Opinión
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Realidad vs. frase de batalla

México, paraíso del discurso

PGR contra casinos: ya casi

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Niños en situación de pobreza en barrios marginales de San Luis PotosíFoto Cristina Rodríguez
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ómo estará la cosa, que ya ni la otrora muy productiva fábrica de justificaciones gubernamentales reporta niveles positivos de creatividad. Tres décadas al hilo de crecimiento raquítico y de alza constante en los indicadores de pobreza han sido aderezados con una frase de batalla utilizada a lo largo de cinco administraciones: el objetivo es que la necesaria estabilidad macroeconómica que hemos logrado beneficie el bolsillo de las familias mexicanas, porque su bienestar es el propósito de los cambios.

Treinta años y 60 millones de pobres después, sin olvidar un crecimiento promedio anual de 2 por ciento, la citada frase no deja de repetirse y es inicio obligado de cualquier discurso oficial, si la intención es justificar por qué el país se mantiene en el hoyo, tras cientos de reformas que lo único que en los hechos han logrado es atornillar al país en la mediocridad económica y fomentar la desigualdad. Y el nuevo gobierno no podría quedar fuera de la jugada, de tal suerte que tan creativo enunciado se viene escuchando desde la misma toma de posesión de Enrique Peña Nieto y, obvio es, a lo largo del mes y medio que lleva en Los Pinos.

Motivadores discursos marca Miguel Ángel Cornejo pretenden ocultar una perspectiva económica no muy grata; la realidad sigue siendo combatida con alentadores pronósticos sacados de la manga y estimulantes frases que –una vez más– se refieren al México que todos queremos y podemos construir. En este contexto, como bien apunta el Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN) del Tecnológico de Monterrey, campus estado de México, en días pasados algunos analistas anunciaron que la desaceleración en el país había llegado a su fin, y con ello se abrían las posibilidades de alcanzar no sólo un crecimiento económico de 3.5 por ciento en 2013, sino que el mismo podría rondar 4 por ciento. Sin embargo, la información económica registrada hasta noviembre pasado provoca que dichas posiciones deban revisarse cuidadosamente.

Son muchos ya los sexenios de eufóricos discursos cantineros que han llevado al país por la ruta del raquitismo económico y la pobreza para las mayorías. Ya chole: al país le urgen resultados positivos y no floridos discursos. Así, reporta el CIEN, aquello de que en 2013 se reportaría un crecimiento mayor al previsto se topa con lo siguiente: la actividad industrial de Estados Unidos es la que condiciona a la mexicana, y es evidente que en los rubros prioritarios la evolución no es del todo favorable. La producción de automóviles, de equipo y maquinaria, de textiles, de equipo de cómputo, electrónico y eléctrico no manifiesta una recuperación significativa; más aún, algunos rubros mantienen una tendencia a la baja.

Lo anterior se refleja en el sector industrial mexicano: para noviembre pasado la tasa de crecimiento anual fue de apenas 2.8 por ciento, pero más preocupante es que ello tiene una implicación directa en el rumbo que seguirá la actividad fabril mexicana. En primera instancia se tiene que el único ciclo al alza es el de la minería (en manos de un grupúsculo de empresarios afines al régimen); el resto tiene una dinámica descendente. En el sector de la construcción, la tendencia y ciclo van a la baja, fruto de la marcada desaceleración exhibida por sus principales componentes.

Para el caso de la manufacturas, la situación es ligeramente menos drástica, ya que después de un estancamiento el último dato pareciera sugerir una recuperación marginal. El problema es que ello dependerá de las exportaciones que se envían a Estados Unidos, donde el alza de impuestos y el recorte al gasto público y privado, fruto del abismo fiscal, que se vivirá en los siguientes meses podría revertir dicha esperanza. En el sector que agrupa a la generación de energía eléctrica el ciclo va a la baja, y sus aumentos en la producción son insuficientes para mantener una expectativa de crecimiento sostenido.

Al observar el ciclo económico calculado a partir de Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) debe considerarse que para octubre pasado el crecimiento anual fue de 4.3 por ciento, una tasa aparentemente buena, aunque el problema es que ello no basta para mantener un ciclo alcista. En otras palabras, que los ritmos de inversión y creación de empleo deberán aumentar de manera significativa en los siguientes meses si realmente se quiere revertir la desaceleración. En consecuencia, el escenario al cierre de 2012 manifiesta un desempeño que se va moderando, algo que condicionará un menor crecimiento de la actividad industrial mexicana para 2013. Este problema es causado por condiciones externas e internas.

Sobre dicho escenario, apunta el CIEN, el gobierno federal ha reportado que la pobreza extrema aumentó en 1.3 millones de personas sólo en el último bienio del calderonato. De igual manera, informó que no rescatará a los municipios endeudados. En el primer caso, el aspecto a subrayar es que a pesar del crecimiento económico registrado la marginación también se elevó, y la razón es simple: la precarización laboral, empleos mal pagados y con escasas prestaciones provocan mala distribución de la riqueza y pobreza, algo imposible de revertir con gasto público. Debe enfatizarse en algo adicional: a pesar de que se tuvo un relativamente alto registro de empleos formales, ellos fueron insuficientes para solucionar el problema laboral.

De los municipios quebrados habrá que preguntarse cómo se mantendrán los servicios de alumbrado, recolección de basura, agua potable, drenaje, seguridad y trámites que dependen de la gestión municipal y que afectan directamente a la población; una suspensión o disminución parcial de los mismos podría provocar problemas sociales considerables. El endeudamiento estatal resume la ineficacia de la gestión de recursos financieros por parte de algunas autoridades públicas, lo cual se busca solucionar con el alza de impuestos y cobros locales.

De lo anterior pende la posibilidad, muy seria, de que la economía mexicana no alcance, una vez más, los resultados optimistas prometidos por el gobierno y remarcados por sus jilgueros, algo que debe evaluarse a fin de evitar un mayor costo social, de por sí elevado, puntualiza el citado centro de estudios.

Las rebanadas del pastel

En el estercolero de los permisos para operar casinos destacaron los gobiernos de Fox y Calderón. Un verdadero cochinero, en el que mafia y clase política siempre van de la mano (por no decir que son de la misma famiglia), pero dice la somnolienta PGR que en breve podría reactivar los expedientes sobre sobornos y permisos falsos. Rapidez y contundencia, ante todo.