección de Medicina Tradicional y Desarrollo Intercultural (DMTDI) de la SSa no son cubiertos adecuadamente en los espacios donde se brinda el servicio, dejando fuera aspectos particulares de la atención médica.

A lo anterior le sumamos los problemas generados por la aplicación de políticas asistenciales como Oportunidades, la cual merma la organización y participación voluntaria en las comunidades al condicionar el pago a la participación en actividades de promoción de la salud. Ello desincentiva la participación de aquellos que no reciben el recurso y afecta la corresponsabilidad comunitaria adjudicándosela a los beneficiarios del programa.


FOTO: Fernando de Santiago Rivero Sánchez

En cuanto a las prácticas de salud, se observa una negación sistemática del conocimiento de las parteras dándoles sólo el papel de acompañantes y promotoras de salud, lo que a su vez genera la pérdida de sentido cultural del don y responsabilidad que significa ser elegidas por los Señores de la Naturaleza, al tiempo que se desvanece la práctica médica que les acompaña. Asimismo, al pensar la otredad sin el Otro se genera una desvinculación institucional entre la medicina tradicional y la concepción de persona del pueblo que la desarrolla, lo que reduce el concepto complejo de salud a su aspecto bio-epidemiológico, negando su componente sociocultural.

Cuando observamos estos problemas no queda sino preguntar ¿cuál es entonces la diferencia entre las políticas indigenistas y la intercultural?, quizás ésta reside en que la primera podía ser gestionada y desarrollada por el Estado, tal como se realiza actualmente, caso contrario a la visión intercultural que requiere, para su realización paradigmática, una nueva forma de relación en la cual se corresponsabiliza a los pueblos indígenas en la elaboración, el desarrollo, la aplicación y evaluación de las políticas de salud. En ese sentido, el problema inicia en el momento en que es un solo actor el que define la relación, negando la intención de horizontalidad y diálogo propia de una relación intercultural. Corresponde a los pueblos indígenas de México y en específico de la Huasteca Hidalguense profundizar la propuesta intercultural de dicha política y apropiarse como sujetos de derecho de aquellos espacios que por ley les corresponde, tales como el derecho a la autodeterminación y a la participación para actuar junto con el resto de la sociedad en favor de la salud colectiva.

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